Con Rivera no
Leía con curiosidad algunas declaraciones en las redes sociales cuando me encontré con un tweet de Óscar Puente, alcalde de Valladolid, en el que recordaba a los lectores su apoyo incondicional a Pedro Sánchez desde sus primeros y convulsos tiempos al frente de la Secretaría General del PSOE. Y sí, si mi palabra como militante tiene algún valor puedo afirmar que así fue. Pero la lectura de este mensaje me dio que pensar.
¿Tan mal andamos de memoria que realmente es preciso hacer estos recordatorios? Es cierto que hubo un antes y un después desde el momento en que Pedro Sánchez fue elegido por la militancia como Secretario General del partido en mayo de 2017. Una elección que cerraría así uno de los capítulos más dolorosos de la historia reciente de nuestro partido, el PSOE. Y también lo es que a partir de ese momento todos comenzaron a atribuirse parte del éxito dejando huérfana la posición susanista que hasta horas antes algunas y algunos defendieron con uñas y dientes.
Hoy una vez más, podemos afirmar que la elección de la militancia fue la adecuada. Pedro Sánchez se ha convertido en el Presidente que los españoles y españolas hemos escogido para gobernar nuestro país en los próximos años. Podemos concluir pues que la participación de la militancia fue una buena opción. Dejar que los militantes, todos y todas, expresaran su opinión ha dado sus frutos positivos.
La militancia siempre apoyó a un líder valiente, resiliente, convencido, fuerte, luchador, capaz de dirigir nuestra organización contando con todos y todas, capaz de tejer la complicidad con la militancia.
Hoy los retos que Pedro Sánchez afronta son de gran calado. El primero el de conformar gobierno. No será fácil, ni su diseño ni su trabajo a lo largo de los próximos cuatro años, pero este período será decisivo en la configuración de un modelo social más solidario y sobretodo más comprometido con la lucha por el bienestar de las personas. Una lucha que debe marcar como objetivo la reducción de las desigualdades, el fortalecimiento de los servicios públicos y el empoderamiento de la ciudadanía a través de la participación.
Un escenario que resulta incompatible con el modelo económico liberal que consolida e incrementa el dramático nivel de desigualdad social que sufrimos y atenta contra los servicios públicos con una teórica bajada de impuestos que no persigue sino su privatización.
España necesita modernizarse, avanzar en la lucha contra el cambio climático, convertirse en activista proeuropeo, generar mayor y mejor empleo, ampliar la cobertura de las prestaciones sociales eliminando la execrable e intolerable carga de la pobreza infantil en nuestro país. En definitiva España ha de superar la brecha de la desigualdad social actual y diseñar un modelo económico que atienda fundamentalmente a las personas.
Ninguno de estos objetivos es compatible con la política que propugna el partido de Albert Rivera. Ninguno de estos objetivos caben en una política liberal como la que propugna Ciudadanos.
Hoy de nuevo, la militancia hace una apuesta “Con Rivera NO”.
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