Iratxe García, presidenta de los socialistas en la Eurocámara: “El primer objetivo es aislar a los que quieren acabar con el proyecto europeo”
Iratxe García (1974, Barakaldo) se ha convertido tras las elecciones europeas en la jefa de la mayor delegación socialista en el Parlamento Europeo, con 20 escaños del PSOE; la presidenta del grupo socialista en la Eurocámara y en la interlocutora con el resto de los grupos para convertir a Ursula von der Leyen en la primera presidenta de la Comisión Europea desde que se creó la institución hace seis décadas.
Von der Leyen, democristiana, ex ministra de Defensa de Angela Merkel, llegó a la carrera hace dos semanas, de la mano de los jefes de Gobierno de la UE al cabo de tres días seguidos de negociaciones en Bruselas. No es una spitzenkandidat, una candidata con la que las familias políticas concurrieran a las elecciones europeas, lo que ha desairado a varios grupos de la Eurocámara. Al final, este martes logró una mayoría ajustada de 383 votos, nueve por encima de los 374 necesarios.
Al final la votación ha sido más justa de lo previsto.
Se sabía que la votación estaba justa. De hecho, ha habido durante la última semana muchos movimientos, y creo que ha sido muy evidente el cambio de Von der Leyen para asumir los compromisos que le habíamos demandado.
Ella ha tenido muy claro que debía de elegir quiénes serán sus socios, o con quién iba a construir el cambio que Europa necesita. Fue un momento determinante, y lo vimos el martes en el pleno, cuando fuerzas antieuropeas y populistas le dijeron claramente que no la iban a apoyar, algo que no había ocurrido la semana anterior.
Eso fue un signo de que ella había elegido con quién quería construir este proyecto.
¿Tiene una mayoría para eso?
Cada vez hay más fragmentación en el Parlamento y es una nueva realidad que tenemos que aprender a gestionar con mucha inteligencia, poniendo encima de la mesa las prioridades de cada uno, pero sabiendo que en política hay que tomar decisiones importantes. Cuando te quedas al margen de ellas, te conviertes en irrelevante, y nosotros hemos decidido no ser irrelevantes. Hemos decidido marcar agenda. Eso ha supuesto un debate interno evidente, pero que creo que nos fortalece también como grupo político.
Hemos podido tener diferencias cuando hablábamos de las personas, pero hemos estado muy unidos en todo el proceso en cuanto a determinar nuestras prioridades, que va a ser lo que marque nuestro trabajo en los próximos años.
¿Pero había margen para que pudiera desmarcarse el S&D viniendo el pacto del Consejo Europeo?
No sé si desmarcarse o no desmarcarse. Creo que hemos actuado con inteligencia porque hemos asumido que tenemos una responsabilidad, pero que también tenemos una oportunidad. Y así lo hemos hecho, marcando las prioridades y marcando la agenda política. Si escuchamos a la señora Von der Leyen en el pleno del Parlamento, vemos muy claramente cómo ha puesto encima de la mesa el proyecto de los socialdemócratas. Cuando habla de fiscalidad, cuando habla de reformas económicas, cuando habla de igualdad, del clima...
Es decir, es la agenda socialdemócrata la que se puso encima de la mesa en el debate. Y eso significa que hemos conseguido el objetivo que nosotros teníamos. Que una vez que ya se ha tomado una decisión en el Consejo y sobre la cual nosotros tenemos el margen que tenemos, lo que toca es influir.
Ya pasamos el momento de la crítica, del enfado, de la decepción, pero a partir de ahí tocaba trabajar y ver cómo queríamos influir en el proceso.
Y con estos 383 votos, con tan poco margen, ¿cómo se va a poder llevar a cabo esa agenda?
Tenemos que intentar abrir el paraguas, claro. Tenemos que intentar abrirnos a trabajar con con otras fuerzas proeuropeas que no han dado su apoyo, pero que sí que pueden coincidir en la agenda de la señora Von der Leyen. Yo no puedo creer o no me imagino a los Verdes y a la Izquierda Unitaria (GUE) votando en contra del seguro de desempleo en Europa o de incorporar la violencia de género como un delito en la Unión.
No han estado en la responsabilidad de tomar la decisión sobre quién va a presidir la Comisión Europea, pero yo entiendo que deben estar en el trabajo de la agenda. Y yo, como presidenta del Grupo Socialista, voy a trabajar para que así sea.
Estoy segura que vamos a poder ponernos de acuerdo en políticas que son fundamentales para la gente, para la vida de las personas. Insisto, no puedo ver a los Verdes o al GUE votando en contra de estas políticas que son transformadoras del proyecto europeo en materia de clima, igualdad, migración. Estoy segura que van a estar ahí.
