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La España vaciada rescata del olvido el nombre de Encarnación Cabré, la primera arqueóloga de España

Encarnación Cabré sobre un túmulo de la Necrópolis de La Osera, Ávila, en 1933

Francisca Bravo Miranda

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Encarnación Cabré fue una “figura extraordinaria”. Nacida en Santa María de Huerta (Soria) en 1911, donde falleció en 2005, es la primera mujer arqueóloga de España. Su nombre, como el de tantas otras, se ha ido invisibilizando con el paso del tiempo. “Pero nosotros, desde la España despoblada, hemos dicho que hasta aquí”, explica Lidia Barrena. Barrena es parte de la Asociación Sociocultural Gerardo Diego, de la pequeña localidad de Naharros en Guadalajara. El pueblo ha organizado un homenaje el próximo 12 de octubre a la primera mujer arqueóloga de España, y que a partir de ese día dará nombre a la biblioteca del pueblo. El evento se celebrará en la Plaza de la Fuente y en la biblioteca del pueblo.

La 'Biblioteca Encarnación Cabré' perpetuará así desde un pequeño rincón de Guadalajara a la talentosa profesional, que dejó su huella en el campo de la arqueología con detallados dibujos de las excavaciones en las que participó. “Naharros, pueblo humilde, pero siempre lleno de vida y cultura, invita a todos a celebrar el legado de una mujer que rompió barreras y puso en valor el patrimonio arqueológico local”, resaltan desde la asociación sociocultural. En 2019, el Congreso de los Diputados aprobó nombrar como 'Encarnación Cabré' el jardín del Museo Arqueológico Nacional. Nunca llegó a suceder y ahora se llama, genéricamente, 'Jardín de las Arqueólogas'.

“Hay que dejar claro que fue la primera mujer que se dedicó profesionalmente a la Arqueología en España. En este sentido, su importancia es fundamental”, reflexiona el arqueólogo Ernesto García-Soto, que ofrecerá durante la jornada de homenaje una ponencia alrededor de la figura de Cabré junto a la directora del Museo Cerralbo, Carmen Jiménez Sanz.

Cabré mantuvo una estrecha relación con la provincia de Guadalajara, participando en las excavaciones de la necrópolis de Altillo de Cerropozo, entre las localidades de Atienza y Naharros y en la cueva de Los Casares, cuya importancia ayudó a difundir en el extranjero. “Fue en 1929 cuando su padre [Juan Cabré] llegó a trabajar a la necrópolis del Altillo de Cerropozo y aparece ella en la provincia”, explica García-Soto.

Encarnación Cabré investigó también con ahínco los materiales de la colección Cerralbo, que incluyen los trabajos del marqués Enrique de Aguilera y Gamboa, quien trabajó en “muchísimas” necrópolis de la provincia guadalajareña, como ocurrió en las localidades de Luzaga o Aguilar de Anguita. “Desarrolló una labor importantísima publicando los materiales de la colección Cerralbo, de los que también fue depositaria”, añade el profesional. El padre de Encarnación, Juan Cabré, fue también director del Museo Cerralbo.

Realizó un trabajo “básico y fundamental” para la Arqueología española

“No es que sea una pionera, es que es 'la' pionera de la Arqueología. Muchas veces se ha omitido, incluso puedo llegar a decir, de manera malintencionada. Quizás para no dar notoriedad a una mujer que fue muy importante”, reflexiona el arqueólogo. Sin embargo, García-Soto recuerda que ya en el año 2000, el primer simposio de Arqueología organizado en Guadalajara se hizo en su honor. Mucho más tarde, en 2022, el Museo de Guadalajara acogió unas jornadas en honor a Encarnación Cabré y su padre, Juan Cabré, los “pioneros” de la arqueología en la provincia.

La relación con la provincia es puramente profesional, explica Ernesto García-Soto, y está ligada principalmente con la importancia que Encarnación Cabré dio a la Edad del Hierro en su labor investigadora. “Estamos en el centro de la Celtiberia, y esta mujer trabajó en la Edad del Hierro, con importantísimos trabajos sobre arte rupestre. Verdaderamente, tenía que trabajar en y sobre materiales de Guadalajara, casi forzosamente”, explica. También lo hizo en otras provincias, como Ávila. “Encarnación Cabré realizó un trabajo básico y fundamental en todos los sentidos para la arqueología española. Eso es indudable”, zanja el profesional.

El arqueólogo alaba también el “don” de Cabré para la pintura y el dibujo, que plasmó en sus bocetos arqueológicos. “Son una verdadera obra maestra y una muestra de cómo debe ser el dibujo arqueológico en todos los sentidos”, resalta García-Soto. El profesional añade que, incluso, realizó obras basadas solo en las fotografías, que demuestran que su conocimiento era “fuera de lo normal”. “Hasta los más mínimos detalles están ahí representados. Perfecto”, destaca.

Perpetuar el recuerdo de Encarnación Cabré

Lidia Barrena, de la asociación sociocultural que organiza la jornada de homenaje a la arqueóloga, resalta que el nombre resurgió en Naharros, debido a las investigaciones que la ciudadanía llevó a cabo para presentar alegaciones contra una mina de frente abierto que se pretendía abrir cerca de la necrópolis celtibérica de Altillo de Cerropozo. “Seguimos tirando del hilo y descubrimos a la primera mujer arqueóloga, que estaba ahí en la necrópolis, con sus pantalones a sus 17 años, junto a su padre que era el director de la excavación. Una figura impresionante”, recalca.

“No se ha hecho justicia con ella”, añade Lidia Barrena, en consonancia con las reflexiones de Ernesto García-Soto. Cabré, describe, tuvo una vida “alucinante”, fue “como una Indiana Jones”, también en la tarea que emprendió Juan Cabré, su padre, de “salvar el Museo Cerralbo entero” durante la Guerra Civil. “Fue una mujer muy valiente. Esta es una oportunidad para reivindicar nuestro valor cultural”, asegura. El Instituto de la Mujer de Castilla-La Mancha ha apoyado la iniciativa con una subvención económica y ayudar así a reivindicar la figura de una mujer “muy invisibilizada”, pero que la gente “tiene ganas de conocerla”. También asistirán representantes de la familia Cabré.

Como parte de la jornada se realizará también una exposición de fotos con los dibujos realizados por Encarnación Cabré y fotografías que la muestran como una joven en pantalones, trabajando codo a codo con los arqueólogos. Y aunque tuvo hijos, Barrena explica que “realmente nunca dejó” su profesión, a pesar del parón sufrido tras la guerra civil.

En 2021, el nombre de Encarnación Cabré apareció también en el proceso participativo para cambiar el nombre de varias calles de Guadalajara. Fue Araceli Martínez quien propuso que el nombre de la arqueóloga reemplazase el de Fernando Palanca. Martínez recordaba entonces que Cabré fue “parte activa” de las misiones pedagógicas puestas en marcha durante la Segunda República y que fue una “pionera” en el uso de la fotografía como registro documental de los trabajos de campo de la arqueología. La calle finalmente se nombró como Margarita Salas.

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