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JxCat y ERC abren una guerra por el mediador antes de que la mesa de negociación se constituya

El president Quim Torra y el vicepresident Pere Aragonès ocupan sus escaños este miércoles en el Parlament

Arturo Puente

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La legislatura catalana que el president Quim Torra dio por muerta pero que ahora el Govern amenaza con alargar hasta después del verano se ha convertido en una búsqueda constante de razones para la disputa entre JxCat y ERC. El último foco de fricción es la figura del mediador o relator en la mesa de negociación entre la Generalitat y el Gobierno central, un asunto que comenzó como una discrepancia que parecía salvable pero que, en los últimos días, ha abierto una guerra entre los socios antes incluso de que la negociación con Pedro Sánchez comience.

La sesión del control en el Parlament de este miércoles ha hecho evidentes las diferencias que JxCat y ERC mantienen sobre cómo abordar esa mesa de negociación. Unas divergencias que son sobre todos los aspectos, pero que se centran sobre la figura del mediador. “El diálogo por el diálogo, en sí mismo, solo tiene sentido si tiene un objetivo”, ha asegurado Torra ante los diputados, después de asegurar que exigiría al Gobierno de Pedro Sánchez “un método y garantías” de cumplimiento de lo que se acuerde.

Con estos argumentos Torra ha asegurado ante el pleno que, si Sánchez se niega a incorporar una figura imparcial en las reuniones, el Parlament debería votar sobre la cuestión. El president y su partido tratan de controlar de esta forma tanto los plazos como las condiciones de esta mesa, después de que fuera ERC quien la capitalizara al haberla conseguido gracias a facilitar la investidura de Sánchez.

“Garantías” es la palabra elegida por JxCat para referirse al mediador, una condición que ahora vuelven a situar como imprescindible pero que, en cambio, Torra no reclamó a Sánchez el pasado jueves en la reunión que mantuvieron en el Palau de la Generalitat. Ese día el jefe del Govern, lejos de subrayar las diferencias con la Moncloa o con ERC, prefirió acordar con Sánchez que la mesa se iniciaría durante el mes de febrero y que ambos presidentes participarían, al menos, en la sesión inaugural.

Votación en el Parlament

Pero solo un día después de la visita presidencial, el viernes de la semana pasada, llegaba al Parlament una propuesta de resolución presentada por JxCat en la que se reclamaba la existencia de una figura arbitral en las negociaciones. El texto acabó siendo aprobado con los votos de todos los grupos independentistas, incluyendo ERC. Los republicanos ya avanzaron entonces que si daban apoyo a la resolución era porque también creían que era conveniente que un intermediario coordinara los trabajos de la mesa y diera fe de los acuerdos, pero advirtieron de que, para ellos, no era imprescindible que el Gobierno lo aceptase para sentarse a negociar.

“Ahora que hemos forzado al Estado a sentarse, no podemos regalarle ni nuestras debilidades, ni reproches, ni dudas”, ha indicado el portavoz republicano, Sergi Sabrià, en el Parlament. El de ERC ha reprochado a Torra su posición sobre el mediador, que ha calificado de “excusas” que buscan “esconder la voluntad de hacer imposible” la mesa de diálogo.

Mientras en el lado de la mesa independentista se lanzaban acusaciones, el Gobierno daba por cerrado el debate. “Me gusta más hablar del futuro que del pasado, de los retos que tenemos por delante. Es importante superar fases pasadas”, aseguró este lunes la vicesecretaria general del PSOE, Adriana Lastra, a una pregunta sobre la posibilidad de incorporar un relator. También desde Catalunya en Comú, formación que ha estado alineada en esta cuestión con el PSOE desde la entrada de Unidas Podemos en el Gobierno, despejaban el lunes el mediador asegurando que era “innecesario”.

Sin avances para la mesa

En ERC confían en que JxCat acabe aceptando sentarse en la mesa aunque Sánchez rechace el árbitro. Desde las filas republicanas recuerdan el incendio que hace un año se generó en el Gobierno cuando la vicepresidenta Carmen Calvo habló de un “relator”, lo que acabó conduciendo al rechazo de la mesa, el 'no' independentista a los presupuestos y el fin de la legislatura. “Cuando una idea está quemada es mejor cambiarla y aquello del relator se quemó”, reconoce una fuente de ERC que, sin embargo, sigue considerando que podría ser una figura útil o incluso recuperarla más adelante.

La batalla campal entre independentistas, que se hace más visible según el clima electoral inunda el calendario catalán, ha nublado el hecho de que una semana después no se conoce ningún avance en la preparación de la mesa de negociación. La comisión técnica que anunció Torra aún no tiene nombres ni se ha constituido, al menos de forma pública. Tampoco está claro quién participará en el espacio, más allá de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, por el lado del Gobierno, y Quim Torra y Pere Aragonès por la parte de la Generalitat.

Por no haberse avanzado ni siquiera se conoce si la mesa entre actores independentistas, partidos y entidades se ha vuelto a reunir. La consellera portavoz, Meritxell Budó, advirtió este martes de que, a partir de ahora, esa mesa se reuniría de forma “discreta” y “fuera del foco de la prensa”. Quizás es la única forma de que este foro pueda llegar a posiciones conjuntas, en vista de las diferencias cada vez más grandes que muestran los socios en público.

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