¿Y hasta qué punto lastra a la presidenta haber sido elegida con los votos de Fidesz, que ha alardeado de ello; y el PiS, que ha hecho lo propio?
Es que esa interpretación sobre quién te ha dado los votos y por lo tanto a quién debes tu posición... Yo creo que no tiene una buena base porque ella ahora mismo es presidenta de la Comisión con un compromiso que ha adquirido por escrito sobre unas líneas generales. Y cuando ha intervenido, se ha comprometido con una línea política muy clara.
No se me ocurriría a mí jamás decir que el GUE tiene el mismo objetivo que Le Pen o que los Verdes tienen el mismo objetivo que Salvini, y han votado lo mismo, porque el GUE y los Verdes han votado lo mismo que Le Pen o que Vox.
No se me ocurriría decir que Podemos y Vox tienen la misma posición con respecto a Europa, pero han votado lo mismo. Por lo tanto, yo creo que esa interpretación sobre quién ha dado los votos...
Lo que está claro es que la señora Von der Leyen ya ha salido elegida por la mayoría de los grupos proeuropeos. Eso es evidente. La mayoría del PPE, la mayoría de los liberales y la mayoría de los socialdemócratas.
Ahora mismo tiene la oportunidad de poder conseguir también la confianza de otros grupos políticos si se compromete con aquellas demandas que le hemos hecho, y si las pone en marcha y demuestra que es capaz de contar con quienes pueden apoyar las iniciativas que ya ha lanzado.
¿Cómo queda el Parlamento después de todo el proceso que ha hecho saltar por los aires el sistema de candidatos (spitzenkandidaten)?(spitzenkandidaten)?
Lo que esta situación ha provocado es la evidencia de que necesitamos mejorar nuestros procedimientos y que quienes hemos defendido desde siempre la figura del spitzenkandidat y las listas transnacionales somos conscientes de que debemos mejorarlo.
Porque es verdad que nosotros tenemos la capacidad de proponer estos nombres, de hacer lo que hemos hecho en esta última campaña electoral, tener nuestros candidatos y que la ciudadanía lo conozca, pero también es verdad que los tratados no plantean una obligación al Consejo de que tengan que ser esos nombres. De hecho, no todas las fuerzas políticas tenían spitzenkandidat.
Es evidente que el procedimiento tiene que mejorar, y por eso también está la propuesta que se le lanzó a la señora Von der Leyen y que ella ha recogido: que en la próxima conferencia que habrá que hacer a nivel europeo entre el Parlamento, la Comisión y el Consejo debemos ser capaces de, junto con el resto de actores europeos y la sociedad civil, mejorar esta figura y este procedimiento, porque a día de hoy no es perfecta y se ha evidenciado con lo que ha ocurrido.
El Consejo no puede interferir en la toma de decisiones del Parlamento, pero también es verdad que en el Parlamento debemos entender que el Consejo también tiene su capacidad de tomar decisiones. Debemos buscar ese espacio de entendimiento.
¿Y cómo se hace?
Tenemos que hacer compatible la figura del spitzenkandidat, que sea compartido por todas las familias políticas, con las listas transnacionales, algo que también había sido defendido por nuestra familia política y lo habíamos apoyado en la anterior legislatura. Pero no salió adelante.
Para eso necesitamos hacer un trabajo de pedagogía sobre lo que es el proyecto europeo y los procedimientos. Hablamos aquí en las instituciones europeas con mucha normalidad de algunos conceptos que fuera de estas cuatro paredes la gente no conoce bien. Hay que entender que esto del proyecto europeo también tiene que ver con reformas que necesitan las instituciones para hacerlas más cercanas a los ciudadanos. Y, también, que los partidos políticos vayamos asumiendo los cambios que tenemos que hacer, que evidentemente los tenemos que hacer, y con partidos europeos fuertes.
Necesitamos que los Estados miembros asuman esta situación y equilibrar esa lucha que suele existir entre la parte intergubernamental y la parte más federalista que podríamos representar quienes defendemos esa posición aquí en el ámbito del Parlamento.
A menudo las familias políticas en el Parlamento aprueban asuntos que luego los gobiernos de las mismas familias no ponen en marcha en el Consejo.
Tenemos que hacer que eso encaje, y es responsabilidad de todos, porque además vemos que el Consejo muchas veces no tiene la misma proporcionalidad que el Parlamento. Aquí, el grupo de socialistas y demócratas somos la segunda fuerza política y tenemos capacidad de entendernos con una mayoría. Pero esa dimensión no es la misma que existe en el Consejo. En el Consejo sólo somos en estos momentos siete gobiernos socialdemócratas, y por lo tanto la situación es muy diferente. Hay que ver la realidad desde una perspectiva y desde otra, pues muchas veces no encaja y necesitamos que exista esta interrelación.
¿Y también depende la actitud en el Parlamento de si se está o no en el Gobierno, como ha pasado con los húngaros de Fidesz, que gobierna Hungría, o el SPD, que está en la oposición? O el PSOE, que en 2014 votó en contra de Jean-Claude Juncker. ¿Hasta qué punto es contradictorio? Juncker tampoco era más conservador que Von der Leyen...
Pero Juncker no asumió un programa como el que la señora Von der Leyen ha comprometido. El trabajo que hemos hecho en esta ocasión para convertir la candidatura en lo que finalmente ha expuesto ha sido importante.
Es verdad que Juncker expuso un gran plan de inversiones, y ese fue el planteamiento que se hizo. ¿Tiene que ver la situación nacional? Hay una parte que puede tener importancia, evidentemente la tiene la situación interna de cada de cada país. Pero también es verdad que la realidad de Europa de hace cinco años no es la que tenemos hoy encima de la mesa.
El primer objetivo que debemos tener en Europa es aislar a los que quieren acabar con el proyecto europeo. Es muy evidente. Y, por lo tanto, la responsabilidad que tiene hoy la socialdemocracia de hacer eso es mucho mayor. Hace cinco años no voy a decir que no hubiera una extrema derecha y unos partidos populistas que ponían en duda la necesidad del proyecto europeo, pero esa realidad es hoy mucho más latente y eso hace que sea mayor la responsabilidad de nuestra familia política. Y en ese sentido es en el que hemos entendido que teníamos que responder.
Teniendo en cuenta eso, ¿hacia dónde irá la legislatura? ¿Avanzarán esos discursos?
Cuando uno está en política es para resolver problemas, no para generarlos, y yo espero que quienes queremos avanzar en más y mejor Europa seamos capaces de entender la necesidad que tenemos de ponernos de acuerdo desde las diferencias ideológicas que evidentemente existen.
Europa siempre ha sido un espacio político del diálogo y de la negociación. Pues hoy lo es más que nunca. Si siempre hemos visto a Europa como el sitio donde necesitamos ponernos de acuerdo, creo que es hoy más evidente que nunca esa necesidad desde la diferencia ideológica, con un Parlamento tan fraccionado en familias políticas, pero donde todavía hay una parte importante de fuerzas políticas proeuropeas.
Eso nos exige madurez para gestionar la situación, y entender que por encima de los intereses particulares de cada familia política debemos poner encima el interés de Europa. Y esa es una responsabilidad que vamos a tener todos. No es fácil, pero es fundamental hacerlo en aquellas políticas en las que necesitamos ponernos de acuerdo. Y eso también exige de mucha generosidad por todos.
Mucha generosidad porque cuando tú tienes que llegar a un acuerdo entre tres fuerzas políticas tan diferentes, eres muy consciente de que nunca vas a conseguir el 100% de tus prioridades y de tus posiciones, pero tienes que poner por encima de eso el interés general.
Por ejemplo, la directiva de conciliación de los permisos parentales. Por supuesto que había fuerzas políticas que considerábamos que podíamos haber ido más allá, evidentemente. Pero cuando tienes que negociar y tomar una decisión, y tienes que decidir entre tener esto o no tener nada, debemos entender que lo generoso y lo responsable es sentar las bases y tener algo para luego poder ir mejorándolo.
Pero, como digo, esto nos va a suponer responsabilidad y generosidad a todos, y yo lo que espero es que estemos a la altura de las circunstancias.
¿Ha influido que Von der Leyen sea mujer?
Es importante que sea mujer. Es importante seguir rompiendo techos de cristal. Es fundamental. Es fundamental que, además, una mujer, por primera vez presidenta de la Comisión Europea, se haya comprometido con un colegio de comisarios paritario. Es fundamental que una mujer, por primera vez presidenta de la Comisión Europea, vaya a poner la igualdad en la agenda política en el mismo nivel que otras cuestiones, y eso significa que estamos rompiendo muchos techos de cristal en muchos ámbitos.
Hemos incorporado algo que antes era subsidiario o estaba en un segundo plano. Y no sólo es una responsabilidad de los partidos, al revés. Yo creo que ha sido un éxito de la sociedad civil y del movimiento feminista, que ha tomado la bandera de la transformación de la sociedad desde una perspectiva feminista y nos ha hecho entender a todos y a todas que debe ser una de nuestras prioridades. Estoy muy satisfecha de que así sea.
