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ENTREVISTA Escritora

Katixa Agirre: “A los niños no se les considera personas del todo”

Katixa Agirre

Maialen Ferreira

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“A cualquier elección libre de una mujer siempre se le va a poner 'peros'”, asegura Katixa Agirre (Vitoria-Gasteiz, 1981) a este diario al hablar sobre maternidad, tema que trata en su novela 'Las madres no'. Según esta escritora, la implicación de toda la sociedad con los niños y sus madres debería ser mayor, para que se dejaran de lado comentarios como “lo siento mucho tú has querido tener un hijo, pues ahora te las arreglas”. “Los niños no son propiedad de nadie, pero son responsabilidad de toda la sociedad. Lo que no podemos hacer es como se ha hecho hasta ahora, considerar al niño un problema doméstico de una familia y que pase lo que pase no nos queramos enterar de esos problemas. Que haya hoteles donde vayan solo los adultos porque no quieren ver niños porque les molesta que estén gritando. Este tipo de pensamiento habría ya que erradicarlo”, confiesa.

El confinamiento por el coronavirus hizo que el año pasado el Festival Internacional de las Letras de Bilbao, Gutun Zuria, que se celebra desde hace más de una década en Azkuna Zentroa, se quedase a las puertas de llevarse a cabo. Y con él, el encuentro que la escritora Katixa Agirre iba a protagonizar junto a Aixa de la Cruz, Eider Rodriguez y Haizea Barcenilla, bajo el título 'El cruce entre el ensayo y la ficción'. Un año más tarde, las escritoras llevarán a cabo su charla este viernes, 26 de marzo, en la que abordarán el tema del ensayo y su influencia dentro de sus creaciones literarias.

'El cruce entre el ensayo y la ficción' ('Saiakera eta fikzioareen bidegurutzean') se llama el encuentro que compartirá con Eider Rodriguez, Aixa de la Cruz y Haizea Barcenilla. ¿En qué se va a basar?

Es una idea recuperada del año pasado, cuando el tema principal del festival que nunca fue era el ensayo. Este año se ha recuperado esa idea y es una invitación a pensar en la importancia que tiene el ensayo o las maneras del ensayo en nuestra literatura. Hablaré de la hibridación, cuando el ensayo entra en una obra de ficción qué efectos tiene en ella, es decir, la obra sigue siendo ficción y sin embargo en su ADN lleva esencia de ensayo.

¿Con qué le gustaría que se quedase el público que acuda al encuentro?

Va a ser un encuentro entre tres autoras que vivimos cerca, que nos conocemos, que tenemos afinidades y que nos leemos, pero al mismo tiempo que somos muy diferentes. Cada una afronta su literatura de una manera muy diferente. Va a ser muy interesante vernos compartir ciertas afinidades, pero sin perder el punto de vista de cada una. 

En su novela 'Las madres no' habla sobre la maternidad y sus contradicciones. ¿Qué es lo más complicado de escribir sobre ello?

Hay muchas cosas complicadas. La primera, quizás, el prejuicio que tú misma tienes al abordar el tema de la maternidad que parece que no va a ser un tema que se va recibir de manera seria porque no existe una tradición literaria demasiado fuerte todavía sobre el tema. No está entre los grandes temas de la literatura que se han trabajado durante siglos y es un tema muy ligado a la mujer, y como tal, desde algunas perspectivas más retrógradas se puede considerar como algo menor, como algo que no tiene verdadero interés o el suficiente peso como para ser un gran tema de la literatura. 

Enfrentarme a ese prejuicio me llevó tiempo y por eso es una novela que he escrito a cierta edad y no cuando empecé a escribir, que no me habría atrevido a tocar un tema tan ligado a lo femenino, a la experiencia del cuerpo femenino. Sin embargo llegó un momento en el que sí me atreví y lo hice. 

Cada vez existen más libros que abordan el tema de la maternidad desde un modo en el que hace 10 años no se haría. ¿Qué está cambiando?

Que ahora hay más mujeres que nunca escribiendo que aportan su propia experiencia y su propio punto de vista. Ya no están intentando competir en ese mundo de hombres ni intentando hacerse pasar por hombres, que es algo que muchas mujeres tenemos que hacer, incluso todas en algún momento de nuestra vida. Que no se note que eres mujer para ser considerada un igual. Eso se está superando porque somos más, tenemos más conciencia feminista y por todos los cambios sociales que se están dando.

Veo mucha más culpabilidad en madres que en padres

¿La culpa es parte de la maternindad?

Sí, yo creo que es una de las cruces que todavía arrastramos. Veo mucha más culpabilidad en madres que en padres. Cuando sales y dejas a los niños no te vas del todo tranquila o alguien te hace un comentario de “¿y los niños dónde los has dejado?”, pero a los padres no les pasa. Los padres salen y están contentos y nadie les dice con quién ha dejado a los niños porque se da por hecho que están con la madre.

¿Cómo se enfrenta a esa culpa?

Primero siendo consciente de ella. Por otro lado, cuando te viene un sentimiento tampoco lo puedes negar. Una vez que eres consciente de ello, es un trabajo del día a día.

A menudo hay personas que se atreven a juzgar lo que es una 'mala madre'. ¿Queda mucho por recorrer en este sentido?

