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El acceso a los medicamentos en la Unión Europea, una prioridad política
En la Unión Europea el desabastecimiento de medicamentos esenciales y los precios elevados es a día de hoy un problema generalizado, especialmente de determinados medicamentos como los hospitalarios o cardiovasculares, al mismo tiempo que se viene desarrollando un comercio paralelo desde países con precios más baratos hacia otros donde el precio es mayor.
El gasto en fármacos representa el 17,1% del gasto en salud en la UE y el 1,41% del PIB, y de aquí a 2020 se prevé un incremento del 7%, en parte por el crecimiento en el número de nuevos diagnósticos de cáncer de hasta un 68% respecto a 2012.
Hace apenas dos semanas conocíamos un informe de la OCDE que refleja la preocupación que existe sobre las dificultades de acceso a los medicamentos, los altos precios y los defectos en el sistema, de ahí que haya puesto en marcha incentivos para investigar en las áreas que no son rentables para la industria.
Asimismo, este organismo señala como un fallo de la competencia el número de litigios entre compañías de medicamentos originarios y genéricos, así como los acuerdos entre las mismas, que vienen a retrasar la entrada de los genéricos en el mercado y, con ello, el ahorro a los sistemas sanitarios.
A las preocupaciones de la OCDE, de la ONU, de la OMS y también del Consejo se suma el Parlamento Europeo, donde mañana votamos en la comisión de Medio Ambiente, Salud Pública y Seguridad Alimentaria mi informe El acceso a los medicamentos en la Unión Europea, en el que exigimos acciones concretas que reequilibren el poder de negociación hacia los Estados miembros y apelamos al papel regulador de dichos Estados y de la Comisión Europea, que tiene competencias que afectan claramente al sistema del medicamento.
El texto recoge que debe ser la Comisión la que establezca el valor terapéutico añadido del medicamento, comparándolo con la mejor alternativa disponible y clasificándolo en base a su nivel innovativo, cambiando el actual sistema en el que la industria determina el valor del fármaco y sus criterios, y con ello, el precio.
Del mismo modo, es esencial que la inversión pública retorne. Hasta ahora se han transferido recursos públicos al sector privado para que investiguen en sectores comercialmente menos rentable, pero lo esencial es que se coordinen de forma mucho más eficaz los recursos públicos y se dirijan a la investigación en áreas con menor seguridad de retorno económico con la participación de la industria, apelando a la responsabilidad social de la misma. La fórmula puede ser a través de una tasa en base a las ventas en los sistemas públicos o con incentivos negativos a los gastos en marketing u otras fórmulas –eso es lo que debe concretarse–, pero queda claro que la balanza debe reequilibrarse hacia el sector público y el interés de los pacientes.
Del mismo modo, el informe que votamos mañana establece como prioridad que se pongan en marcha programas europeos que garanticen el tratamiento de los pacientes ante medicamentos curativos que salvan vidas, como es el caso de la hepatitis C.
Otro de los puntos clave del texto es que la propiedad intelectual debe ser objeto de un estudio en profundidad de su impacto en el acceso a los medicamentos y en la innovación, especialmente en la promoción de la misma y su calidad.
Reclamamos que se revise la actual directiva de transparencia sobre establecimiento de precios y reembolso, que se determine cuándo existe una situación de abuso de posición dominante ante altos precios y en qué circunstancias deben hacerse uso de las flexibilidades de los Acuerdos de Derechos de Propiedad Intelectual relacionados con el Comercio.
Asimismo, se pide un marco europeo para fomentar y dar seguridad al mercado de los genéricos y biosimilares, que se prescriba por principio activo, y que no se vaya hacia estudios más cortos evitando los ensayos clínicos y mermando las garantías de seguridad y eficacia.
Somos conscientes de que la industria farmacéutica europea es uno de los sectores más competitivos de la Unión, y que además de EEUU tiene nuevos competidores como India o Israel, pero estamos convencidos de que la mejor estrategia para seguir siendo competitiva es mejorando la calidad de la innovación.
En definitiva, lo que se refleja de este informe es que es urgente tomar medidas para regular adecuadamente el acceso a los medicamentos, de forma que dé respuesta a las necesidades reales de los ciudadanos sin poner en peligro la sostenibilidad de los sistemas sanitarios. En este sentido, la Unión Europea, que hasta ahora había rehuido el debate alegando falta de competencias se ha convertido en un actor fundamental tanto para adoptar determinadas medidas como para coordinar y promover otras que dependen de los Estados miembros.
Hoy se aprobará este informe con un amplio consenso, no solo porque prácticamente la totalidad de los 49 compromisos que he propuesto han sido aceptados por los miembros de la comisión, sino porque la voluntad política de la mayoría de esta cámara es que este sea un paso definitivo en la regulación del sistema. Y en su recorrido hasta el pleno del Parlamento Europeo trabajaré para que el clima constructivo y el diálogo sincero sigan marcando este camino y el consenso sea aún mayor. La sociedad europea lo necesita y conseguirlo debe ser nuestra prioridad.
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