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Benehauno (I)

Felipe Jorge Pais Pais

Este trabajo tiene su origen en una charla titulada El Pico Bejenao durante la época prehispánica que impartimos el 21 de agosto de 2003 en la Casa de Cultura Brualio Martín de El Paso con motivo de las Fiestas Trienales de Nuestra Señora del Pino de ese año. Posteriormente, la Comisión de Fiestas de La Bajada de la Virgen del Pino, del año 2015, nos propuso preparar este trabajo que se publicó en el programa editado al efecto. Vamos a respetar el texto en su integridad y sólo añadiremos algunas fotos nuevas para complementar la información:

Benehauno es el topónimo prehispánico del Pico Bejenado. Constituye una impresionante mole montañosa que se levanta hasta los 1.854 metros de altura, constituyendo el reborde montañoso sur de la Caldera de Taburiente. Tiene una planta piramidal perfectamente delimitada por las dos entradas principales al cantón de Aceró, a través del Lomo de Los Caballos y el Paso de Adamancasis (La Cumbrecita). Se trata de una de las zonas arqueológicas más interesantes de la Isla sólo equiparable, quizás, a los tablados del Roque de Los Muchachos, aunque su explotación económica y tipología de yacimientos sea bastante diferente entre ambas, siendo su único nexo común la abundancia en estaciones de grabados rupestres, así como una explotación eminentemente pastoril, si bien mientras en el Roque de Los Muchachos fue estacional (durante la época estival) en Benehauno su explotación fue a lo largo de todo el año.

La orografía de Benehauno es muy dispar entre la mitad oriental y la occidental, tomando como línea divisoria la cima del pico y el cauce del Barranco Frío. Así, la mitad occidental es mucho más accidentada al estar atravesada por profundos barrancos (Los Guanches, La Fortaleza, etc.) entre los cuales existen estrechos y pendientes interfluvios. Por el contrario, la parte oriental es mucho más llana con extensos tablados y lomos suaves que permitían un fácil acceso a los bordes de La Caldera. Esta circunstancia, como iremos comprobando, va a tener una gran importancia en la abundancia o no de vestigios prehispánicos, siendo mucho más rica y variada en este segundo sector. Por otro lado, debemos tener en cuenta que la explotación de la vertiente norte de Benehauno (laderas de la Caldera de Taburiente) presenta aún una menor huella de la presencia benahoarita debido, fundamentalmente, a sus laderas tan pronunciadas que sólo las hacían aptas para la explotación pastoril.

Benehauno formaba parte del cantón de Aridane: “Al tiempo que esta isla se conquistó, había los capitanes siguientes: Comenzando desde donde se ganó, que fue Tazacorte y Los Llanos, hasta donde dicen Las Cuevas de Herrera, Amagar, Tijuya, todo este espacio y término de tierra llamaban antiguamente los palmeros en general Aridane, y era señor o capitán un palmero que se decía Mayantigo, por su gentileza y buena apostura; porque en su lenguaje llamaban al cielo Tigotán y, queriéndolo comparar al cielo, Mayantigo, que quiere decir ”pedazo de Cielo“…” (J. Abreu Galindo: Historia de la conquista de las siete islas de Canaria, (Santa Cruz de Tenerife), 1977, Págs. 266-267). Además, en sus laderas, tuvo su desenlace final la guerra, que implicó a toda Benahoare, entre Atogmatoma (capitán de Tixarafe) y Tanausú (señor de Aceró) (Op. Cit. 272-276).

Benehauno constituyó una zona vital para los benahoaritas del cantón de Aridane, tanto desde el punto de vista de la supervivencia cotidiana, como desde la relevancia mágico-religiosa. Tal es así que en sus faldas occidentales, en la zona de La Cancelita y La Fortaleza se conservan los restos de dos grandes recintos pétreos, que muy bien podría tratarse de tagorores, en los cuales se discutirían todos los asuntos que afectarían a los benahoaritas que vivían en las inmediaciones: repartición de zonas de pastos, uso de los puntos de agua, aprovechamiento de recursos alimenticios, momento de inicio de la trashumancia, pleitos y disputas, etc., etc. Desde ellos se dominan extensas panorámica que incluían la mayor parte del cantón de Aridane e, incluso, en el primero de ellos se controlaban los dominios del bando aledaño de Aceró.

Benehauno ocupaba el centro neurálgico de Aceró y, a juzgar por la abundancia y variedad de yacimientos arqueológicos con que cuenta, fue uno de los más intensamente poblados de la isla debido, entre otras razones a la abundancia en recursos naturales: pastizales, agua, materias primas geológicas, clima benigno, posición geoestratégica en el centro de la Isla lo que les permitía controlar las dos principales vías de acceso al campo de pastoreo comunal de Aceró, etc. El poblamiento se concentraba, fundamentalmente, en el tramo inferior y la desembocadura de las innumerables barranqueras que descienden del Bejenado que desaguan en los barrancos de Las Canales-Tenisca y Torres.

En el estado actual de la investigación arqueológica se han descubierto y estudiado unas 150 cuevas naturales de habitación que, suponiendo una ocupación simultánea a finales del siglo XV cuando llegaron los conquistadores castellanos, como así parece indicarlo los fragmentos de cerámica de la Fase IV que aparecen en su interior, tendríamos una ocupación mínima de 600 benahoaritas que, con toda probabilidad, serían bastantes más, ya que en estos cálculos no estamos teniendo en cuenta, por ejemplo, los poblados de cabañas.

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