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Los problemas de Almeida para descubrir la placa de Casa Lucio, la ayuda de Villacís y la de una mano anónima

El alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, con dificultades para desvelar la placa de homenaje a Casa Lucio, ante la atenta mirada de la vicealcaldesa, Begoña Villacís, o el propio Lucio Blázquez. Puede apreciarse resaltada la mano que logra finalmente destaparla.

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“Corramos un tupido velo”, estaría rumiando el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, cuando se disponía a destapar la placa de homenaje al mítico restaurador de Casa Lucio, Lucio Blázquez, en el mediodía de este martes. “Corramos un tupido velo”, pensaría igualmente después, cuando vio las dificultades que esta tarea le ha acabado suponiendo.

En un primer momento parecía tratarse de un problema de altura. Aunque tanto el edil como el propio Lucio ponían todo de su parte para lograr descorrer la cortina, la altura de la placa dificultaba sumamente conseguirlo. Luego se sumó algún tipo de inconveniente con la varilla, que se ha desencajado del mecanismo. Ahí empezaba a ponerse verdadera y cómicamente tensa la situación, incluso con algún OVNI (objeto volador no identificado) que caía al suelo.

Era entonces cuando la vicealcaldesa, Begoña Villacís, acudía en rescate de Almeida (quizá porque estos últimos días se ha convertido en una experta en apagar fuegos). La presumible candidata de Ciudadanos en las elecciones municipales de la capital toma la vara de las manos de Almeida y con un certero movimiento conseguía introducirla de nuevo en el mecanismo. Villacís se giraba, hacía un gesto de reverencia, como presumiendo de habilidad (es para ello) y regresaba a su posición.

Pero el embrollo no terminó ahí. Almeida volvía a tirar del palo y este se descolocaba una vez más. Un enorme “ooooh” entre los asistentes advertía que ya se daban por vencidos ante la escasa destreza que el alcalde demostraba en esta ocasión (frente a su enorme precisión en otros contextos, sobre todo si hay un balón de por medio).

Es en ese momento cuando se obraba el milagro: una mano inocente, que no invisible, emergía de uno de los balcones y, con tanta discreción como destreza, conseguía retirar al fin la cortina que cubría la placa. Aplausos y muchas risas en un homenaje donde estaban presenten varios chefs con local en Madrid, como Paco Roncero, Mario Sandoval o Alberto Chicote. Un acto que ha recordado además lo mucho que el alcalde necesita a Villacís, aunque a veces ni con ella sea suficiente.

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