20 años de trabajo para integrar el tren
Hablar del soterramiento es hablar de 20 años de estudios y proyectos antes del comienzo de las obras. Una obra que traspasa la historia por su inversión económica y por la peculiaridad técnica que contempla. La integración del ferrocarril en la ciudad de Logroño nos traslada a 1989, momento en el que se planteó por primera vez derribar la barrera del ferrocarril, hasta la actualidad, con un año de obras en marcha. En estos veinte años, toda una vida de gestación, han sucedido cantidad de informes y proyectos entorno al tren en la ciudad.
El objetivo que ha perseguido en todos estos años el Ayuntamiento de la capital riojana ha sido obtener la máxima integración del tren en la ciudad. El proyecto del ferrocarril como máxima preocupación de la ADIF, y los intereses de los ciudadanos como máxima prioridad municipal. Aunar los interesas de ambos ha sido el objetivo del proyecto, e integrar el tren en la ciudad el principal cometido del que el consistorio se siente muy satisfecho, por haber superado con creces, entre otros asuntos, la integración que se planteaba en un comienzo.
Este proyecto, que está costando sudor y lágrimas sacarlo adelante, está motivado por el valor de que el tren llegue al centro de la ciudad y no a la periferia como sucede en ciudades como Burgos o Toledo, en donde los pasajeros dependen siempre de otros servicios como el taxi. Entre los modelos a seguir para Logroño se encuentran estaciones como la de Atocha en Madrid, la sevillana Santa Justa o Delicias en Zaragoza.
Sin duda se trata de la obra en mayúscula de la ciudad, no hay ninguna obra que se le parezca, tal vez la más parecida sea el aparcamiento de Gran Vía. Una obra con proyección de futuro, puesto que cuando llegue el Alta Velocidad a la capital riojana todos podremos llegar en dos horas y media a Madrid, reto que ahora parece lejano. En la actualidad, las obras de la Fase I se han ejecutado al 50% y lo que se percibe en el campo de batalla es una inmensidad casi a escala basilical. Una inversión de futuro para toda la ciudad.
BUSCANDO EL EQUILIBRIO
Los efectos del soterramiento van a ser masivos porque hasta ahora la ciudad se desarrollaba teniendo en cuenta las trincheras del ferrocarril, la zona de Cascajos y Murrieta Norte (Valdegastea, Portillejo, El Cubo...) se limitaban en sus accesos con las vías del tren. Estas zonas penalizadas por el paso del ferrocarril durante años van a vivir en primera persona la transformación de la ciudad vista desde el soterramiento.
El principal logro de la obra para toda la ciudad va a ser la apertura de nuevas conexiones, se prolonga así la calle Belchite, avenida de Colón y Gustavo Adolfo Bécquer se unen, como lo hacen Juán Boscán y Lope de Toledo, Eliseo Pinedo con Pedregales o Baltasar Gracián con Rubio Montiel. La zona de Cascajos sumará hasta cinco conexiones nuevas, en total habrá siete en la zona.
Los 'tapones' que forma el tráfico desaparecerán y los coches circularán hacía el Este de Logroño, se redirecciona así hacía el barrio de Cascajos, consiguiendo que la ciudad se reequilibre en sus posibilidades de crecimiento. Por su parte, la zona de El Cubo y Murrieta también va a sufrir en primea persona las mejoras inscritas en la I Fase, ya que ahora la vida también está frenada por el ferrocarril.
LA NUEVA ESTACIÓN
Las obras de la Fase I, se aproximan al 50% de la ejecución total. El soterramiento abarca desde Vara de Rey hasta Baltasar Gracián. El entorno de la estación de ferrocarril estará en funcionamiento entre diciembre y enero de 2012. Con la estación en marcha comenzarán las obras del aparcamiento, de esta manera las obras de la primera fase estarán terminadas en agosto del año que viene.
La Fase II, cuyo proyecto básico se acaba de aprobar, cubre desde Murrieta hasta el cuarto puente, y llega a la ermita del Cristo. Tras la redacción del proyecto básico se redactará el constructivo, labor que calculan desde el consistorio logroñés durará un año, la adjudicación de las obras podría hacerse efectiva en 2012. Y hablar de plazos para la Fase III es precipitado todavía. Se trata de una obra en mayúsculas para la ciudad por su cuantía, superior a 200 millones de euros; por la entidad integradas en las obras el Ministerio de Fomento, Gobierno de La Rioja y Ayuntamiento de Logroño, y por su dificultad técnica en donde se ha trabajado para buscar las mejores soluciones par integrar el ferrocarril de una manera más que notable. Un proyecto al margen de la crisis económica porque se financia por sí misma... y nos beneficiará a todos.
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