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Homenaje a los nudos de Jorge Eielson, inventor de un nuevo lenguaje plástico
Pintor, escultor y poeta, el peruano Jorge Eduardo Eielson (Lima, 1924 - Milán, 2006) es sin duda recordado por sus eternos “nudos”, un lenguaje plástico muy personal que le servía para la reflexión filosófica y estética, y que cobran vida con una nueva muestra en Roma.
“Para él los nudos tenían un valor extraordinariamente positivo, de asociación y de fraternidad, que vinculaba con el pasado de su país”, explicó a Efe Martha Canfield, comisaria de la exposición, junto con Antonella Ciabatti, y amiga personal del artista.
“Arte como nudo, nudo como don (El nudo al desnudo)”, la muestra inaugurada por el Instituto Cervantes, recoge 27 obras originales del artista multidisciplinar, que van desde la poesía visual y sonora a la instalación, pasando por las esculturas en tela, una prueba de la variedad creativa de Eielson.
Todas ellas, eso sí, se mantienen unidas por un mismo “nudo”, seña de identidad del autor, y que se basa en una reinterpretación del tradicional “quipus” inca, mezclado con técnicas de vanguardia.
Pero, ¿cómo empezó esta fascinación por los nudos? “Al principio Eielson trabajaba en Roma con el grupo de artistas del Obelisco, que hacían collages con piezas de ropa que arrancaban y cortaban”, responde Canfield, hasta que “un día se dio cuenta que él no solamente quería romper, sino también anudar”.
Con este gesto el artista se retrotraía a sus antepasados incas, quienes usaban el “quipu” como un sistema de contabilidad y, según creía él, también “como una forma de escritura”.
Para Eielson, “el arte contemporáneo va más allá de reproducir, se tiene que intervenir directamente”, continúa Canfield, quien añade que esto es lo que hacía con la tela: “él quiso demostrar que el artista está no solamente representando sino creando”.
El artista peruano, ampliamente reconocido en el mundo del arte con exposiciones en el MoMA de Nueva York o en la bienal de Venecia, decidió establecerse en 1951 en Roma, “donde se sintió mejor que en ningún otro lugar del mundo”.
Su estancia de doce años en la capital italiana fue una constante fuente de inspiración, como se ve con su poemario “Habitación en Roma”, en el que cada poema recorre una plaza o monumento de la ciudad eterna.
Precisamente una de las actividades paralelas programadas es un paseo literario por estos lugares, partiendo de la sede de la exposición en la Piazza Navona, y en el que en cada parada se leerá una pieza escrita por el poeta.
La del Instituto Cervantes de Roma es la segunda versión de una muestra realizada en Florencia en 2008, presentada por Mario Vargas Llosa, y a la que se han añadido libros inéditos para entender mejor la magnitud de la obra de Eielson, pionero en la recuperación del arte precolombino.
En sus diferentes obras, el arte inca y preincaico dialoga con la más radical modernidad, como en “Cabeza de Chamán”, una de las más imponentes de la exposición, que remite a los “encajes extraordinarios de valor exquisito” realizados por los artistas precolombinos.
Aun así, no todos son nudos en la obra de Eielson: el peruano cultivó también una original y divertida poesía visual que recuerda a la de Joan Salvat-Papasseit, o unas llamativas performances que tomarán vida de nuevo en Roma de la mano de Canfield.
La comisaria, también presidenta del Centro de Estudios Jorge Eielson, recuerda el mensaje universal que legó el artista: “asociar el presente con el pasado y, sobre todo, asociar la creación de ahora con la que se ha hecho a lo largo de la historia, que es algo propio del ser humano”.
Álvaro Caballero
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