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El senegalés que abrazó a la voluntaria de Cruz Roja en Ceuta denuncia a España ante Estrasburgo por su devolución

Una joven voluntaria de Cruz Roja consuela a uno de los migrantes en la playa de Tarajal, en Ceuta.

Gabriela Sánchez

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Un joven senegalés, Abdou, cae derrotado en el suelo después de nadar durante 20 minutos para rodear el espigón fronterizo del Tarajal. Luna, voluntaria de Cruz Roja, le atiende mientras expulsa, fatigado, parte del agua tragada durante el trayecto. Tiempo después, ya con ropa seca, el hombre rompe a llorar y abraza a la chica en busca de consuelo. La imagen, que despertó ataques machistas y racistas de la extrema derecha, se convirtió en símbolo de la crisis migratoria de Ceuta de 2021 y empujó, bajo el lema de “Gracias Luna”, las reacciones de solidaridad de miembros de un Gobierno que, a su vez, devolvía en caliente a todo aquel que pisase suelo español. También a Abdou. 

Más de un año después, su caso ha llegado a Estrasburgo. El senegalés, apoyado por la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR), ha denunciado ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) su devolución inmediata a Marruecos. El pasado 16 de mayo, la corte confirmó por escrito a la ONG que el expediente será “sometido a examen del tribunal tan pronto como sea posible”, según ha confirmado elDiario.es. Junto a la demanda, la organización ha presentado imágenes que recogen el retorno completo del joven desde la ciudad autónoma al lado marroquí de la frontera, realizado a plena luz del día y frente a la prensa nacional e internacional. 

Después de su entrada en suelo español y su posterior devolución, Abdou, de 27 años, continúa malviviendo en Marruecos, según CEAR. “Le localizamos en un hostal, con una situación de salud bastante terrible”, dice a elDiario.es Estrella Galán, secretaria general de la organización, que contactó con el chico a través de la intervención de la corresponsal de RTVE en Marruecos y su equipo. “Necesitaba una atención médica que no había recibido en su momento [antes de ser devuelto, a pesar de haber entrado a Ceuta]. Ni tuvo acceso a asistencia legal, ni médica, ni a intérprete que pudiese entender en su idioma, como marca todo el marco internacional y estatal para que se produzca ese rechazo en frontera”, continúa Galán. 

Ninguna autoridad preguntó a Abdou, ni a tantos otros, por las razones que le habían empujado a cruzar el espigón fronterizo a nado, solo la voluntaria de Cruz Roja pudo ofrecerle agua, comida, ropa seca y un abrazo para, tiempo después de permanecer en la playa ceutí, ser retornado a Marruecos de manera automática, en un operativo compartido por la Guardia Civil y las Fuerzas Armadas. Y esa falta de procedimiento individualizado incumple la normativa europea, recuerda la ONG que apoya a Abdou en el proceso. 

“Nueve horas en España”

Según el testimonio de Abdou, recogido por CEAR y enviado a Estrasburgo, el joven salió de Casablanca el 16 de mayo de 2021 hacia Tánger “después de escuchar que iban a abrir la frontera hispano-marroquí” por parte de las autoridades alauíes. Dos días más tarde, el 18 de mayo, nadó “unos 15 o 20 minutos” para llegar a Ceuta. El joven pisó la playa ceutí “a las ocho de la mañana y hasta las cinco de la tarde estuvo tirado en la playa”, explica Paloma Favieres, coordinadora jurídica de la ONG. “Estuvo nueve horas en suelo español”.

Transcurrido ese tiempo en Ceuta, el senegalés “fue devuelto sin mediar procedimiento, identificación individual, sin asistencia letrada, sin asistencia de intérprete y sin ningún tipo de información por parte de las autoridades españolas”. La organización defiende que esta actuación viola el protocolo 4 del Convenio para la Protección de los Derechos Humanos y las Libertades Fundamentales, en lo que se refiere a la prohibición de toda expulsión colectiva. También apunta al incumplimiento del artículo 13 del Convenio Europeo para los Derechos Humanos, que garantiza la posibilidad de que cualquier persona forzada a retornar a su país pueda recurrir la decisión de manera efectiva. 

