“Montserrat Domíguez se enamoró de La Palma por su ‘tempo’, por su brisa”
El alcalde de Santa Cruz de La Palma, Sergio Matos, ha presentado este sábado a la pregonera de las fiestas lustrales de la Bajada de la Virgen 2015. “Dicen quienes aquí la conocen bien, que Montserrat Domínguez se enamoró de La Palma por su tempo, por su brisa, por su cadencia y por el carácter especial de los palmeros, una idiosincrasia marcada por un pueblo, a la vez, abierto, acogedor y afectivo”, ha afirmado en su discurso. El primer edil de la capital recordó la estrecha relación que mantiene la periodista madrileña con la Isla y destacó que la dedicación profesional de Domínguez “nos invita a reflexionar sobre la importancia del periodismo como vehículo imprescindible en la difusión de nuestra fiesta, de sus cualidades, de sus originalidades y, cómo no, de las gentes que cada lustro las hacen posibles. Y a pensar en la libertad de expresión como un valor irreducible, como un altar que fabrica el ser humano a su propia esencia comunicativa”.
Sergio Matos resaltó “el talento de los palmeros” e hizo hincapié en que “el pueblo es el auténtico protagonista de la fiesta”. La Bajada de la Virgen es “símbolo inequívoco de nuestra identidad”, ha afirmado. A continuación transcribimos su discurso:
Dignísimas autoridades, Sra. Pregonera, Dª. Montserrat Domínguez Montolí, Sras. y Sres.:
La reciente concesión de la Medalla de Oro de Canarias a favor de la Bajada de la Virgen de las Nieves se suma a otras distinciones —como la declaración de Fiesta de Interés Turístico Nacional o el Premio Internacional otorgado por el Centro Internacional para la Conservación del Patrimonio— que vienen a poner de relieve los valores religiosos, etnográficos, artísticos, culturales y, sobre todo, sociales, que sintetizan una de las manifestaciones del patrimonio festivo más antiguas y más originales dentro del mundo hispánico. Una antigüedad que se ha ido revitalizando en cada siglo, gracias al talento de tantos palmeros que han apostado por la creación literaria o musical como mecanismo de alabanza y como cumplimiento, en definitiva, del voto jurado a Nuestra Señora de las Nieves en aquel decisivo año de 1676. Y una originalidad que nace, primero, de la naturaleza barroca que impregnó desde su nacimiento a esta fiesta y, segundo, de esa misma creatividad que ha sabido dar nueva savia a los actos llamados tradicionales o ha creado, con cada cambio de mentalidad, otros nuevos.
El pueblo, auténtico protagonista de la fiesta, el pueblo palmero, ha logrado también aprehender de la tradición de sus mayores algo fundamental y decisivo: la conservación, consciente, y el mantenimiento, apasionado, de esta cita lustral, convertida, así, en símbolo inequívoco de nuestra identidad, integrada por la magia de la Danza de Enanos, por la aventura gimnástica de los Acróbatas, por la riqueza literaria y musical del Carro Alegórico y Triunfal, por la ingenuidad conmovedora de la Pandorga —cómplice de la noche—, o por la emoción que sigue despertando la melodía de la Loa de Recibimiento a la llegada de la imagen de la Virgen a esta misma plaza.
Y he aquí, ante nosotros, otro símbolo de gran significación para el corazón y la mentalidad de los palmeros, este conjunto histórico renacentista, considerado por los especialistas, el más importante de Canarias. La fachada de El Salvador, que hoy nos sirve como decorado natural, contiene una serie de inscripciones y figuras que constituyen un perfecto ejemplo del discurso de la Contrarreforma, que, en este caso, da preponderancia a la idea de la verdad; la fachada de las Casas Consistoriales, también con sus propias inscripciones y sus figuras en relieve, puede considerarse un auténtico manual de educación para los servidores locales de la vida pública, en el que se ensalzan determinadas virtudes (como la Fidelidad, representada por los delfines) y en el que se condenan ciertos vicios (como la Envidia; y se anima a luchar contra ella a través de la propia virtud, entendida en el sentido latino de ‘fortaleza’, de mantenerse firme ante la adversidad). Y, por último, la fuente pública, centro neurálgico de encuentros cotidianos e histórica aguadora muda, aunque no silenciosa, que siempre parece dar más de lo que recibe.