Es una mujer que se ha comprometido con políticas de igualdad, una estrategia vinculante que la última Comisión Europea aparcó y dejó en el olvido, y ella se ha comprometido a recuperar: la estrategia de igualdad vinculante, el Convenio de Estambul, la tipificación del delito de violencia de género a nivel europeo, el desbloqueo de la directiva de mujeres en los consejos de administración... Es la agenda que nosotros llevamos tiempo reivindicando y ella ha asumido como propia y compartida.
¿Y cómo fue la negociación con Von der Leyen?
Hemos tenido encuentros informales, conversaciones telefónicas, momentos en los que hemos dicho que, o esa posición cambiaba o iba a ser muy difícil que contara con nuestro apoyo. Es evidente que ese cambio ha existido desde la semana pasada.
¿Y realmente ha habido delegaciones que se han movido con la carta y el discurso?
Ha habido una serie de delegaciones que sabíamos que tenían una posición muy clara [el SPD alemán, por ejemplo] y que daba igual a lo que ella se comprometiera porque no iban a cambiar. Y, por lo tanto, siempre se busca el punto de disconformidad para argumentar tu posición.
Pero sí hay un número muy importante que ha cambiado de posición. Sí. La semana pasada, después de su intervención en el grupo, mayoritariamente no había una posición favorable. Y han cambiado las tornas por completo en una semana.
¿Por qué esa reunión de Von der Leyen con el S&D no se hizo en abierto, como sí lo hicieron liberales, verdes e Izquierda Unitaria?
Hubo un problema. Nuestras reglas del grupo establecen que las reuniones son cerradas, y hubo un momento determinado en que alguien propuso hacerla en abierto, pero era ya el día anterior, muy tarde, y necesitábamos una serie de permisos para los que estábamos fuera de plazo.
Pero, vamos, fue una reunión muy, muy normal.
¿Qué lección puede sacarse de este proceso para España? ¿Que en Europa se ha llegado a un acuerdo en 15 días mientras en España se camina a una repetición electoral? ¿Que en Europa lo que se articula es la gran coalición de centro izquierda a centro derecha y que en España podría haber algo así? ¿Que si aquí se está formando un Gobierno de coalición por qué no se forma también en España?
Bueno, caben muchas interpretaciones, porque yo también puedo decir que en algunos países de la Unión Europea hay gobiernos socialdemócratas con el apoyo del resto de fuerzas de izquierdas. ¿Por qué no lo hay en España, como es el caso de Portugal, cuando además ha sido en boca de muchos dirigentes de la izquierda española siempre un ejemplo? Entonces, si ha sido posible en Portugal, ¿por qué no lo es en España? Estoy segura que cada uno podremos buscar una interpretación distinta.
En cualquier caso, la lección que nos debe servir es asumir que el diálogo siempre tiene que ser un elemento fundamental en el entendimiento de cómo desde la política podemos resolver los problemas de la gente. El diálogo, la responsabilidad, y poner por encima de los intereses particulares los intereses generales.
Yo te digo eso pensando en la situación en España y seguro que esa frase puede suponer distintas interpretaciones...
Puede interpretarse tanto como que habla de Unidas Podemos o de Ciudadanos, por ejemplo.
España necesita poner en marcha multitud de políticas de reformas, y la ciudadanía ha hablado en los últimos meses en tres ocasiones y siempre ha dicho que quiere y apoya que los socialistas estemos en esa responsabilidad.
¿Cómo se hace eso? Pues hay que ver cuál es la mejor manera, y yo creo que el PSOE y Pedro Sánchez lo que están haciendo no es pensar en la mejor solución para nuestro partido o para el propio Pedro Sánchez, si no en lo mejor para el país. A lo mejor, si estuviera pensando en sus intereses personales, la situación se habría resuelto. Pero está poniendo por encima de todo los intereses del país.
¿En qué sentido?
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez como candidato, hace tiempo que ya podría haber cerrado un acuerdo. Si no lo hay, habrá que preguntarse por qué. Pues porque, ciertamente, se está viendo que hay algunas cuestiones que son difíciles de gestionar. Y hay una apertura total a un gobierno de cooperación con determinados perfiles. Lo que el presidente ha planteado, y yo no voy a decir aquí nada nuevo, es una posición totalmente entendible y asumible, y que está basada en lo que este Gobierno ha estado haciendo durante los pasados meses, y que creo que ha funcionado y que ha sido positivo para la ciudadanía, y por eso los resultados que se han tenido. Vamos a ver si somos capaces.