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Collboni y Colau invitan a ERC a buscar un pacto alternativo a Trias

Collboni e Illa, sonrientes en la sede del PSC

Pau Rodríguez / Sandra Vicente

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Primero fueron los abrazos optimistas, luego las lágrimas de desconsuelo; minutos después, de nuevo, gritos de “sí se puede”. La noche electoral de Barcelona en Comú fue una auténtica montaña rusa, pero el final fue el más amargo posible: terceros y sin opciones a revalidar la alcaldía para Ada Colau. Aun así, la todavía alcaldesa no renuncia a un gobierno de “fuerzas progresistas” y ha tendido la mano a PSC y a ERC para ello. Por su parte, los socialistas también estuvieron abonados al sube y baja. La alegría por haber ganado las municipales en Catalunya estuvo empañada por no haber logrado la victoria en Barcelona tras liderar el recuento durante parte de la noche, pese a lo cual Jaume Collboni se ha postulado como alcalde: “El PSC no renuncia a nada”. 

Tanto PSC como comuns aspiraban a la victoria tras una jornada electoral repleta de nerviosismo, pero fue Xavier Trias quien logró arrebatarles el primer puesto. Cuando se proclamó vencedor el de Junts, a comuns y al PSC, socios en el Gobierno municipal, todavía les quedaba una hora larga de espera para acabar de dirimir quién se quedaba el segundo puesto. Pasada la media noche, ambos todavía esperaban a que se resolviese la escasa decena de votos que les separaba. 

La agonía en la sede de los comuns empezó con el 41% escrutado; fue entonces cuando se escuchó un leve grito. “¡Ay!”. Xavier Trias acababa de superar en el segundo puesto a Ada Colau rumbo a la victoria en Barcelona. Después se hizo el silencio en la sala La Paloma. El recuento fue congelando los ánimos optimistas que las encuestas habían traído a los comuns. “Parecía que íbamos a ser la única izquierda que resistía en España, pero no”, comentaba un cargo de la formación. A su lado, se podían observar los primeros abrazos de consuelo entre los militantes. 

La velada fue una auténtica montaña rusa de nervios y tensión en la sede electoral de Barcelona en Comú. La alta participación en la zona alta de la ciudad no hacía presagiar nada bueno para los de Colau. “Todo está muy ajustado”, “estamos muy cerca los tres, es imposible saberlo”... Este era el mantra que se repetía a diestro y siniestro en la sala, ya fueran preguntados militantes, concejales o asesores. 

Del primer subidón al bajón

El primer subidón llegó con las encuestas a las 20.00h. de TV3 y Betevé. Se escucharon los primeros gritos en la sala y se levantaron los ánimos. “Quien sabe si una parte de los que se han movilizado en la zona alta han votado a Colau”, se trataba de convencer un integrante de las listas de los ‘comuns’. Pero ni siquiera entonces parecían muy convenidos los gritos de “alcaldesa, alcaldesa”.

El avance del escrutinio dio paso rápidamente a la frustración y a las primeras lágrimas que se mezclaban entre la expectación general. Es lo mismo que ocurrió hace cuatro años, cuando los ‘comuns’ se veían ganadores en las encuestas y acabaron superados por la  mínima por ERC. Aquella vez, sin embargo, nadie se esperaba que se irían a dormir con la mano tendida de Manuel Valls, que les permitió revalidar la alcaldía.

“Esta vez no hay nada que hacer. Cuando estábamos empatados a 10 parecía que podría haber margen para los pactos, pero no creo que sea posible”, comentaba un militante del partido al constatar que su formación se instalaba en la tercera posición en el tablero. 

Sobre las 23.00, Rosa Lluch, que fue candidata de En Comú a las generales por Girona, admitía también su frustración. “Estamos tristes, la verdad. Bien, pero tristes”, comentaba. Y entonces entonó la sala de La Paloma un inesperado grito de “sí se puede”. Los más atentos a la pantalla se percataron de que el presentador de Betevé anunciaba que estaban a solo 300 votos de Collboni. Llegaron a estar a 62. Podía llegar el sorpasso al PSC y regresar al segundo puesto en la batalla y retener la alcaldía si Colau lograba el apoyo de socialistas y ERC, pero Collboni se impuso a la alcaldesa por 141 votos.

