El Gobierno de Aragón permite cazar jabalíes todo el año para proteger al cerdo
A por el jabalí. El Gobierno de Aragón ha levantado las restricciones temporales para abatir ejemplares de esta especie en el Plan de Caza 2019-2020 para prevenir el contagio de enfermedades animales como la peste africana, que supone una amenaza para la ganadería del porcino, cuya implantación en magnitudes industriales supone una de las principales apuestas económicas de la comunidad.
“Para prevenir la posible difusión de epizootias se permite la caza del jabalí a la espera durante todo el año tanto en terrenos cinegéticos como en los no cinegéticos”, señala el plan, que incluye los modelos para comunicar la organización de los apostaderos. La caza a la espera es una modalidad en la que el cazador espera oculto a que pasen por la zona que domina con su arma los ejemplares de la especie que pretende abatir.
Las esperas quedan autorizadas “a lo largo de todo el año y en cualquier tipo de terreno tanto cinegético como no cinegético, que no sea zona de seguridad ni esté vedado a la caza”. Cuando se realicen en “un coto municipal, deportivo, privado o intensivo o en una zona no cinegética”, bastará con tener el permiso del titular y con comunicárselo con 24 horas de antelación a los servicios provinciales de Desarrollo Rural, “no siendo necesario su comunicación al Inaga”, el Instituto Aragonés de Garantía Ambiental.
Cupos abolidos y vedas modificables
La espera es la única modalidad en la que se levantan las restricciones, ya que para las batidas convencionales el periodo hábil se limita al que transcurre del tercer domingo de septiembre (el día 15) al cuarto de febrero (el 23).
No obstante, los periodos de veda del jabalí “podrán verse aumentados o restringidos en determinados cotos, municipios o comarcas” por motivos de “investigación, prevención mediante control poblacional y, en su caso, lucha contra determinadas epizootias en el jabalí” como la triquinosis. Esas modificaciones “se incorporarán de oficio” en los planes de los cotos que ya estén aprobados.
En cuanto a la cantidad de animales a abatir, el plan señala que “no se establece límite alguno de cupo de capturas en el jabalí” al mismo tiempo, prohíbe “la caza de hembras seguidas de rayones” o crías. Aunque está restricción también puede tener excepciones, como la existencia de “razones sobradamente justificadas” que “así lo aconsejen” en el plan técnico o en el Plan Anual de Aprovechamientos Cinegéticos.
La amenaza de la peste africana
La peste porcina africana lleva una década expandiéndose por Europa desde que cruzó los Urales en 2007. La epizootia se ha extendido por el norte y el centro de Europa, donde según el último informe del Ministerio de Agricultura, se han detectado 1.686 focos en granjas de porcino (1.261 de ellos en Rumanía) y 16.331 en jabalíes, lo que sitúa a estos animales como uno de los principales vectores de expansión de la enfermedad.
En los dos últimos años han comenzado a detectarse casos en Bélgica, con 622 grupos de jabalíes afectados y 785 animales con la infección confirmada, varios de ellos en la zona fronteriza con Luxemburgo y Francia. “La zona infectada demarcada limita con la frontera” de esos dos países, señala en documento, que también anota que se expande a una velocidad de dos kilómetros por semana.
La aproximación de los focos, que se encuentran a más de mil kilómetros en línea recta de España, ha llevado al Ministerio de Agricultura y a las comunidades pirenaicas a extremar las precauciones para evitar que los animales infectados con el virus de la peste africana puedan cruzar la cordillera y comenzar a expandirlo por la cabaña porcina, algo que tendría consecuencias económicamente catastróficas en lugares como Aragón, donde el porcino, con un desmesurado crecimiento en los últimos años, genera un tercio de la renta agraria. La supresión de las restricciones a la caza del jabalí se enmarca en este escenario.
Las medidas contra la triquina
Por otro lado, el Plan de Caza sí permite abandonar en el monte las piezas de caza mayor (o sus restos) cuando en la cacería no se hayan abatido más de veinte animales, para “favorecer las poblaciones de aves necrófagas”.
“Se podrán abandonar en el mismo terreno donde hayan sido cazados”, señala la orden , que recomienda que “en la medida en que ello sea posible, y a criterio del cazador, se intentará disponer estos restos en un lugar despejado de vegetación con el fin de favorecer su consumo por las aves necrófagas”. Siempre deben retirarse de los cauces de agua y de las zonas en las que esta se embalsa.
Eso no podrá hacerse con los jabalíes en los que se detecte triquina, un parásito que afecta tanto al jabalí como a los seres humanos, o con los cazados en un área en la que esta enfermedad haya aparecido a lo largo de la campaña de caza.
No obstante, el plan añade que “la carne de estos jabalíes negativos a triquina podrá destinarse al autoconsumo o, si es declarada apta tras la inspección veterinaria post mortem, destinarse a su comercialización”.