“La devolución inmediata de los extranjeros en Ceuta el 18 de mayo de 2021”, entre ellos Abdou, “se realizó sin procedimiento de identificación, que permita el análisis individualizado de la situación de cada uno, donde las personas extranjeras puedan exponer sus argumentos y la ausencia de resolución de expulsión que pudiera garantizar el acceso a un recurso efectivo”, expone por escrito la abogada de Abdou ante el tribunal. En una entrevista en RTVE.es, Luna, la voluntaria de Cruz Roja, reconoció sentirse culpable por no haber podido evitar su devolución y, según decía, no había tenido tiempo para conocer su situación particular y las razones que le empujaron a migrar.

El Gobierno de Mariano Rajoy intentó regular las devoluciones en caliente en 2014 mediante la Ley de Seguridad Ciudadana, a través de una nueva figura llamada “rechazo en frontera”, que no da carta blanca a este tipo de retornos inmediatos pues exige garantizar el cumplimiento de la legislación en materia de derechos humanos. A pesar de las promesas para acabar con las devoluciones en caliente por parte del PSOE, el actual Ministerio del Interior ha defendido y mantenido este tipo de actuaciones en las fronteras de Ceuta y Melilla. 

Interior sostiene que este tipo de devoluciones están amparadas por la sentencia de 2020 del Tribunal del Europeo de Derechos Humanos, que tras haber condenado a España en primera instancia por uno de estos casos documentados de retornos inmediatos la exculpó finalmente la Gran Sala. Sin embargo, organismos internacionales continúan condenando la aplicación de los retornos sin procedimiento dado que, entre los migrantes retornados, puede haber personas que necesitan pedir protección. 

Las devoluciones continúan

En el último salto a la valla de Melilla, en el que fallecieron al menos 23 personas –37 según las ONG–, la Guardia Civil “rechazó en frontera” a al menos un centenar de personas, según fuentes policiales. elDiario.es documentó el caso de una decena de personas devueltas 'en caliente' por España a Marruecos, entre ellas, menores, heridos y uno que asegura que estaba inconsciente. Todos eran sudaneses, una nacionalidad cuya tasa de reconocimiento de protección internacional en España llega ya al 90%. Todos querían pedir asilo en Europa y aseguraban huir de la violencia e inestabilidad de su país. Pero, como Abdou, no les preguntaron por el lugar del que escapaban, ni por su nacionalidad, sino que fueron retornados sin procedimiento previo. 

“Hemos sido testigos de la masacre en Melilla y se han repetido devoluciones irregulares que denominan ”rechazo en frontera“, sin asistencia letrada, sin acceso al procedimiento, sin acceso a pedir protección internacional y eso sigue siendo una vulneración de todo el marco jurídico que tiene que ver con la Convención de Ginebra”, recalca Estrella Galán. “Es importante llegar al Tribunal de Derechos Humanos porque tenemos que seguir demostrando que esto sigue, y que las devoluciones ilegales continúan en la frontera sur”.

Abdou es huérfano y viajaba con su hermano, según contó el senegalés a RTVE semanas después de la crisis de Ceuta. Marruecos era un paso previo a España, donde sueña con llegar algún día “para empezar una nueva vida, una vida digna”, decía entonces. El veinteañero rompió en lágrimas a su llegada a la playa ceutí después de ver a su hermano inconsciente en la orilla. Tras su devolución, pasó semanas preocupado sin saber nada de su familiar, pero finalmente lograron reencontrarse en el país vecino. Él también fue devuelto, según CEAR.

Desde Marruecos, Abdou ya ha conocido la confirmación de Estrasburgo sobre el estudio de su solicitud. Sus abogadas evitan generarle grandes expectativas sobre que el caso pueda tener una consecuencia directa en su situación, mientras mantiene su objetivo de llegar a Europa. Su llegada a Estrasburgo sí logra recordar la otra cara de aquella foto que conmovió a España, pero desvió el foco de las vulneraciones de derechos humanos documentadas por la prensa durante aquellos días.

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