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Leyes de la estupidez humana
Carlo María Cipolla (sí, Cipolla) fue el autor del pequeño ensayo satírico “Leyes fundamentales de la estupidez humana”. Al principio lo escribió para compartirlo entre amigos pero fue tan grande su éxito que acabó publicándose en 1988. Cipolla considera que hay cuatro tipo de personas: los incautos, los inteligentes, los malvados y los estúpidos, siendo el estúpido, para él, el peor de todos ellos. El incauto es una persona que es capaz de beneficiar a los demás aun perjudicándose a sí mismo. El inteligente toma las decisiones más precisas para beneficiarse él pero, también, a los demás. El malvado actúa movido sólo por el beneficio propio sin importarle perjudicar a los otros. En cuanto al estúpido… bueno, el estúpido es esa persona capaz de perjudicar a los demás sin beneficiarse él o incluso perjudicándose.
En la teoría de Cipolla, como en el horóscopo, puede haber ascendentes porque es muy difícil (o imposible) ser puro en algo. Es decir, una persona inteligente puede tender a ser incauta (cuanto más incauta sea menos se beneficiará a sí misma y más a los demás) o a ser malvada (cuanto más se acerque a la maldad más perjudicará a los otros y más actuará en beneficio propio). El malvado oscila entre la inteligencia y la maldad. El incauto entre la estupidez y la inteligencia. El estúpido está a medio camino entre los malvados y los incautos.
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Cipolla, en su libro, identifica cuatro leyes fundamentales de la estupidez humana. Son, y cito textualmente, las siguientes: 1) Siempre e inevitablemente cualquiera de nosotros subestima el número de individuos estúpidos en circulación; 2) La probabilidad de que una persona dada sea estúpida es independiente de cualquier otra característica propia de dicha persona. 2) Una persona es estúpida si causa daño a otras personas o grupo de personas sin obtener ella ganancia personal alguna, o, incluso peor, provocándose daño a sí misma en el proceso; 3) Las personas no-estúpidas siempre subestiman el potencial dañino de la gente estúpida; constantemente olvidan que en cualquier momento, en cualquier lugar y en cualquier circunstancia, asociarse con individuos estúpidos constituye invariablemente un error costoso; 4) Una persona estúpida es el tipo de persona más peligrosa que puede existir.
Vamos, que un estúpido puede ser analfabeto o licenciado, rico o pobre, joven o adulto, de izquierdas o de derechas, creyente o ateo, listo o tonto. Lo que diferencia al estúpido del que no lo es, es sólo la inteligencia. Habría (y sería una distinción muy discutible) que diferenciar al inteligente del listo, siendo el inteligente el que tiene capacidad para comprender, analizar, tener una visión global, reflexionar y tomar decisiones mientras que el listo sería una persona hábil capaz de resolver problemas más inmediatos. Por eso hay personas muy listas que se comportan de forma estúpida. Un inteligente podrá ser algo malvado (tender a beneficiarse a sí mismo más que a los demás) o algo incauto (tender a beneficiar a los demás más que a sí mismo) pero es difícil que se comporte de forma estúpida. En su ensayo satírico Cipolla dice que los estúpidos son un grupo no organizado más peligroso que la mafia. Es probable que sea verdad. Todos nos creemos inteligentes, incautos e incluso malvados, pero es difícil que nos consideremos estúpidos. Pero el caso es que hay muchos y nada nos asegura que no seamos nosotros, a ojos de los demás, uno de ellos.
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