La imparable dinámica de autodestrucción en la que se halla envuelta CiU desde el fallido órdago soberanista de Artur Mas alcanza ahora un punto crítico con la imputación de Oriol Pujol en un caso de corrupción política. El affaire de las estaciones de ITV es anterior al giro secesionista de la Diada de 2012, pero nada ocurre en el vacío y la virtual neutralización política del líder del pinyol de CDC, gran delfín del partido y heredero del legado pujolista, es un acontecimiento de enorme calado real y simbólico en la actual situación de Catalunya. Si no fuera porque la justicia es una máquina tripulada, diríase que un 'drone' ha dado en la diana del proceso soberanista lanzado por CDC.
El hecho ocurre no tan casualmente en plena deriva de la nave del Gobierno de la Generalitat, obligado a corregir el rumbo y buscar refugio en puerto ante la insoportable situación de asfixia y aislamiento en la que se halla desde su atropellado desembarco tras las elecciones del 25-N. Un Gobierno sin acceso al mercado de crédito, sin interlocutores de Estado, indispuesto con el resto de sus vecinos territoriales y sometido al diktat de su socio de circunstancias, todo ello en un entorno social explosivo, se asemeja a un Gobierno paria. El eco internacional del pleito soberanista de Catalunya apenas serviría de consuelo ante una situación tan difícil.
En la santabárbara del 'pinyol'
Hasta la inagotable y recurrente filigrana dialéctica del conseller Francesc Homs en sus habituales comparecencias de los martes se asemeja cada día más a un soliloquio. El cerebro gris de la teoría y práctica del “Estado propio” también vive últimamente en manifiesta soledad, después de la marcha de Germà Gordó a la conselleria de Justicia, a la que se añade ahora la salida de Oriol Pujol de la escena política. Eso sí, sin dejar el escaño por lo que pueda pasar.
Prueba de sus múltiples funciones en el partido y en el grupo parlamentario es que Pujol ha delegado su mando en tres cuadros destacados del partido. Cuestión de equilibrios internos en un momento de crisis. De momento, el pinyol de CDC ha sido alcanzado de lleno en la santabárbara en plena eclosión de las actividades paralelas de los servicios dedicados al negocio de la inteligencia, ya sean de la órbita pública o privada. La vieja teoría de la explicación de la vida como una combinación entre el azar y la necesidad (Jacques Monod, 1970) vuelve a aflorar con todo su peso. El enigma promete dar de sí.
Los idus de marzo
La caída del número dos de CDC y líder del sector soberanista del partido ofrece perfiles casi épicos, al coincidir en los idus de marzo de este agónico año 2013. La posibilidad de una especie de salida cesarista como alternativa al desgaste y bloqueo de Artur Mas ya no tendrá lugar a corto o medio plazo. Así parece, una vez apartado de la primera línea el máximo aspirante a encabezar una operación caudillista proclive a la declaración unilateral de independencia y capaz de frenar el impetuoso avance de ERC de Oriol Junqueras.
La imputación del quinto vástago del clan Pujol-Ferrussola se suma a la reciente imputación de otros destacados diputados catalanes como Daniel Fernández, ex jefe de organización del PSC, y Xavier Crespo, ex alcalde convergente de Lloret. El estallido de la burbuja de la corrupción en Catalunya recorre el esqueleto de la socioconvergencia y augura cambios de dimensiones telúricas en el sistema de partidos y la organización y funcionamiento de las instituciones.
El primer trimestre del segundo Gobierno de Artur Mas concluye de este modo bajo el horizonte de un naufragio en ciernes. Ya ni se oye hablar de Itaca.
Tangentópolis a la catalana
Mientras este proceso progresa hacia no se sabe donde, la teoría del Tangentópolis a la catalana crece con la decisión de la Audiencia de Barcelona de ordenar el ingreso en prisión del empresario Fidel Pallerols y los ex dirigentes de Unió (UDC) Vicenç Gavaldà y Lluís Gavaldà, denegando la suspensión de la pena de cárcel derivada de la sentencia que declaró a UDC responsable civil subsidiario de los delitos de falsedad y fraude de subvenciones por un viejo escándalo de catorce años atrás. El caso es que treinta años después del caso Banca Catalana, que salpicó a Jordi Pujol padre e influyó en el rumbo de Catalunya desde entonces, el caso de las ITV que concierne ahora a su heredero político también tendrá sin duda sus consecuencias, aunque las diferencias abismales del entorno no permiten prejuzgar nada.