La 'receta Casado' frente a la crisis: tumbar al Gobierno y crear una agencia para el reparto de ayudas europeas
De todas las políticas que habitan en la política española, la de Pablo Casado es de las más contradictorias que se divisan en el panorama actual, y no solo porque haya destituido a Cayetana Álvarez de Toledo con los mismos argumentos que usó para auparla a la portavocía del Congreso. El líder del PP dice que ama a España y a los españoles, pero se niega a participar en un consenso presupuestario para la reconstrucción nacional en tiempos de emergencia socioeconómica; se da golpes de pecho con la Constitución, pero se burla de las obligaciones que le impone la Carta Magna como jefe de la oposición para la renovación del Poder Judicial; presume de demócrata, pero cuestiona la legitimidad de un Gobierno elegido democráticamente en el Parlamento y se declara preocupado por la ausencia de liderazgos en un momento tan crítico cuando el suyo es de los más débiles y cuestionados de cuantos ha tenido la derecha española en democracia.
Lo que ha exigido Pablo Casado durante su visita a La Moncloa para sentarse a negociar los Presupuestos Generales del Estado es que Pedro Sánchez rompa el Gobierno. Sí, que en medio de la peor pandemia en un siglo, dinamite su gabinete, que deje de gobernar y que luego, ya, si eso, igual pueden empezar a hablar. El poder ya se sabe que pertenece a la derecha por derecho y que, cuando no lo tiene, juega al filibusterismo, al bloqueo y a lo que haga falta.
Con Unidas Podemos no hay negociación desde el PP porque así lo ha dicho su presidente; sin Unidas Podemos no hay Gobierno porque fue gracias a su apoyo en el Parlamento por el que Sánchez fue investido presidente y sin Gobierno, claro, no habría tampoco Presupuestos. Pero el guión de Casado para su visita a La Moncloa sigue siendo el mismo desde que comenzó la Legislatura. Con pandemia o sin pandemia, el de Sánchez es un Gobierno al que no reconoce legitimidad y con el que, por tanto, no hay nada que negociar. Ni cuentas públicas ni órganos constitucionales, por más que lleven dos años –que pueden ser hasta cinco– en un limbo jurídico ante la falta de acuerdo para su renovación y lo mande esa Constitución que sigue en pie, como dicen los populares, solo porque la defiende cada día y cada noche la derecha.
Un país social y económicamente devastado por la pandemia
Casado ha instalado entre sus huestes el mantra de un Gobierno que rechaza la Monarquía, exige la demolición de la Constitución y ataca a la jefatura del Estado. Y lo peor es que quienes compran la mercancía ignoran que no hay mayor ejercicio de antipatriotismo que el obstruccionismo de la derecha con su negativa a renovar los órganos constitucionales o a participar en la reconstrucción socioeconómica de un país devastado ya social y económicamente por la pandemia.
El líder del PP hubiera tenido muy fácil comparecer ante los medios, tras su reunión con Sánchez, y explicar tan solo que tras dos horas de reunión y su disposición a acudir a la cita, el presidente del Gobierno no le presentó ni un cuadro macro ni las líneas generales de las cuentas públicas para las que reclama el apoyo. Podría haber dicho también que para una negociación presupuestaria estaría bien que hubiera, al menos, un anteproyecto de presupuestos sobre el que empezar a hablar y que Sánchez no le había detallado ni números, ni planes, ni reformas.
Pero, no. Casado confunde siempre la parte con el todo, se recrea en posiciones maximalistas y pierde toda credibilidad ante una ciudadanía que, a diferencia del partido que lidera, ha entendido a la primera que la solución a la crisis del COVID–19 pasa por acabar con el virus, pero también por sacar de la refriega política y electoral la gestión de la pandemia.
Y, como el presidente del PP no está dispuesto a ello pero tampoco a que se le conozca por el “señor del no”, se ha sacado de la manga una oferta para crear una agencia independiente para la gestión de las ayudas europeas y los planes de emergencia, en la que PP y PSOE se pongan de acuerdo para la distribución de los fondos. Parece que lo que dice la Constitución no rige para el PP en lo que respecta al Poder Judicial, pero que lo que se decida por consenso entre los partidos en un nuevo organismo público será dogma de fe para los populares. Ah, eso sí, todo mientras su líder exige para salir de la crisis una reducción inmediata de la burocracia. ¡Mucho mejor una agencia de nuevo cuño que la actual estructura administrativa del Estado para gestionar las ayudas de Bruselas!
