La extraña y misteriosa alergia a la carne provocada por garrapatas
Las picaduras de ciertas garrapatas pueden causar, con una probabilidad desconocida, una alergia potencial a la carne, hasta el punto de provocar casos de anafilaxia (reacción alérgica grave, con riesgo de muerte). Diversos medios de comunicación en España han difundido recientemente noticias sobre esta peculiar y misteriosa reacción del sistema inmunitario. Aunque se conoce este tipo de alergia desde el año 2002 en Estados Unidos, en España se van conociendo más casos de alérgicos por esta causa. Sobre todo, en zonas donde las picaduras por garrapatas son más frecuentes como en áreas rurales de Galicia y Asturias.
Esta alergia a la carne es bastante peculiar por múltiples razones. Por un lado, es una reacción alérgica dirigida a un hidrato de carbono conocido como alfa-gal (Galactosa-alfa-1,3-galactosa) presente en la mayoría de mamíferos excepto humanos, monos del Viejo Mundo y simios. Esto se trata de algo bastante excepcional ya que las alergias prácticamente siempre se producen ante ciertas proteínas (de las frutas, frutos secos, de los ácaros, de la piel de mascotas...). Por otro lado, no todos los animales cuya carne ingerimos poseen alfa-gal. Así, por ejemplo, el pollo, el pavo o el pescado son seguros para las personas alérgicas a esta molécula.
Otro rasgo llamativo es el carácter transitorio de esta alergia, pues puede desaparecer en un plazo de meses a años. Así, la persona previamente alérgica a la carne puede volver a ingerirla o estar en contacto con ella pasado un tiempo indefinido. Además, cuando la alergia se desencadena, lo hace con retraso (entre 4-6 horas) con respecto a cuando la persona estuvo expuesta a la carne. Esto es extremadamente raro ya que las alergias suelen darse rápidamente, en cuestión de minutos. De hecho, es la primera alergia documentada que puede provocar una anafilaxia con horas de retraso tras la exposición al alérgeno.
Esta característica excepcional conlleva un gran peligro para el individuo que lo sufre. Así, por ejemplo, una persona está durmiendo tranquilamente tras una cena en la que ha ingerido carne y, de repente, se despierta sobresaltada porque se está desencadenando la reacción alérgica, con riesgo de anafilaxia. Debido a estas circunstancias, puede que las personas no reaccionen con rapidez ante esta situación. Desafortunadamente, no se trata de un ejemplo ficticio, pues se han registrado varios casos de pacientes que descubrieron su alergia de esta terrorífica manera.
Este retraso de horas entre la exposición a la carne y la reacción alérgica dificulta bastante el diagnóstico, al ser complicado encontrar la relación entre ambos. Además, también lleva a que desconozcamos la magnitud real de este problema sanitario en nuestro país pues, con toda probabilidad, existen casos que todavía no han sido diagnosticados. Tampoco conocemos múltiples factores asociados a esta alergia, como si existen personas predispuestas a padecerla, qué especies de garrapatas u otros animales están involucradas o qué otras causas o mecanismos participan en su desarrollo.
El mecanismo por el cual una picadura de garrapata llega a desencadenar una alergia no está todavía claro. Sí que se sabe que las garrapatas pican también a animales (entre ellos caballos, cerdos, vacas...) y, al picar también a humanos existe la posibilidad de que las moléculas alfa-gal pasen a la sangre. Además, ciertas garrapatas pueden producir también alfa-gal por sí mismas. El sistema circulatorio es un lugar en dónde la alfa-gal no debería estar presente, por lo que existe entonces un riesgo de sensibilización de la persona frente a este hidrato de carbono, ya que el sistema inmunitario lo reconoce como extraño. Más tarde, al entrar en contacto con la carne con alfa-gal, se produce una reacción alérgica (con producción abundante de anticuerpos IgE) que puede ser leve con picores, inflamación, urticaria y problemas gastrointestinales o desencadenar reacciones más serias como el shock anafiláctico. Cuantas más picaduras de garrapata haya sufrido una persona, mayores probabilidades de que se desarrolle una alergia.
Además de la alergia a la carne, las personas también sufren alergia a ciertos medicamentos que poseen alfa-gal (como ciertos medicamentos contra el cáncer o contra hongos), a productos procesados que contengan elementos animales con esta molécula (como la gelatina) o, en ocasiones, a la leche y quesos.
Aun así, la exposición aislada a la alfa-gal en sangre no explica por sí sola la producción de la alergia y varios científicos han planteado la hipótesis de que debe haber algo en la saliva de la garrapata que esté implicado en este fenómeno, induciendo la alergia. De qué se trata exactamente, es algo que todavía se desconoce como otros muchos factores. Por ejemplo, en ciertas poblaciones de Kenia y Zimbabue se encontraban con frecuencia personas con infecciones crónicas de parásitos que tenían niveles elevados de IgE en sangre contra la alfa-gal. A pesar de ello, no llegaban a desarrollar alergias, para desconcierto de los médicos. Además, tampoco se sabe si una exposición a bajas dosis de alfa-gal podría proteger frente a reacciones de anafilaxia, ni por qué unas especies de garrapatas pueden provocar esta alergia, mientras que otras no o cuáles son los mecanismos inmunitarios que se dan durante esta alergia.
Por el momento, en este asunto aún hay muchas más preguntas por responder que respuestas. Mientras los inmunólogos tratan de resolver los enigmas tras esta alergia, las personas deberían tener en cuenta esta rara alergia que se presenta de repente, sin venir a cuento y tratar de hacer memoria sobre anteriores picaduras de garrapata. Dado que el cambio climático favorece las plagas de garrapatas, no será ninguna sorpresa que, como consecuencia, las alergias a la carne también se incrementen con el tiempo en nuestro país y en todo el mundo.