“Si nuestro cerebro tiene dos hemisferios, puede que nuestra democracia necesite dos hemiciclos”
Entre la crítica contundente y la esperanza más utópica está la voz de una arquitecta inconformista que sueña con una democracia con paredes de cristal. Itziar González (Barcelona, 1967), la concejala de Ciutat Vella (2007-2010) que dimitió harta de la rigidez de la política institucional, ha impulsado este otoño la iniciativa Parlament Ciutadà (Parlamento Ciudadano). Un espacio que quiere aglutinar el conocimiento y la capacidad organizativa de los movimientos sociales para constituir un contrapoder cívico ante las instituciones tradicionales.
¿Entiendo que el Parlament de Catalunya actual no es lo bastante ciudadano?
Poner en marcha una política de recortes sin consultar a la ciudadanía no es sólo antidemocrático, sino que es casposo y propio del Antiguo Régimen. Son las movilizaciones masivas y la desobediencia civil las que están haciendo realmente una acción de frenado y de denuncia ante los abusos de poder del Ejecutivo.
Sufriste en tu propia piel las limitaciones de la política más institucional… ¿Parlament Ciutadà es una forma de cicatrizar heridas?
Es el único camino que he encontrado para recuperar mi dimensión política. Un espacio de construcción colectiva que nos permita acceder a una sociedad post-capitalista, que ya se vislumbra. Es fundamental indagar en nuevas maneras de organizarnos políticamente y de ser una ciudadanía mucho más activa en cuanto a la tutela y cuidado de nuestros derechos.
Qué se le ha olvidado hacer a nuestro Parlament?
Sobre todo, tres tareas: legislar, controlar al Ejecutivo y corresponsabilizar a la ciudadanía. En términos de legislación, es evidente que estamos asistiendo al diseño de leyes a medida de los lobbys privados. En cuanto al control del Ejecutivo, vemos como la mayoría de los partidos políticos priorizan su tactismo electoral por delante de los intereses de la gente. Y, por último, hay que tener en cuenta que la organización de consultas ciudadanas por parte de muchos de los movimientos sociales nos lleva a la democracia directa. Nuestro Govern no fomenta este tipo de relación con la ciudadanía. Creemos que la democracia debe ser para quien se la trabaja.
El estallido del 15-M y su vertebración en los barrios, las protestas contra los recortes, el éxito de luchas ciudadanas, como la de la PAH... ¿Parlament Ciutadà nace para articular una respuesta conjunta entre todas las luchas?
Parlament Ciutadà es la expresión de la voluntad ciudadana de influir en la transformación de la sociedad. Es necesario un reconocimiento de la labor netamente política de la sociedad organizada y activa en la lucha por el bien común. Queremos construir un relato común y transversal a todas las luchas, y convertirnos en una cámara política para ejercer presión y la expresión de nuestra fuerza cuando estamos vinculados y activos.
Los movimientos sociales, tal y como insinuaron en las jornadas, se representan a ellos mismos. ¿Cómo os pensáis consolidar como referentes de la “presión y expresión” de este quinto poder?
Lo conseguiremos si vinculamos un gran número de personas que creían que no había nada que hacer, pero que ahora se sienten elementos clave de una red de voluntades colectivas hacia una nueva manera de hacer política. Nosotros decimos: si nuestro cerebro tiene dos hemisferios, es posible que nuestra democracia necesite dos hemiciclos. ¿Por qué no complementar la democracia formal y representativa del sufragio universal cada cuatro años, por una democracia directa y por la elaboración de programas de autogobierno ciudadano? Tenemos claro que los derechos del 99% los lucha todavía demasiada poca gente.
¿Tendría sentido que representantes de las formaciones parlamentarias asistieran a las reuniones de Parlament Ciutadà?
Las reuniones son abiertas a todas las personas que se quieran sumar a crear un espacio de confluencia antipartidario. Un espacio para la confianza y la suma de fuerzas, antiparanoico y transparente. Aquellos representantes de la ciudadanía que lo quieran seguir siendo, no tendrán más remedio que escuchar nuestras propuestas y nuestro relato. Así que, tanto si vienen como si no vienen, acabarán escuchándonos, eso seguro.