Por lo demás, siguió, como don erre que erre, con que Iglesias “está en una petición de cambio de régimen constitucional, ha pedido que el Rey abdique y que haya un referéndum sobre la Monarquía” y que así “empezamos muy mal” porque el PP no se plantea, afirmó, negociar con un Gobierno en el que uno de sus miembros “aboga por un referéndum de autodeterminación en Cataluña, trata a EH Bildu como un interlocutor político y está imputado por financiación irregular”. Por tanto, para Casado, “la pelota está en el tejado de Pedro Sánchez, que ha de decidir si rompe la coalición de gobierno o la mantiene”, ya que en su opinión los socialistas podrían gobernar en minoría alcanzando acuerdos parlamentarios con el PP en “temas básicos” como la sanidad o la educación.
El caso es que la ministra de Hacienda y portavoz del Gobierno, María Jesús Montero, ya ha dicho que el Gobierno ha aceptado estudiar la propuesta de crear una Agencia de Recuperación, pero que la idea no pasa de “accesoria” y “absolutamente instrumental” porque lo importante es decidir la orientación de los Presupuestos, fondos europeos incluidos.
De "decepcionante" llegó a calificar la ministra el encuentro entre el presidente y Casado, tras constatar que el PP "le ha dado la espalda al diálogo"
De “decepcionante” llegó a calificar la ministra el encuentro entre el presidente y Casado, tras constatar que el PP “le ha dado la espalda al diálogo” y que, con Cayetana o sin Cayetana, “es el mismo Casado de hace dos años, el que permanentemente dice que gira al centro pero cuando tenemos ocasión de hablar vemos que parece que gira sobre sí mismo en espiral”.
“Pareciera [añadió Montero] que no hemos vivido una pandemia que se ha llevado la vida de miles de compatriotas. Casado ha perdido una oportunidad de oro para demostrar que es un hombre de Estado” y que su único objetivo no es tumbar al Gobierno, sino ayudar en la reconstrucción del país, más allá de diferencias ideológicas o intereses partidistas.
Arrimadas exige una estrategia nacional para la vuelta al cole
Así que como Sánchez tiene la iniciativa, la obligación y la urgencia para sacar el país adelante con unas nuevas cuentas públicas y ha tomado nota del “no es no” del PP, hace tiempo que explora otras vías, más allá de la mayoría que hizo posible su investidura. A su socio de coalición no le gusta demasiado el trato preferente que el PSOE ha decidido dar a Ciudadanos en esta negociación. Pero como los socialistas no tienen la certeza de que ERC vaya a anteponer las necesidades presupuestarias del país a su competición electoral con los ex convergentes, se reafirman en su estrategia de acercamiento con Arrimadas, mucho más después de su apoyo a todas las prórrogas del estado de alarma durante la pandemia.
“Cuando los números no salen porque algunas formaciones políticas están esperando otro momento o porque ponen requerimientos imposibles porque eso es lo mismo que decir que no, obligan a buscar otras alianzas”, ha dicho la ministra portavoz, María Jesús Montero en rueda de prensa en el Palacio de la Moncloa tras la reunión de Sánchez con el presidente del PP, Pablo Casado. El Gobierno aguarda a la reunión de Sánchez con Rufián este jueves para saber “su cronograma y sus plazos”, pero antes ya ha avanzado con Arrimadas, partidaria de sacar “la pandemia de la refriega política y de arrimar el hombro”. Con ese ánimo acudió la líder de Cs a La Moncloa, además de con una batería de medidas a implementar: una estrategia nacional para la vuelta al colegio –y no 17, una por cada Comunidad– de tal forma que Sánchez asuma el liderazgo en materia educativa, un plan de conciliación, la extensión de los ERTE más allá del 30 de septiembre, la supresión de la cuota de autónomos para aquellos que no han recuperado aún su actividad y una tregua política por España para afrontar la segunda ola de la pandemia y el futuro económico.
“Para nosotros no es fácil negociar con este Gobierno, pero todos hemos hecho cosas extraordinarias en el último año y ante esta situación estamos obligados a hacerlo todos”, afirmó Arrimadas, tras desbrozar también algunas reformas económicas que ha pedido a Sánchez para que el país despegue y pueda afrontar futuras crisis con mayor tranquilidad.
Arrimadas, a diferencia de Casado, transitó por el camino de la responsabilidad institucional y la centralidad, y anunció su voluntad firme y real a sentarse a negociar unos Presupuestos “sensatos y realistas”. Un camino que, calificó, de difícil, pero correcto ante la situación crítica por la que atraviesa el país.
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