El saltamontes gigante del Remo o la mostaza de Aridane, los otros supervivientes de la erupción

Una pareja de saltamontes gigantes de El Remo. / FOTO: Grupo de Investigaciones Entomológicas de Tenerife  (GIET)

Luis G. Morera/EFE

6 de enero de 2022 10:55 h

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Las tres especies endémicas de la isla de La Palma que han sido monitorizadas por científicos del Instituto de Productos Naturales y Agrobiología (IPNA) ante el riesgo de afección por caída de cenizas durante la erupción del volcán han sobrevivido.

Las dos especies vegetales vigiladas son la garbancera canaria (Cicer Canariensis) y la mostaza de Aridane, que tienen su hábitat natural a pocos kilómetros del lugar de erupción, en Cabeza de Vaca.

Afortunadamente, ya se han encontrado ejemplares reverdeciendo tras la erupción, lo que es una garantía de su supervivencia.

La garbancera canaria ha sido una especie particularmente afectada no solo debido a la deposición de cenizas y al empobrecimiento de la calidad del aire durante la erupción, sino también debido a que los conejos silvestres se alimentaron de ellas por la desaparición de otras especies vegetales.

“A día de hoy han brotado otras especies como tederas y escobones, por lo que afortunadamente los conejos tienen otras plantas que comer, así que esperemos que los ejemplares que han sobrevivido al volcán sean el futuro de la garbancera canaria”, ha explicado en declaraciones a EFE Manuel Nogales, biólogo del IPNA y delegado en Canarias del Consejo Superior de Investigaciones científicas (CSIC).

El caso de la mostaza de Aridane es especialmente delicado ya que aún no ha sido catalogada y descrita por los científicos, una labor que está siendo realizada por el biólogo palmero y científico del IPNA Arnoldo Santos.

La otra especie endémica amenazada, y la única del reino animal analizada, es el saltamontes gigante del Remo o cigarrón palo palmero, cuyo hábitat se limita a la zona suroeste de la isla de La Palma, un área que actualmente se encuentra bajo el perímetro de exclusión de la emergencia.

Las labores de los biólogos del IPNA se centran ahora en el avistamiento y conteo semanal de estas especies autóctonas y otras que componen la biodiversidad de las áreas afectadas por la erupción, para así realizar un seguimiento de su evolución tras la llegada de las lluvias a esa parte de la isla.

Esta es la primera erupción volcánica en la que se ha trabajado de manera multidisciplinar entre organismos científicos, por lo que los datos recogidos por los biólogos en vivo durante la emergencia serán esenciales para conocer la repercusión que ha tenido sobre la biodiversidad, especialmente en estos endemismos palmeros. 

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