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'Push', el documental que retrata la lucha por una vivienda digna desde Barcelona hasta Seúl

Fotograma del documental 'Push'

Edgar Sapiña

Barcelona, Milán, Toronto, Valparaíso, Seúl o Uppsala son algunas de las ciudades que se ha pateado Leilani Farha, relatora especial sobre el derecho a la vivienda en la ONU, y en las que el periodista sueco Fredrik Gertten, ha seguido sus pasos. El resultado es Push, un documental que refleja el drama para encontrar casa -o mantenerla- en las grandes ciudades de todo el mundo y el empobrecimiento generalizado de una parte de la sociedad víctima de la especulación inmobiliaria, de la gentrificación... Y de Starbucks. 

“¿Quién va a vivir en las ciudades, para quién son?”, se pregunta Farha en el film. La activista y relatora de la ONU explica que en el área metropolitana de Toronto en los últimos 30 años los precios sobre la vivienda han aumentado un 425%, cuando en el mismo periodo la renta familiar media solo ha crecido un 133%. En Barcelona, tan solo en los últimos cinco años los precios del alquiler han aumentado un 36%, pasando de los 670 euros mensuales de media a los 910, según el Institut Català del Sòl (Incasol), mientras que en el mismo periodo el salario medio de los residentes tan solo ha aumentado un 5%, en base a las cifras del Ayuntamiento de Barcelona. “El oro no es un derecho humano, la vivienda sí”, defiende Farha.

La película muestra cómo uno de los efectos más nocivos de las ciudades es la gentrificación. Así lo defiende, entre otros, la socióloga y escritora Saskia Sassen, en referencia a los procesos de rehabilitación de barrio antiguos y a menudo céntricos de las ciudades, que generan un gran aumento del coste de vida empezando por los precios del alquiler de las viviendas. Este hecho provoca la expulsión de aquellos vecinos -generalmente humildes- que vivían en ese barrio desde que nacieron.

La gentrificación es también una gran oportunidad para los fondos buitre. Uno de los más conocidos es Blackstone. En España, de hecho, es el mayor casero de vivienda de alquiler, con más de 30.000 hogares bajo su propiedad. A su vez, es una oportunidad para que empresas como Starbucks instalen sus cafeterías y terminen con el comercio local con sus políticas de marketing. “¿Realmente necesito una multinacional para tomar una taza de café en mi vecindario?”, se pregunta Sassen.

Barcelona, ciudad referente

Para combatir las dificultades de acceso a la vivienda, alcaldes de todas partes del mundo han creado la organización Ciudades y Gobiernos Locales Unidos (CGLU), copresidida por la actual alcaldesa de Barcelona, Ada Colau. La de París, Anne Hidalgo, el de Rabat, Mohamed Sadiki, o el de Kitchener (Canadá), Berry Vrbanovic, también forman parte de CGLU.

“Sin la crisis, Ada Colau no sería alcaldesa de Barcelona”, asegura Gertten, que está en la capital catalana hasta el 25 de mayo, presentando su documental dentro de la 22ª edición del DocsBarcelona, el festival internacional de cine documental de la capital catalana. El director de Push señala que en la actualidad ciudades como Barcelona o Berlín son las puntas de lanza en defensa del derecho a una vivienda digna. “Todo el mundo está mirando qué hacen”, apunta.

Una símbolo de la precariedad habitacional es el caso de la torre Grenfell, situada en el barrio londinense de Notting Hill. Este edificio se incendió el 14 de junio de 2017. En ese fuego murieron 72 personas, otras 70 fueron heridas y 223 más lograron escapar. “Un incendio anunciado”, según el arquitecto y experto en incendios Sam Webb. Y es que ya se habían denunciado las condiciones precarias de aquel edificio antes del desastre. Aquel fue el caso más mortífero de incendio estructural en el Reino Unido desde 1988.

Notting Hill es, también, un buen ejemplo de lo que es la gentrificación. Este barrio, situado a media hora del Palacio de Kensington, se caracteriza por su multiculturalidad, señalan sus vecinos. Otro de ellos añade que en 1999, después que se estrenara la película protagonizada por Julia Roberts y Hugh Grant y que lleva el mismo nombre que el barrio, este se popularizó y aumentó la demanda de vivienda en esa zona.

Los inversores extranjeros le han echado el ojo a Notting Hill y han comprado grandes cantidades de viviendas a precios millonarios. Sin embargo, como indican los mismos residentes del barrio en el documental, estos inversores no se han ido a vivir allí, ni siquiera han alquilado los espacios que han adquirido, sino que se han dedicado a comprar y vender, especulando así con la vivienda. A pesar de las dificultades crecientes de vivir en Notting Hill, uno de los supervivientes del incendio de la torre Grenfell asegura en el film no quiere marcharse. “Seguiré aquí, lucharé con todo lo que tengo y lucharé por otra gente”, señala.

Como este, los casos se repiten con los mismos patrones en ciudades como Seúl o Uppsala (Suecia). En este último lugar, en 2014 el fondo buitre Blackstone empezó a operar en el mercado inmobiliario. Cinco años después, es el propietario privado más grande de viviendas de alquiler en la que residen personas con rentas bajas.

Push ya se ha presentado en diversos festivales, como el Millennium Docs Against Gravity (Polonia), el Dok.Fest Munich (Alemania) o el DOXA Vancouver (Canadá). En Dinamarca estuvo nominada a uno de los galardones del festival internacional documental de Copenhague, el CPH:DOX, que se celebró del 20 al 31 de marzo de este año. En Barcelona se proyectará este viernes a las 20:30h en Aribau Multicines. Este documental, de 92 minutos de duración, se volverá a proyectar en el mismo lugar este sábado a las 16:15h.

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