Respuestas y consejos. Por la psicóloga Mónica Manrique. Lee todos sus artículos en este enlace
Poco locas estamos
Mi padre llamaba a mi madre loca. Ella me contó que de tanto escuchar a mi padre llamarla loca cuestionó su cordura. Pensó: “¿y si estoy loca? Yo tengo que estar bien, no me puedo permitir estar mal de la cabeza, tengo que sacar adelante a mis hijas”. Cogió la guía telefónica, busco psicólogo y pidió cita con el primero que salía por la letra “a”. Cuando mi madre le contó lo que le pasaba al psicólogo, un adelantado a su tiempo, este le dijo que no le pasaba nada, que no estaba loca y le dio la tarjeta de un abogado para que se divorciara. En ese momento no lo hizo pero le ayudó que un profesional certificara que no estaba loca.
Durante la pandemia publiqué en este mismo medio un artículo titulado El Síndrome de Burnout de Madre Pandémica que termina de la siguiente manera:
“Como psicóloga te puedo proponer que hagas un análisis crítico de las características de la sociedad en la que vives y detectes las demandas que te transmite y que van calando en ti día a día. Te animo también, a contar lo que vives y cómo te sientes a las mujeres que te rodean y a que escuches atenta sus historias. Seguro que todas esas historias tienen mucho en común y al final te darás cuenta de que no tienes ninguna tara, que no tienes ninguna culpa de no llegar a todo y que, por supuesto, no tienes nada de qué avergonzarte. Y como mujer te puedo decir que no somos incapaces, que poco locas estamos y que no estamos solas. ”
Lo que escribí como autoterapia cayó en manos de una mujer inquieta y luchadora, madre de dos hijas y comprometida con la mejora de la salud mental de las mujeres a la que aquel artículo le resonó y quiero pensar que le tranquilizó, en cierta medida, al ver que su malestar e indignación era compartido y validado por muchas mujeres y que ¡coño! POCO LOCAS ESTAMOS. Así que con mucha motivación y poco tiempo se metió de lleno en un proyecto artístico y solidario.
La palabra “loca” constituye la descalificación total. Se usa para describir a una persona cuyo discurso no tiene sentido. Cuatro letras son suficientes para negar a la víctima toda posibilidad de réplica y argumentación. Es un insulto trampa, pues quien lo recibe antes de poder abordar el origen de la disputa, tiene qué, o cree que debe, alegar su cordura. El conflicto pues, habitualmente se coloca en otro lugar. (Escudero Nafs, 2005)
Pero si cuando recibes el descalificativo de “loca” contestas con un “Poco locas estamos”:
Por un lado, estás utilizando una técnica asertiva conocida como banco de niebla que consiste en convenir, en este caso, con la verdad. “Pues sí, estoy loca vamos, a centrarnos en lo que nos ocupa.”
Y por otro lado, al utilizar el plural estás transmitiendo que no es personal, que es político, que no es que tú tengas una tara, es que a las mujeres nos atraviesan múltiples violencias en un patriarcado capitalista que nos llevan al límite.
Mi madre, cuando se sintió preparada, llamó a una abogada y se divorció.
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