Hugh Grant: “Elon Musk no es estúpido, es un hombre radicalizado por su propio algoritmo”
Pensar en Hugh Grant es hacerlo en las grandes y populares comedias románticas de los años 90 y 2000. En el canallita con encanto ante el que era imposible no caer rendidos. La mirada picarona de Cuatro bodas y un funeral (1994), Notting Hill (1999) o Love Actually (2003). Éxitos tan descomunales que muchos se olvidaron de que antes había ofrecido interpretaciones lejanas a aquel registro en grandes títulos como Maurice, de James Ivory (1987) o Remando al viento, del español Gonzalo Suárez (1988).
Grant se acomodó en un papel que domina a la perfección y de vez en cuando ofrecía algún viraje a otros géneros más dramáticos, pero ha sido desde hace unos años cuando parece que le ha cogido el gusto a interpretar de nuevo papeles mucho más oscuros. Quién sabe si fue el éxito de la serie The Undoing (2020), donde ofrecía su reverso más tenebroso, lo que hizo que le ofrecieran el papel protagonista de Heretic, apuesta de A24 por el cine de terror ―que se estrena el 1 de enero― donde Grant interpreta a un apacible y simpático señor que acoge en su casa en una tarde de lluvia a dos misioneras ultracatólicas a las que intentará convencer con métodos particulares.
Grant despliega su arsenal de carisma, pero esta vez con un tono más siniestro en una particular apuesta por el cine de miedo de trasfondo religioso. El resultado ha sido una nominación al Globo de Oro. El actor no culpa, o al menos no del todo, a la industria de haberle encasillado, y cree que también fue una decisión suya: “Tuve mucho éxito con la comedia romántica, y es verdad que en Hollywood la costumbre es que si algo funciona quieran hacer más porque quieren dinero. Eso pasó, pero yo fui lo suficientemente codicioso y vanidoso para decir que sí”.
No solo eso, sino que se declara “orgulloso de algunas de esas películas”. “No son malas y son más interesantes de lo que uno piensa, pero sí que desearía haber mantenido la otra parte de mi actuación simultáneamente, sin dejarla de lado durante tantos años”, añade y confirma el rumor de que Tarantino es un gran fan de Tú la letra, yo la música: “Sí, lo es. Es muy sorprendente. De hecho conoce todas las películas de Marc Lawrence y pone en su cine de Hollywood Tú la letra, yo la música al lado de La guarida del gusano blanco”.
Para Heretic tuvo que leer mucho sobre historia de la religión, pero no considera que su personaje haya cambiado su forma de ver el tema, porque siempre ha pensado “que era una tontería”. “Me negué a ir a la iglesia desde los diez años. Mis padres solían arrastrarme. Aunque piense que es una tontería cuando lo miro hay algo que me fascina, porque tengo la impresión de que los países católicos de Europa se lo pasan mejor y disfrutan más de la vida que los protestantes, ¿qué hay en esa fe que de alguna forma hizo que la vida fuera mejor? No tengo la respuesta”, dice.
Cuando le preguntan por los vínculos de la película con la actualidad Grant tira de su flema británica para atajarlo. “¿Estás intentando que diga algo sobre Elon Musk?”, responde rápidamente. No le importa y entra al trapo. “Es cierto que mi personaje es un extremista, pero en su caso es analógico. No creo que haya tenido nunca un ordenador, un iPad o un teléfono, y eso me encantaba. Se ha radicalizado simplemente aprendiendo de los libros. Mientras que el señor Musk, creo que es un caso interesante porque se ha radicalizado por su propia creación. Elon Musk no es un hombre estúpido. Se ha radicalizado enormemente por su propio algoritmo”, opina el actor.
Tuve mucho éxito con la comedia romántica, y en Hollywood si algo funciona quieran hacer más, pero yo fui lo suficientemente codicioso y vanidoso para decir que sí
Lo de las redes sociales y los algoritmos le da miedo. “Sí, me da mucho miedo lo que le están haciendo al mundo e incluso a mis pobres hijos. Creo que cuando dentro de cinco o diez años miremos hacia atrás pensaremos, ‘¿qué diablos estábamos haciendo al permitir que, especialmente los niños, usaran toda esta tecnología?’. Creo que nos parecerá como si les hubiéramos dado cucharadas de cocaína. Es una locura”.
Por ello tiene algo parecido a una utopía: “Mi sueño sería que hubiera un gran enchufe desde el que pudiera desconectar internet. Lo haría porque veo que no ha traído grandes ventajas para el mundo. Creo que nos está jodiendo la cabeza. Hace que la gente se odie. Nos hace menos interesantes porque ya no podemos lidiar con los matices en las discusiones, y eso es muy peligroso. Espero que esto acabe, porque creo que la guerra cibernética se convertirá en un factor enorme. En algún momento algún país occidental tendrá que cerrar toda su infraestructura energética o médica y eso nos hará darnos cuenta de por qué hicimos todo digital. ¿Qué aporta que un robot me haya recogido mi plato sucio en el aeropuerto ayer?, ¿por qué hemos quitado un puesto de trabajo?, ¿cuál es el ahorro real?, ¿por qué estamos tratando de eliminar todas esas cosas? Eso es lo que pienso del tema aunque supongo que sueno como un anciano”, zanja.
También le preocupan las fake news, y para evitarlas se aferra “a unos pocos pilares” en quien confía, “como la BBC o The Guardian”. “Cuando lees algo aterrador en internet tienes que ir a las fuentes tradicionales y en las que se puede confiar porque muchas veces será una tontería creada por el clickbait. Ahora todo es clickbait motivado por el dinero. Si obtenemos atención, si obtenemos interacción, si obtenemos miradas, obtenemos dinero. Entonces, digamos algo escandaloso y aterrador, y luego todos harán clic, y funciona. Lo que Elon Musk está haciendo con Twitter es eso, hacer que todo valga sin ningún tipo de estándar y decir que es por la libertad de expresión, ