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Postales de Madrid en agosto

Otro Madrid es posible si te fijas en más ciudades: del fin de los coches aparcados al verde por cualquier esquina

Calle típica en Japón, sin aparcamientos en línea y con los coches estacionados (a la derecha) en terreno privado

Diego Casado

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El verano es la época perfecta para pensar en cómo podría mejorar la capital en la que vivimos. Porque la ausencia por vacaciones de muchos de sus habitantes cambia sus dinámicas, sus rutinas diarias y su aspecto, abriendo nuevas posibilidades a nuestra imaginación. Y porque, si tenemos la suerte de viajar a otros lugares, podemos fantasear con trasladar a Madrid algunos de los aciertos urbanísticos con los que hemos disfrutado en otras ciudades.

Imaginar, por ejemplo, un Madrid sin coches aparcados en las calles. Hemos normalizado la presencia de vehículos privados junto a las aceras de nuestra ciudad, en todos sus barrios, pero hay otras urbes aún más grandes que la capital española -o países enteros- donde el espacio que ocupa cada coche es responsabilidad de su propietario y tiene obligación de guardarlo cada noche en su casa. Sucede en Japón, un país en donde el espacio público es muy limitado y en el que no existe el concepto de aparcamiento en línea.

Allí, cada propietario ha de contar con un lugar privado en el que estacionar su coche, que suele ser el bajo de su casa, porque apenas existen aparcamientos subterráneos. Así que los utilitarios suelen ser mucho más pequeños y cuadrados que los que vemos en Europa (los llaman kei cars y tienen este aspecto). Esto no ha significado que los coches hayan desaparecido del país, ya que el tráfico es notable, pero las calles pueden ser ocupadas con mayor facilidad por peatones o bicicletas. Y la gran parte de los desplazamientos en ciudades como Tokio u Osaka se efectúa en su excepcional sistema ferroviario. Por aquí hablan más del tema.

Otra cosa que sorprende de Japón es que tampoco existen terrazas de hostelería en las aceras. La razón es la misma que en el caso del aparcamiento de coches: el espacio público es escaso. Los bares tienen que alojar a todos sus clientes en su interior y son muy pocos los lugares donde haya mesas y sillas al aire libre, generalmente desplegadas centros comerciales o durante algunos festivales. En Madrid, donde la omnipresencia de las terrazas se convirtió en debate nacional durante la pandemia y hay casi 60.000 mesas desplegadas en las calles, es difícil imaginarse algo así, pero en el país nipón sucede y convive con una abundante oferta hostelera.

Las terrazas son distintas en todos los países, pero en Madrid ocupan más metros cuadrados de espacio público que en la mayoría de ciudades. En París, por ejemplo, se montan pegadas a las fachadas de los edificios, para ver pasar a los transeúntes mientras a la vez te dejas ver tomando algo. En Europa Central -especialmente en Alemania- son muy populares durante el verano los biergarten, espacios de mesas corridas generalmente situados en recintos cerrados pero al aire libre, donde sociabilizar frente a grandes jarras de cerveza y abundantes platos de comida.

Vuelvo a Francia para tomar nota sobre el verde y ver cómo están cambiando sus ciudades para adaptarlas a la emergencia climática que tenemos encima. París es la capital que más se ha puesto como ejemplo, con la reconversión de muchos aparcamientos en islas verdes a pie de calle, abundante vegetación donde antes había coches. Pero no es la única ciudad, un con estas políticas, un paseo por Lille (en la frontera con Bélgica) permite ver que la idea de habilitar espacios verdes en cada esquina está bastante extendida en el país galo.

Naturalizar espacios para hacer la vida ciudadana más agradable. Equilibrar el uso del espacio público para dar cabida a otros medios de transporte que no sea el coche revierte en todos. Son cosas que ya están haciendo muchas ciudades del mundo y que se descubren in situ viajando, poniendo atención a los usos urbanos de los espacios además de a sus monumentos y museos.

En tu próximo viaje, seguro que sacas algunas ideas que le podrían servir a Madrid para convertirse en una ciudad mejor. ¿Las compartimos?

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