Colau salió entonces entre aplausos y gritos de alcaldesa y, aunque aceptó la tercera plaza, no quiso transmitir una imagen de derrota total. Atribuyó parte de sus resultados a la campaña “difamación” y “fake news” recibida durante su segundo mandato, aseguró que harán todo lo posible para que sus políticas sigan prevalenciendo en la ciudad y se agarró a la mayoría “progresista” que forman con socialistas y republicanos. “Es nuestro deber”, dijo, buscar esa alianza alternativa.

“¡Venga ahí, Collboni!

En la sede del PSC en Barcelona ha reinado la prudencia toda la noche. Hasta el final, cuando los dirigentes del partido han comparecido con aire triunfalista. Jaume Collboni ha comparecido ante sus militantes pasada medianoche, después de más de tres horas de infarto que les han llevado de la primera posición a la segunda. Pero Collboni no renuncia a ser alcalde aupado con una mayoría progresista, que depende de ERC. Los republicanos tienen a los socialistas como grandes rivales en Catalunya pero ahora tienen la llave del gobierno de Barcelona. 

“Barcelona ha votado iniciar una nueva etapa y ha votado progresista. Tenemos la oportunidad de abrir una nueva etapa de progreso y responsabilidad. El PSC no renuncia a nada”, ha aseverado Collboni.

La montaña rusa socialista había empezado con los sondeos a pie de urna, que auguraban una victoria para Colau. Dirigentes socialistas instaban a “esperar unas horas” antes de hacer valoraciones sobre unos datos que no les eran favorables. Pero, mientras en la sala principal se llamaba a la calma, se oían los gritos de celebración procedentes de una sala anexa, cerrada, y que prohibía el paso a todo aquél que no fuera “personal autorizado”.

Colloni iniciaba el recuento en cabeza: “¡Toma, Colau!” o “¡Venga ahí, Collboni!”, han sido algunos de los vítores que se colaban tras la puerta en los momentos iniciales del escrutinio. Entonces, la ventaja socialista era de hasta dos concejales de ventaja respecto a los comuns. Los sonidos que se escurrían entre la puerta cerrada han servido para tomar el pulso del partido y de la noche. No solo se notaba la alegría cuando Collboni lograba un concejal. También murmullos inquietos cuando Colau y Trias escalaban. Aunque Collboni quedara en cabeza, todavía había que ver con quién se iba a pactar para que los socialistas recuperaran la vara de mando. 

“Yo, sinceramente, prefiero a Colau”, apuntaba una militante socialista, casi susurrando. “No es que yo sea sospechoso de ser ‘colauer’ ni nada, pero es que un gobierno con Trias…pues no lo veo”, comentaba otro. Las elucubraciones han durado poco. Cuando el recuento llegaba al 60%, Trias se ponía en primera posición. El ‘sorpasso’ ha coincidido con la llegada de los primeros acólitos del partido a la sede. Algunos de ellos han salido de sus casas cuando Collboni todavía estaba en primera posición y la llegada a la sede ha sido “un jarrón de agua fría”, tal como lo ha descrito una asistente. 

Algunos miraban a las pantallas con esperanza. Otros, directamente han claudicado y se han ido a fumar. “Ho teníem a tocar” [lo teníamos a tocar], ha dicho una de las asistentes. Esta frase fue un reiterado lema independentista que Collboni rescató para su campaña. Desde que se he hizo evidente que Trias sería el ganador de los comicios, el silencio se adueñó de la sede del PSC. De hecho, el gran grueso de militantes aguardaba fuera, en la calle, a que Collboni decidiera comparecer. 

La cosa ha ido de un voto, casi. Ninguno de los dos líderes ha querido comparecer hasta que la última papeleta fuera contabilizada, puesto que esta podía ser la que decantara la balanza. De una alcaldía segura para Junts, se podía abrir la puerta a que Colau revalidara la alcaldía. A pesar de que la campaña electoral se ha fraguado en una oposición constante entre Trias y Colau, al final el candidato alternativo al de Junts será Collboni, tras una noche en la que la tensión se ha podido cortar con un cuchillo en las sedes de PSC y comuns. 

Casi una hora antes de que Colau y Collboni salieran a valorar los resultados, el candidato al que han aludido ambos para un posible pacto, Ernest Maragall (ERC), había felicitado a Trias. Según ha dicho Maragall, a Trias ahora le corresponde “la responsabilidad y la iniciativa para liderar un gobierno”. “Nos ponemos a disposición de la ciudad y de la voluntad mayoritaria y suficiente para construir el gobierno fuerte y estable que la ciudad necesita”, ha agregado, sin dar pista sobre si se abriría a apoyar un gobierno alternativo a Trias liderado por Collboni. La resaca del 28M será larga en Barcelona.

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