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Bus rápido “sobresaliente” en Sanchinarro según una encuesta del Ayuntamiento sin rastro de las quejas vecinales

Uno de los autobuses rápidos que operan entre Valdebebas y el Ramón y Cajal desde el pasado 30 de mayo.

Guillermo Hormigo

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El primer bus rápido de Madrid aprueba y con nota. Al menos, de eso presume el Ayuntamiento de Madrid a raíz de los datos de una encuesta efectuada por la Empresa Municipal de Transporte a 225 usuarios. El servicio que conecta Valdebebas con el Hospital Ramón y Cajal, atravesando el área residencial de Sanchinarro (en el distrito de Hortaleza), ha obtenido una puntuación media de 9,17 sobre 10 en estas consultas. Un resultado sorprendente, a tenor de las repetidas protestas vecinales desde que el servicio arrancó el pasado 30 de mayo, en su mayoría causadas por las afectaciones en la circulación y la seguridad del tráfico durante parte de su trazado.

Bien es cierto que las entrevistas se han ejecutado (entre el 4 y el 14 de julio) a los propios pasajeros, fuese en los propios vehículos de Bus Rapid Transit o en las paradas. En ellas, el aspecto exterior (9,34), el interior (9,25), la rapidez (9,25) y la seguridad (9,07) son los aspectos más ensalzados. El consistorio no aclara cuáles son el resto de ámbitos valorados, la calificación obtenida en ellos y si la nota media es una ponderación de cada una de estas facetas, según lo cual no se habría evaluado el servicio en su conjunto en los cuestionarios.

No obstante, el delegado de Urbanismo, Medio Ambiente y Movilidad, Borja Carabante, ha presumido al presentar estos datos ya que permiten “tener expectativas para poder ampliar y mejorar este servicio”. Se ha referido, en concreto, a que el 20% de los usuarios utilizaban anteriormente su vehículo privado para realizar el mismo trayecto que ahora hacen en el Bus Rapid

El 81,33% de los encuestados afirma tener la sensación de que la línea es más rápida que las demás. Este autobús se desplaza con una media de 22,3 kilómetros por hora frente a los 13 de media del resto de buses. Entra las principales razones que llevan a los usuarios a utilizar el nuevo servicio están llegar a un destino donde reciban atención sanitaria (un 44,4%) y motivos laborales (40,4%). 

El proyecto del Bus Rapid Transit, similar aunque más modesto que una idea propuesta por Más Madrid anteriormente, cuenta con una flota de diez autobuses eléctricos con capacidad para unas 100 personas cada uno. La frecuencia de paso está estimada entre 10 y 15 minutos durante todo el día y la puntualidad de los trayectos se sustenta en el sistema de prioridad semafórica implantado y el trazado segregado del carril por donde circula este autobús. 

Un sobresaliente después de los sobresaltos

Precisamente este último punto ha causado la mayoría de fricciones en los últimos meses. Socorro Sáez, presidenta de la Asociación Vecinal Sanchinarro, explicaba a Somos Madrid unas reclamaciones por las ya se han manifestado en varias ocasiones: “Siempre hemos solicitado un autobús que nos conectara con nuestro hospital de referencia y a la vez diera servicio a los barrios. El problema es cómo se está haciendo. En avenidas como la de Francisco Pi y Margall se ha suprimido un carril y se han instalado nuevos semáforos para garantizar la correcta circulación del bus rápido, lo que entorpece el tráfico. Pero la preocupación principal está siendo la eliminación de carriles y plazas de aparcamiento en el entorno de nuestro centro de salud en la calle de Austria”.

“Ya hemos visto durante las obras los problemas que se producen en el tráfico cuando un coche estaciona o efectúa maniobras para que se atienda a alguien con movilidad reducida. Se forman cuellos de botella y va a haber muchísimos atascos, con la consiguiente contaminación y los riesgos de posibles accidente que eso supone”, señalaba Socorro, que también resaltó la proximidad de una escuela infantil en este mismo tramo: “En las horas de entrada y salida muchas madres y padres dejan los coches en doble fila, así que todo se complica todavía más. Si ya teníamos problemas de circulación antes, ahora tememos lo que pueda pasar”.

Dos días después de que empezaran a operar, el consistorio tuvo que ejecutar trabajos de reacondicionamiento para corregir errores en el trazado que recorren estos autobuses: tenían dificultades para girar e incorporarse a la rotonda en la que entran y salen de su carril propio. Los accesos se habían quedado demasiado pegados y los vehículos tenían que invadir los tres carriles porque no cabían, así que en la última fase de ensayos no pudieron completar ningún viaje y en esas primeras jornadas accesibles al pública continuaron las incidencias. Ahora parece, sin embargo, que el servicio ha pasado de un “necesita mejorar” a una “matrícula de honor”. Al menos a tenor de este estudio municipal.

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