Contrapoder es una iniciativa que agrupa activistas, juristas críticos y especialistas de varias disciplinas comprometidos con los derechos humanos y la democracia radical. Escriben Gonzalo Boye (editor), Isabel Elbal y Sebastián Martín entre otros.
Lo que un presidente quiere esconder
¿Por qué quiere el partido del presidente electo de Colombia, el Centro Democrático (CD), evitar que los militares declaren ante la Justicia Especial para la Paz (JEP), y que la verdad sobre los crímenes de guerra salga a la luz?
¿No es de entrada sospechoso que este partido se haya opuesto al acuerdo de paz firmado en 2016 y haya manipulado a los electores con mentiras, que incluso ellos mismos confesaron después haber divulgado, para que el pueblo votara en contra de la paz en el plebiscito? ¿Cualquier sociedad quiere vivir en paz, porque Colombia no?
Sí, dirán ellos, pero no así, esta paz significa impunidad para la guerrilla de las FARC. Ridícula afirmación sabiendo que Colombia cuenta de por sí, con una impunidad del 90% y precisamente el tribunal de la JEP busca resolver lo que durante años no ha hecho la justicia ordinaria.
Ah sí, sí... también harán uso del viejo discurso de la derecha de “los héroes de la patria que no se deben poner al mismo nivel que los terroristas de las FARC”.
Si no fuera porque el jefe del partido Centro Democrático, el ex-presidente Álvaro Uribe Vélez, tiene tanto, pero tanto por esconder, podría uno quizás creer genuinamente que la intención de “modificar” el acuerdo de paz es para ajustarlo a uno mejor. Quizás incluso para favorecer a las fuerzas armadas. Aunque habría que hacer un gran esfuerzo, porque gracias al acuerdo de paz las cifras de soldados heridos en combate se redujeron en un 97%. Difícil una mejor protección que esta.
Pero no, no, aquí de lo que se trata es sobre todo, de salvar su propio pellejo. Y los miembros de su partido que más parece que trabajan para Uribe que para el país, también lo saben. Pero es que siendo sinceros, ese partido parece a veces más una secta fanática que otra cosa. A quien esta afirmación le suene exagerado, que revise los discursos en la convención nacional del partido CD. Y esto sin mencionar los casos en los que muy allegados a Uribe hablan de él como un Dios.
Lo cierto es que el partido CD ha empezado a hacer real lo manifestado por sus representantes con mayoría en el congreso: “hacer trizas el acuerdo de paz”. Lo han hecho torpedeando el trabajo de la JEP y evitando que las fuerzas armadas se presentan ante este mecanismo de justicia transicional, que es el eje fundamental de los acuerdos de paz. Un modelo que ha sido además aceptado y comentado por expertos internacionalmente, y en el que el mundo ha puesto los ojos por tratarse del más avanzado a nivel de derecho internacional humanitario. En Colombia la JEP, como justicia alternativa busca resolver los crímenes de los últimos 50 años de conflicto armado (entre guerrilla, fuerzas armadas y paramilitares), con la característica de emitir penas acorde al grado de responsabilidad que asuma el actor de los hecho y su aporte a la verdad.
Lo más importante es que este ejercicio de justicia y verdad permitiría al país forjar como sociedad un camino de transición más estable hacia la paz . Pero es justamente lo que daría descanso a las víctimas, lo que aturde a los del partido del Centro Democrático: La verdad.
El CD quiere evitar la paz con verdad jurídica. Y es que es mucho, demasiado, lo que tiene el jefe de este partido por esconder.
Teniendo en cuenta que Uribe Vélez y solo él, tiene el mayor número de investigaciones (276 por apoyo a paramilitares, relación con asesinatos de más de 4000 jóvenes, omisión en masacres, manipulación de testigos, interceptaciones ilegales, soborno y compra de votos para reelección etc.) del total (1.227) ante la Comisión de Acusación del Congreso (la encargada de investigar a expresidentes) no es de extrañar que esté tan nervioso.
Nervioso porque la JEP sí logre atar un hecho con el otro, sí determine su responsabilidad con que Colombia esté hoy llena de fosas comunes, desplazados, ejecutados y desaparecidos. Y sobre todo que lleguen a afectar su estatus de “ intocable”. Entonces su suerte cambiaría.
El CD alegará que todas las investigaciones y acusaciones son mera persecución política a su líder y a los miembros del partido. Sin embargo, contrasta que en un país con más de 8 millones de víctimas, 220.000 homicidios, 6,7 millones desplazados, 60.000 desapariciones forzadas y 800.000 de víctimas de violencia sexual, no se oiga que los miembros del Centro Democrático sufran de esta misma tragedia. No se tiene por lo menos conocimiento de que algún miembro del CD haya sido asesinado, tampoco desplazado, o que haya tenido que abandonar de la noche a la mañana el país por amenazas de muerte. Y los que de su círculo cercano han huido, ha sido pero huyendo de la justicia.
No sobra agregar que fue precisamente el periodo del gobierno de Uribe 2002-2010 el que más víctimas dejo (3.374.270) la mayoría en relación al narcotráfico y control de la tierra que está sobre todo en manos de las multinacionales y terratenientes, intereses representados por el CD. Precisamente la reforma rural, como primer punto del acuerdo de paz es otro al que el CD se niega en aceptar. Una pistas de esta oposición podría tener que ver con que Uribe Vélez es uno de los mayores acumuladores de tierras en el país.
Desde el pasado 17 de junio, que Iván Duque gano las elecciones presidenciales (puesto como candidato por Uribe a lo Chávez - Maduro), se han disparado los asesinatos a defensores ambientales, de DDHH y reclamantes de tierras. El Centro Democrático no sólo se niega en ver la sistematicidad en estos asesinatos en masa, sino que también se sienten atacados por las manifestaciones y marchas en repudio a estos crímenes, casi como triquiñuela para desmontar lo poco o mucho de democracia que tiene el país y así ganar ellos más espacios para el egoísmo, la indiferencia, el cinismo y su política del odio.
¿Entonces? Seguirán los fieles seguidores del Uribismo, creyendo lo que dice su líder. Solo puedo repetir lo que diría George Orwell “cuanto más se desvíe una sociedad de la verdad, más odiará a aquellos que la proclaman.
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Contrapoder es una iniciativa que agrupa activistas, juristas críticos y especialistas de varias disciplinas comprometidos con los derechos humanos y la democracia radical. Escriben Gonzalo Boye (editor), Isabel Elbal y Sebastián Martín entre otros.
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