El Soplao recibe dos veces y media más visitas que la neocueva de Altamira

Sumadas las visitas al Museo de Altamira, que alberga la neocueva con la reproducción exacta de las pinturas rupestres, y las visitas a las cuevas declaradas Patrimonio de la Humanidad, las visitas a El Soplao las supera a todas juntas y con holgura.

El responsable de cavidades del Gobierno y director del Museo de Prehistoria y Arqueología de Cantabria (Mupac), Roberto Ontañón, ha dado los datos que lo demuestran durante una charla que ha impartido en las jornadas sobre Prehistoria que se celebran en la localidad. Ontañón ha hablado sobre el denominado 'turismo arqueológico o arqueoturismo' asociado a las cuevas prehistóricas cántabras, que tienen una media anual de 150.000 visitantes, sin contabilizar los 250.000 de Altamira o los más de 600.000 de la Cueva de El Soplao.

Ontañon ha explicado que en Cantabria hay más de 1.500 cuevas con yacimientos arqueológicos, 75 de ellas con arte rupestre y siete abiertas al público, además del Mupac. En su opinión, el arqueoturismo “es un mercado a explorar con un número aproximado de siete millones y medio de visitantes en únicamente los diez principales yacimientos arqueológicos de España”.

El conferenciante ha advertido sobre la tentación de “convertir un producto cultural en un recurso turístico” porque “el patrimonio cultural siempre está orientado al sector público y tiene un beneficio social mientras que el turismo está orientado al sector privado y su fin es el beneficio económico”.

Ha agregado que las cuevas son “un patrimonio muy frágil”, al que las visitas turísticas pueden ocasionar desescamaciones, reabsorciones de pintura o deterioros mecánicos.

“Hay que conseguir que sea compatible el disfrute público con la conservación a través de la capacidad de carga o parámetros ambientales y la capacidad de gestión o los recursos materiales y humanos”, ha recalcado, tras advertir que “las cuevas de arte rupestre son una riqueza patrimonial, pero también un importante recurso turístico porque son uno de los elementos diferenciadores del patrimonio cultural de Cantabria por su gran número de cavidades y su gran riqueza arqueológica”.