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El Ayuntamiento de Víznar sitúa la fosa de García Lorca en el barranco y la señala con una placa
El Ayuntamiento de Víznar (Granada) ha colocado una placa en el Barranco de Víznar en la que sitúa la fosa de Federico García Lorca y los tres fusilados junto a él en ese enclave, donde se calcula que podría haber enterradas hasta 2.000 víctimas de la Guerra Civil.
La decisión de situar allí una placa fue del anterior alcalde de la localidad, Luis Antonio Pérez Sánchez (IU), quien está convencido de que el poeta se encuentra en la denominada 'Fosa 2C', después de que el arqueólogo que dirigió las catas hace dos años en el paraje así se lo asegurara de forma informal.
Se trata de Iván Sánchez, que en junio de 2013 coordinó los trabajos en el barranco que permitieron ubicar cinco fosas comunes --señalizadas hoy día--, donde se encontraron restos de armas de fuego y huesos humanos, con una disposición aleatoria y no convencional, por lo que se trasladó el asunto a un juzgado, que, como vienen haciendo todos los tribunales en estos casos, sobreseyó el caso.
“Él me dijo en privado que había encontrado una fosa con tres cuerpos superpuestos y que estaba convencido de que si seguía excavando encontraría el cuarto y que ese podía ser el lugar en el que estuviera Lorca, aunque no tenía manera de poder demostrarlo. Por eso no se dijo nada entonces”, ha explicado a Europa Press el exalcalde de la localidad, quien decidió colocar la placa en el barranco señalando la fosa como un “atrevimiento” o quizá “un descaro”.
Sin embargo, y según ha indicado el propio Sánchez a Europa Press, “no existen datos fehacientes” para determinar que la fosa 2C contenga los restos del poeta, ya que sólo una exhumación podría determinarlo. No obstante, ha admitido que al equipo que trabajó en la zona le pareció “muy raro” que este enterramiento se situara en posición vertical junto a otro mucho más grande. “El aura lorquiana” siempre está presente en este paraje, por lo que las características de esta fosa le llevaron a pensar que podría tratarse de la del poeta, aunque insiste en que no tiene pruebas científicas de ello.
Por ello, ha indicado que sería necesaria una tercera fase de los trabajos, tras los sondeos realizados en el barranco y en Puerto Lobo, que consistiría en la exhumación de las fosas delimitadas. “En Puerto Lobo no encontramos evidencias de fosas después de analizar más de 40.000 metros cuadrados, pero sí en el Barranco de Víznar, que es el único lugar de todo el paraje en el que hasta ahora se han hallado restos óseos de víctimas de la guerra”, ha explicado.
LA FOSA 2C EN EL INFORME REALIZADO
Según consta en el informe elaborado por el equipo de Sánchez entonces, al que ha tenido acceso Europa Press, en la fosa 2C se identificaron restos óseos superpuestos de tres individuos, en un enterramiento colectivo de menor longitud que en la zona anexa, concretamente con unas dimensiones de 3,00 metros de longitud por 0,50 metros de ancho por 0,86 metros de cota.
Para los arqueólogos, la característica “más llamativa” de este enterramiento fue la ocupación tan reducida del ancho del habitáculo, la compresión de los restos óseos y su ubicación dentro del perímetro de la zona 2 pero fuera a nivel del perfil norte, introduciéndose en éste hasta ocupar el ancho total de 0,50 metros dentro del perímetro sur de la zona 2C.
Por otro lado, el alcalde ha explicado que con la placa que marca la fosa se ha querido también rendir homenaje a los banderilleros fusilados junto a Lorca y al maestro de escuela Dióscoro Galindo, ya que “se les asesinó no porque fueran banderilleros, sino porque estaban afiliados a la CNT” y por eso se les nombra como “anarquistas”, aunque a uno de ellos, Joaquín Arcollas, con el nombre de forma errónea, quizá “por un fallo en la imprenta”.
De la colocación de la placa no tiene noticias el presidente de la Asociación Granadina para la Recuperación de la Memoria Histórica, Rafael Gil Bracero, quien ha indicado a Europa Press que sólo sabía que allí se llevaron a cabo unas catas, pero que no se supo nada de la identidad de las víctimas. Tampoco el actual equipo de gobierno, que preside el alcalde Joaquín Caballero (IU), ha dicho conocer las razones concretas de la colocación de la placa, que fue decisión del anterior alcalde varios meses antes de las elecciones municipales. “Sé que se puso una placa porque el alcalde tenía indicios de que Lorca podía estar allí, pero nada más”, ha indicado a Europa Press.
En el Barranco de Víznar ya situó la fosa del autor de 'Yerma' el hispanista francés Claude Couffon, una teoría que volvió a salir a la luz hace unos meses, cuando apareció un informe policial fechado en 1965 sobre la muerte del poeta, que la ubicaba a unos dos kilómetros a la derecha de Fuente Grande, es decir, aproximadamente en esa zona.
Couffon, que falleció en 2013, visitó dos años antes el Barranco, donde explicó que allí fue a parar con una cámara japonesa oculta para fotografiar la zona en la que él consideraba que estaba enterrado el escritor de Fuente Vaqueros. Así lo expuso en su libro 'Granada y García Lorca', que la editorial Losada publicó en Buenos Aires en 1967, justo dos años después del informe aparecido recientemente.
Explica en ese libro el hispanista francés cómo se encontró, mientras hacía sus investigaciones, en una taberna del Albaicín conversando con un vecino del barrio. Éste le habló del barranco de Víznar, y de cómo los “verdugos de Nestares”, en alusión a José María Nestares, jefe del frente de Víznar en 1936, fusilaban a sus víctimas.
“Cuando sus tumbas estaban cavadas --casi siempre de noche, a la luz de los focos--, los prisioneros eran conducidos frente a un sacerdote falangista para que confesaran, y le contaran todo lo que querían saber. (...) Terminada la confesión, se quitaban las esposas a los presos, se les ordenaba levantar los brazos y era la orden fatal: ”¡Corre!“, le aullaban. Entonces a espaldas de los desafortunados se les veía apuntar los revólveres, y se producían las dos detonaciones secas que hacían estallar la nuca... Cuando los cuerpos caían mal, por ejemplo de espaldas, ellos lo empujaban a patadas hasta los pozos... Así es, señor, como se moría en Víznar”, fue el testimonio del hombre, que recoge en su libro.
Couffon explica además que el Barranco de Víznar, que está plantado de pinos ahora, no estaba en el año 36 de la misma forma, sino que las fosas eran muy visibles, según le contaron, y que la razón del cambio sólo radicaba en la intención de “disimular el crimen” y que las raíces de los árboles acabaran con cualquier huella de lo que allí pudo ocurrir.