Galicia activa llamadas de última hora en busca de candidatos para vacunarse: “Ven corriendo al hospital. Están sobrando dosis”
“Ven corriendo al Hospital. Te tenemos que vacunar porque están sobrando dosis”. Mensajes como este se sucedieron en la tarde noche de este jueves desde el Complexo Hospitalario Universitario de Santiago, a donde habían acudido las enfermeras de la Xunta para inmunizar al personal del centro que todavía no había sido inmunizado en el turno del personal de primera línea. Los listados de la administración gallega incluían un total de 1.050 nombres pero al final de la jornada sobraban medio centenar de dosis. Fue entonces cuando los responsables del proceso de vacunación empezaron a tirar de teléfono para encontrar en sus domicilios candidatos a los que suministrar el fármaco y evitar la merma de un recurso tan valioso.
Según cuentan a elDiario.es fuentes hospitalarias “entre las 22.00 y las 23.00 horas el personal estaba desesperado buscando gente a la que vacunar para no tirar los viales”. La versión oficial del Gobierno gallego matiza ese relato: “51 personas de la lista no pudieron ser vacunadas por diferentes motivos y se procedió a llamar a las personas previstas para el turno del día siguiente”. La catarata de llamadas surtió efecto pero no el suficiente como para agotar las dosis previstas para ese día. Según fuentes oficiales, dos viales (un total de 12 dosis) tuvieron que volver a las neveras ante la falta de candidatos.
El plan de vacunación de la Xunta prevé que los sanitarios deben aceptar la recepción del fármaco en el momento en el que se le llama para su inclusión en la convocatoria. Aquellos que rechacen la vacuna están obligados a remitir un escrito a la sanidad gallega en el que expliquen sus motivos para negarse a participar en la inmunización. A pesar de ese protocolo, en la jornada de este jueves un total de 51 sanitarios que habían sido llamados a participar en el proceso no pudieron recibir el preparado de la farmacéutica Pfizer. Según explica la Xunta, los motivos fueron diversos: desde mujeres que manifestaron su temor al medicamento por estar en proceso de embarazo u otros sanitarios que alegaron sentir síntomas compatibles con COVID en el momento de enfrentarse a la aguja.
La vacuna de Pfizer exige una logística complicada ya que una vez que se rompe la cadena de frío el fármaco tiene una vida útil de apenas 72 horas. Según asegura un portavoz de la sanidad gallega, las 12 dosis que quedaron sin dueño en la noche de este jueves fueron administradas en el turno del día siguiente, por lo que no se habría producido merma de producto.
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