El poder se muestra sordo ante diversas reivindicaciones sociales.
Ellos tienen el poder, pero nosotros la fuerza. Hay que afrontar urgentemente la superación de un modelo opaco y fraudulento de democracia por otro nuevo en el que quede preservada la dimensión política indelegable de todos los ciudadanos. Clientelismo, corrupción y mafia son ahora los tres niveles donde se hace visible la mala salud de nuestra democracia. Cambiemos de óptica y hagamos de la sociedad de la transparencia nuestro objetivo común.
También dicen tener la fuerza los activistas de Procés Constituent. ¿Qué relación puede haber entre ambos colectivos?los activistas de Procés Constituent
Somos conocedores de la iniciativa de Procés Constituent desde el minuto cero. Se nos invitó inicialmente a formar parte. De hecho, participan algunos miembros de nuestro grupo promotor. Nos parecen iniciativas complementarias, pero creo que es evidente que mientras una busca el acceso al poder de la ciudadanía, consciente de que hay que iniciar un nuevo proceso constituyente en nuestro país, la otra busca construir un espacio de contrapoder permanente y de contrapeso ciudadano a las estructuras institucionales.
¿Sería su referente en el Parlament, en caso de que se diera la situación?
Parlament Ciutadà es un espacio apartidario. Nunca pedirá el voto para ninguna candidatura concreta. Trabajará para la regeneración de nuestra democracia y para el empoderamiento de la ciudadanía, así como para el reconocimiento de un espacio específico para el activismo y los movimientos sociales. Pero es evidente que Procés Constituent y Parlament Ciutadà comparten el compromiso con la regeneración de la democracia. Ambos proyectos depositamos la confianza en la fuerza de la gente cuando trabaja solidariamente a favor del bien común.
¿Articular una respuesta conjunta entre movimientos sociales e instituciones, sin embargo, no entra dentro de los planes de Parlament Ciutadà?
Nos gustaría evitar que los partidos políticos absorbieran en sus estructuras las ideas y los miembros de los movimientos sociales. Creemos que son maneras diferentes y, quizás, complementarias de entender la acción política. Si conseguimos consolidar nuestro espacio como contrapoder, los políticos al frente de las instituciones podrán enfrentarse mejor a los lobbys partidarios y oligárquicos. Habrá que ver si estarán a la altura de recibir nuestro apoyo para combatirlos.
¿Crees que la construcción de un nuevo Estado puede ser un buen marco político para rehacer la democracia y fortalecer las políticas sociales?
Personalmente, no estoy muy por la construcción de estados, al menos tal y como se conciben ahora. Prefiero hablar de la construcción y empoderamiento de la ciudadanía y, en todo caso, de comunidades políticas respetuosas con su territorio y abiertas con el resto del mundo. Llegaremos al Etado propio, cuando hagamos lo que nos es propio: autogobernarnos y decidir conjuntamente nuestros retos como sociedad igualitaria, justa y humana.
¿Qué reflexión haces del proceso soberanista que marca hoy por hoy la agenda política y mediática de Cataluña?
Creemos que la tarea de movilización ciudadana y de transversalidad política de la ANC es más importante, significativa y valiosa que la que hacen los actuales partidos políticos considerados soberanistas. El potencial del movimiento de la ANC es tan grande debido a que hay latente una voluntad de refundación de un nuevo contrato social. No se trata tan sólo de una voluntad de ser, sino de ser mejor de lo que somos.
La ANC es un caramelo para algunos partidos… ¿Temes que la puedan pervertir?
Creemos que muchas de las personas que forman parte de la ANC, al hacerlo, han detectado que las oligarquías del actual poder, ya sean catalanas o españolas, no respetan los derechos básicos de ningún pueblo. Por eso confío en que la ANC no sea nunca subsumida por los partidos políticos y que sea capaz de superarlos con determinación y coherencia. Cataluña no se separará, avanzará al resto de estados europeos en mejoras democráticas y de defensa del bien común. Y nosotros queremos que el Parlament Ciutadà sea la herramienta para saber qué país queremos.