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El turismo VIP de Altamira despierta las críticas de la oposición

Los expertos alertan de que las visitas a Altamira "ponen en peligro" las pinturas rupestres.

Laro García

La idea está en la cabeza de Miguel Ángel Revilla desde que el Patronato de Altamira decidió reabrir de forma experimental la cavidad original en la que se encuentran las pinturas rupestres declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Para el entonces presidente de Cantabria, que volvió al cargo tras las pasadas elecciones autonómicas, la cueva situada en Santillana del Mar debe ser un revulsivo turístico, una de las puntas de lanza de la oferta de cultural y de ocio de la zona.

“Lo primero que voy a hacer es invitar a una persona muy importante, que se apellida Obama, para que sea el primero en entrar si quiere, porque sé que tiene ganas”, aseguró el líder del PRC antes de que se anunciara definitivamente la reapertura “parcial y controlada” de Altamira. Una idea, la del turismo VIP en Altamira, en la que ha insistido este fin de semana el consejero de Turismo, Francisco Martín, que defiende “subastar por muchísimo dinero” unas entradas a la cueva original que hasta ahora se repartían por sorteo entre los visitantes a la réplica.

Y es que la reapertura de la denominada Capilla Sixtina del Arte Rupestre se produjo en febrero de 2014, con la entrada de un grupo de cinco personas junto a dos guías durante 37 minutos un día a la semana, generalmente los viernes. Desde ese momento se mantiene la dinámica, puesto que los estudios científicos realizados en los dos últimos años han constatado, según los investigadores, que “la presencia humana no es significativa” para la supervivencia de las pinturas.

Ante esas conclusiones, el Ejecutivo autonómico se ha propuesto hacer caja y vender al mejor postor esos pases, una decisión que no depende del Gobierno de Cantabria, sino de un Patronato en el que también está representado el Ministerio de Cultura, el Ayuntamiento de Santillana, el CSIC, la UNESCO o distintas instituciones académicas como la Universidad de Cantabria.

La propuesta de Francisco Martín, aún sin concretar, va más allá de lo que se había insinuado en otras ocasiones: “No se está haciendo un aprovechamiento óptimo de ese recurso. Lo digo como consejero de Turismo, si fuera consejero de Cultura igual diría justo lo contrario. Cuando preguntas en Singapur qué se conoce de Cantabria, te responden que el Banco Santander y la cueva de Altamira. Y cuando alguien te dice que pagaría lo que sea por ver las pinturas originales, le tienes que decir: 'No, mire, es que esto es a sorteo los viernes por la mañana'. No me parece que ese sea el uso que debemos hacer”, ha asegurado el consejero en El Diario Montañés.

No es la primera vez que Martín se decanta por esta opción, por facilitar el acceso a unos privilegiados en detrimento del público en general. El pasado mes de noviembre puso sobre la mesa en una entrevista en Onda Cero la idea de diseñar unos bonos VIP que se sortearan entre los establecimientos hosteleros de Cantabria para incentivar el turismo en la comunidad autónoma.

“Un profundo error”

El primero en reaccionar públicamente ante esta posibilidad ha sido José Ramón Blanco, diputado de Podemos Cantabria y secretario general de la formación morada, que considera que las declaraciones del consejero respecto a Altamira son “un profundo error” y “un gran retroceso” en el concepto de Patrimonio Cultural de la Humanidad que ostenta la cueva.

“El debate de lo adecuado de las visitas para su correcta conservación es otro y largo, y en el que la voz fundamental es la de los expertos; la prórroga de las medidas preventivas sin carácter de ensayo no puede tomarse como momento para el lanzamiento de ideas peregrinas sin un análisis y sustento sólido”, ha expresado Blanco a través de un comunicado de prensa. Podemos entiende que esa idea no debería haber salido a la luz “sin haber pasado previamente por una reflexión más extensa y serena”.

La formación morada, que permitió la investidura de Miguel Ángel Revilla con su abstención, sostiene que la posibilidad de subastar a los mejores postores entradas a la cueva, por pocas que sean, supone “instaurar una categoría de desigualdad que es diametralmente opuesta a los valores que el título de Patrimonio de la Humanidad otorgado en 1985 por la UNESCO implican”.

“No podemos olvidar que el concepto de patrimonio cultural supone no solo el deber de ser protegido, sino la pertenencia por igual a la comunidad heredera de tal manifestación cultural histórica. La comparación entre las Cuevas de Altamira y el servicio de un hotel denota un desconocimiento grave del significado de patrimonio. No se puede ofrecer servicios básicos y de lujo de manera diferenciada a un entorno cultural como si se tratara de un hotel de 2 o de 5 estrellas”, ha recordado Blanco.

Aunque el líder de Podemos reconoce que también a él le gustaría la difusión que un titular de 'The New York Times' con la -visita de Bill Gates a las cuevas conllevaría -un ejemplo que puso el propio Martín recientemente- no comparte en absoluto “la imagen del hombre más rico del mundo llegando a Altamira con su pase oro mientras cientos de cántabros y cántabras se agolpan para verlo, soñando con poder entrar ellos mismos, esperando un golpe de suerte o lamentando carecer de recursos para comprarse su propia entrada”.

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