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¿A qué suena un museo vacío? Maialen Lujanbio y Xabier Erkizia muestran los sonidos de un Bellas Artes confinado

Una mujer trabajando en la limpieza del Museo Bellas Artes de Bilbao durante el confinamiento

Maialen Ferreira

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Aquel confinamiento por el coronavirus impuesto el pasado 14 de marzo de 2020 dejó las calles completamente vacías. Muchos recordarán para siempre las crudas imágenes de los hospitales repletos de pacientes contagiados por el virus o de las salidas a los balcones y ventanas a las 20.00 horas para animar a sanitarios. Pero, ¿qué ocurrió aquellos meses con los museos? ¿A qué suena un museo totalmente cerrado al público? ¿Qué sonidos se recogen cuando los visitantes no pueden acceder al él? Estas incógnitas las resuelven el artista sonoro Xabier Erkizia y la bertsolari y escritora Maialen Lujanbio en su exposición aHUTSAK HARTUa (traducción libre del euskera, tomar el vacío, cubierto por el polvo, tomada por la voz) del Museo Bellas Artes de Bilbao.

Ese momento concreto de la historia reciente es el punto de partida de la exposición, que ha ido recabando sonidos de los últimos tres años, cuando tuvo lugar otra situación también extraordinaria en la historia del museo, como es la obra de ampliación que actualmente se está llevando a cabo y que mantuvo las puertas del centro cerradas. “El paisaje sonoro que han generado ambos acontecimientos -sus sonidos, voces, ecos y silencios- ha sido escuchado y registrado durante los tres últimos años por Erkizia y Lujanbio para formular este particular registro inmaterial de la interacción con la institución, del aire y el polvo que habita el museo. El retrato sensorial del museo incluye pasos, presencias, reverberaciones, la huella sonora de máquinas y personas, grabaciones vibracionales de esculturas de hierro, fenómenos ultrasónicos, silencios”, explican desde la pinacoteca.

Se trata de un trabajo de grabación de más de 30 horas de audio en el que se recogen los sonidos externos, pero también trabajan con audio aéreo, infra y ultrasonido, frecuencias electromagnéticas, fenómenos vibracionales y archivo de ecos de los espacios. Se presenta como “una experiencia sensorial de encuentro con el espacio del museo y una memoria de su aura sonora que termina por acomodarse en diversos formatos y soportes”. 

“Hemos tenido la suerte de ver que lo que se hace en este museo es mucho más que exponer obras de arte, es un trabajo de cuidado extremo de las obras para salvaguardar la memoria que se contiene en ellas”, ha explicado Xabier Erkizia durante la presentación de la exposición, que estará disponible en el museo bilbaíno hasta el 31 de diciembre.

Según la bertsolari, Maialen Lujanbio, conocida por ser la cuatro veces ganadora del Campeonato Nacional de bertsolaris, pero con una larga trayectoria en el mundo de las letras y el arte, el objetivo de la exposición es “mostrar el vacío ligado al polvo” de los espacios cerrados. “Nuestro trabajo ha sido mirar, escuchar y excavar”, ha detallado, como si de excavaciones arqueológicas se tratase. Por su parte, director del museo, Miguel Zugaza, ha explicado que la finalidad era “registrar los ecos del museo vacío”.

El resultado del proyecto puede contemplarse como un entorno de palabras, sonidos e imágenes que Erkizia y Lujanbio han articulado en un ecosistema sonoro con cuatro elementos interconectados: un libro que incluye una memoria USB para poder escuchar los sonidos, la instalación sonora disponible en el Museo Bellas Artes de Bilbao, una performance creada por los artistas y, por ultimo, una microsite, o página web que aglutina los contenidos del proyecto.

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