Queda más de lo que nos gustaría. Las madres recibimos muchísimos mensajes al cabo del día, muchísima gente cree que puede opinar sobre tu experiencia o sobre tu actitud como madre y muchas veces, además esos mensajes son contradictorios porque lo mismo te dicen una cosa que otra. “Dale teta todo lo que puedas” pero “¿qué haces dándole teta si ya tiene el niño un año?” es un bombardeo continuo que si te pilla en un momento de vulnerabilidad, como los hay muchos, en el proceso de maternidad, te puede realmente hacer daño. Yo pediría a la gente en general que fuera un poco más cauta con ese tema.

¿Cuando una mujer es madre deja de ser del todo libre?

Es una pregunta complicada, pero sí. Toda experiencia que te haga estar cuidando de otra persona las 24 horas, como es cuando nace un bebé, por supuesto que te quita libertad. Es una libertad que tú cedes cuando asumes tu responsabilidad. 

¿Y dónde queda el padre en todo esto?

El padre es el que tiene más por hacer ahora mismo. Hay muchos que ya lo están haciendo, están empezando a recorrer ese camino, pero si los hombres no ponen de su parte y acatan su responsabilidad va a ser muy difícil que podamos avanzar. No hay otra manera que no sea una maternindad y una paternindad compartida y no solo entre hombres y mujeres, diría que entre toda la sociedad. Desde un punto de vista social debemos entender que los niños son un poco de todos y de nadie, en realidad. No son propiedad de nadie, pero son responsabilidad de toda la sociedad. Lo que no podemos hacer es como se ha hecho hasta ahora, considerar al niño un problema doméstico de una familia y que pase lo que pase no nos queramos enterar de esos problemas. Que haya hoteles donde vayan solo los adultos porque no quieren ver niños porque les molesta que estén gritando. Este tipo de pensamiento habría ya que erradicarlo. Los niños son personas como todas las demás, tienen el mismo derecho, al igual que el resto de personas, a entrar en todos los sitios. Tenemos que dejar de discriminar por edad. Además, necesitan un apoyo extra de todo el mundo porque están creciendo, son más débiles, son más vulnerables y necesitan que los ayudemos a salir adelante en la vida. Entonces yo diría que los hombres por su puesto que sí, su parte como padres sí, pero toda la sociedad tiene que tomar una conciencia del cuidado de los más débiles. 

¿Por qué se discrimina en este sentido a los niños?

Porque a los niños no se les considera personas del todo. Son personas que se están haciendo y mientras se hacen no nos interesan como individuos funcionales en la sociedad. Son una cosa que han querido sus padres y que sus padres se lo coman, se oye mucho el “lo siento mucho, tú has querido tener un hijo, ahora te las arreglas”. Si no hay colegio porque hay una pandemia y tienes que trabajar pues es tu problema porque tú has querido tener hijos. Esta idea individualista de es cosa tuya y no pensar para nada en el bien común.

A cualquier elección libre de una mujer siempre se le va a poner 'peros'

En el confinamiento también pasó que pudieron salir en distintas franjas horarias las personas mayores, los deportistas, las personas paseando a sus perros, para ir al supermercado, los trabajadores esenciales, etc., pero los niños fueron los únicos que hicieron una cuarentena total. ¿Cómo se vivió esto dentro de las casas?

Esto fue una gran injusticia que a mí me generó mucha injusticia y a los niños también y que realmente no se entiende. No se entiende por qué un niño tiene menos necesidades que un perro. El perro tenía que salir por razones fisiológicas un poquito cada día, pero los niños también tenían la necesidad de corretear un poco al sol cada día, aunque fueran 20 minutos o media hora, tampoco estábamos pidiendo mucho más. Sin embargo, esto ni se consideró, se les encerró y ya está y como no protestan ni tienen voz porque son una parte marginada de la sociedad solo estábamos los padres para protestar un poco. De hecho me gustaría recordar que se abrieron los bares antes que los colegios.

¿Todavía existe un tabú sobre elegir no ser madre?

Sí, unido a estos mensajes contradictorios que se lanzan a la mujer. A cualquier elección libre de una mujer siempre se le van a poner 'peros' y si encima va en contra de lo que se ha esperado tradicionalmente de ella, más. El hecho de que una mujer hoy en día diga que no quiere ser madre porque no le apetece, todavía hay gente que lo ve como una ofensa cuando es una decisión totalmente válida al igual que la contraria.

¿Qué le diría a quienes piensan que este tipo de libros no son para ellos por no ser mujeres?

Que si solo leen historias de experiencias que les atañen y que ellos han vivido se van a quedar muy cortos. Precisamente la literatura nos sirve para meternos en otras vidas, en otros mundos y para expandir nuestra experiencia. Yo no entiendo la literatura de otra manera.

¿En qué está trabajando ahora?

Estoy escribiendo una nueva novela, bastante diferente porque va a tener un toque de ciencia ficción. Va a ocurrir en un futuro cercano donde la realidad virtual se ha desarrollado mucho. Básicamente lo hacemos todo en un modo virtual, como hemos visto en la pandemia con el uso del Zoom y del Skype, que se ha multiplicado, pues lo mismo pero más exagerado. 

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