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Los beneficios para la salud y el bienestar general de cuidar un huerto doméstico

Un huerto urbano cuidado por una familia

Cristian Vázquez

18 de julio de 2022 22:42 h

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Tener un huerto en casa es una idea que, para quienes están muy habituados a la vida en la ciudad, quizá pueda sonar demasiado remota o improbable. Sin embargo, no es algo tan poco común, ni tan difícil de conseguir. Basta con tener un pequeño jardín, un terreno alquilado, una terraza o un balcón.

Además, tener y trabajar en un huerto proporciona un buen número de beneficios. Los más evidentes son los productos obtenidos del huerto mismo: frutas y verduras frescas y más baratas, sin pesticidas ni otros químicos que contaminan tanto los vegetales como el suelo, y además disponibles sin necesidad de salir de casa.

Existen muchas otras ventajas, para la salud y para el bienestar general. A continuación se detallan algunas de las más importantes.

1. Exige actividad física

Cuidar un huerto o un jardín en casa representa hacer actividad física. Es verdad que no es ejercicio intenso, pero permite eludir el sedentarismo al que con frecuencia nos induce la vida moderna. Y además el desgaste no es tan poco como se podría imaginar.

Al menos así lo indica un informe de la Universidad de Harvard, Estados Unidos, publicado el año pasado. Este trabajo comparó las calorías quemadas al realizar distintas actividades, desde deporte hasta tareas domésticas, en función del peso corporal de cada persona.

Media hora de tareas de jardinería consumen unas 135 calorías a personas de peso más bien bajo (unos 57 kilos), unas 162 calorías a personas de peso medio (70 kilos) y unas 189 calorías a personas de peso más alto (84 kilos). Un gasto similar al de una caminata a ritmo moderado: a una velocidad aproximada de cien metros por minuto.

Por supuesto, con estas actividades se consumen menos calorías que al realizar actividad física intensa, pero bastante más de lo que se gasta -por ejemplo- al jugar a los bolos o al golf e incluso al bailar danzas lentas, como el vals y el foxtrot (prácticas que demandan de 90 a 125 calorías, según el peso).

Y, desde luego, mucho más que al estar sentados o tumbados usando el ordenador o viendo la televisión (lo cual demanda entre 28 y 47 calorías). Por lo tanto, la actividad física realizada al trabajar en el huerto o el jardín -en particular cuando requieren de muchos desplazamientos, agacharse y levantarse, etc.- no se debe desdeñar.

2. Reduce el estrés

Al igual que muchas otras actividades manuales, los trabajos de jardinería ayudan a reducir los niveles de estrés, tanto a nivel afectivo como fisiológico. Así lo comprobó un estudio que analizó qué pasaba con personas que, tras una tarea de tensión, disponían de treinta minutos al aire libre para trabajar con plantas.

Como parte de la misma prueba, otro grupo de personas, tras la misma tarea, tuvo media hora para leer en el interior de una habitación. Los investigadores midieron los niveles de estrés tanto autopercibido como neuroendocrino, a través de la presencia de cortisol (la llamada “hormona del estrés”) en la saliva.

Ambas actividades ayudaron a que los participantes del experimento se relajaran, pero los que se dedicaron a la jardinería lo hicieron de una manera significativamente mayor que los que se dedicaron a leer. 

3. Propicia el contacto con la naturaleza

El contacto con la naturaleza brinda muchos efectos positivos. Si ya el cuidado de plantas de interior permite en pequeña medida ese contacto, el trabajo en un huerto o un jardín lo amplía, al tratarse en general de superficies mayores. Y más aún si luego se pueden consumir las verduras o las frutas obtenidas de estos cultivos.

“El ser humano, en general, se siente más feliz y optimista en un entorno con mucha vegetación y naturaleza”, afirma un documento de la Asociación Nacional de Recreación y Parques de Estados Unidos. Para los autores del trabajo, los entornos verdes son “componentes esenciales de un hábitat humano saludable”.

Por lo demás, un estudio realizado en Japón también señaló que el contacto con la naturaleza contribuye con una disminución de la presión arterial, el pulso cardíaco y la actividad del sistema nervioso, y también propicia la relajación de todo el organismo.

4. Favorece los vínculos personales y la relación con los alimentos

El huerto puede ser un entorno muy apropiado para pasar tiempo de calidad en familia, sobre todo si hay niños. Como destaca un artículo de la organización Educo, especializada en los derechos de los niños, el desarrollo de un huerto en casa es una actividad que favorece el tiempo compartido, la confianza y la buena comunicación.

Tener un huerto permite saber cómo es el aspecto de frutas y verduras durante su desarrollo. Es decir, los ayuda a conocer el origen de muchos alimentos, algo que resulta casi un misterio para muchos niños que siempre han vivido en la ciudad.

Y, además, el hecho de haber sido testigos de su crecimiento y maduración resulta un aliciente para que los niños prueben productos a los que de otro modo se negarían. Y para los adultos, un incentivo para adoptar una dieta más natural y saludable.

5. Aumenta bienestar y te hace más feliz

Estar con frecuencia en espacios verdes y la existencia de “vistas verdes” a través de ventanas desde el interior del hogar “se asocia con mayores niveles de autoestima, satisfacción con la vida y felicidad subjetiva y menores niveles de depresión, ansiedad, y soledad”.

Esa fue la principal conclusión de un trabajo que analizó datos de 3.000 personas acerca de “la importancia de tener cerca la naturaleza durante la pandemia de COVID-19”, realizado por científicos de la Universidad de Tokio, en Japón, y publicado a finales de 2020.

Durante la pandemia, también expertos de las universidades de Princeton y de Minnesota, en Estados Unidos, investigaron si la jardinería y los huertos urbanos estaban relacionados con los índices de bienestar emocional y felicidad de las personas. El resultado confirmó que sí, en niveles similares a los de otras actividades recreativas y saludables como dar paseos andando, montar en bicicleta o salir a cenar.

Más aún, este trabajo añadió un dato muy relevante: de entre quince actividades recreativas de ese tipo, la jardinería fue la única en la cual las mujeres y las personas de bajos ingresos reportaron un mayor bienestar emocional que los hombres y los participantes de ingresos medios y altos, respectivamente.

El director de la investigación, Anu Ramaswami, enfatizó la importancia de tal hallazgo, al señalar que “las personas con ingresos más bajos tienden a tener menos acceso a opciones de alimentos saludables”.

Por ello, explicó, la jardinería y la horticultura “podrían proporcionar los beneficios que las frutas y verduras frescas tienen para la salud”, además de “promover la actividad física y aumentar el bienestar emocional”. Y todo esto daría lugar a un “círculo virtuoso”, dado que esas buenas sensaciones servirían para “reforzar este comportamiento”.

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