Esta misma plaza ha sido históricamente escenario clave en el desarrollo de las Fiestas Lustrales y justo es que, una vez más, se convierta en esta tarde en teatro al aire libre desde el que acoger la Lectura del Pregón de esta sexagésimo octava edición. La dedicación profesional de Dª. Montserrat Domínguez Montolí nos invita a reflexionar sobre la importancia del periodismo como vehículo imprescindible en la difusión de nuestra fiesta, de sus cualidades, de sus originalidades y, cómo no, de las gentes que cada lustro las hacen posibles. Y a pensar en la libertad de expresión como un valor irreducible, como un altar que fabrica el ser humano a su propia esencia comunicativa.
La aventura de la periodista en la isla de La Palma se inicia a mediados de la década de 1980, gracias a sus amistades más íntimas —entre las que se incluyen diferentes personalidades locales del mundo de la cultura—, reforzada luego por su propio trabajo periodístico. Así, nombres como el de la maestra de piano doña Rosario Gómez, cuya memoria sigue aún hoy presente en tantas generaciones de músicos que pasaron por sus manos, personifican los vínculos de Montserrat Domínguez con nuestra tierra, gracias a la amistad forjada en sus estudios madrileños con su nieta, improvisada mensajera de La Palma en la capital de España.
En la edición lustral de 2010, vimos a Montserrat Domínguez entre el público asistente a la presentación del disco de Luis Cobiella Las orillas de Dios, realizada por la Escuela Insular de Música de La Palma, centro con el que también ha colaborado mediante la presentación, en junio de 2006, del número 2 de su revista Da capo, por su amistad con la directora de la Escuela Insular de Música de La Palma.
Para sus lectores de La Palma su conocido artículo «Aquellos días en Velhoco», publicado en la revista de Paradores Nacionales, supuso en su momento un estímulo cultural y turístico para la isla y fue un motivo de noble orgullo para los palmeros, que estimaron su peculiar estilo escriturario, a la vez lírico y marcado por su tono intimista, y el esmero con el que abordó las descripciones paisajísticas o la rememoración de personajes humildes pero de gran soberanía, como la maestra quesera doña Onésima González Lorenzo.
Dicen quienes aquí la conocen bien, que Montserrat Domínguez se enamoró de La Palma por su tempo, por su brisa, por su cadencia y por el carácter especial de los palmeros, una idiosincrasia marcada por un pueblo, a la vez, abierto, acogedor y afectivo.
Montserrat Domínguez es licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid y Master en Periodismo por la Universidad de Columbia en Nueva York, donde estudió gracias a una beca Fulbright. Actualmente ejerce como directora editorial del diario en línea El Huffington Post desde su lanzamiento en España, en 2012.
Ha trabajado en la Agencia EFE y en Canal +, Antena 3 y Telecinco. En esta última cadena se encargó de dirigir y presentar informativos, programas especiales y, durante cuatro años, el espacio de debate, tertulia y entrevistas «La Mirada Crítica», por el que obtuvo el Premio Salvador de Madariaga de Periodismo, otorgado por el Parlamento Europeo. En Antena 3 dirigió documentales y el programa «Ruedo Ibérico».
Entre 2008 y 2012 dirigió y condujo el magazine de la Cadena SER «A vivir que son dos días», líder de audiencia durante los fines de semana. Ha sido columnista política del diario La Vanguardia, y es vicepresidenta de la Asociación de Periodistas Europeos. Es colaboradora habitual de «La Ventana», en la SER, y de la tertulia política de «El Programa de Ana Rosa» en Telecinco.
Entre los premios que ha cosechado a lo largo de su carrera, merecen destacarse, además del Madariga, los del Club Internacional de Prensa, la Antena de Oro y la Fundación Independiente.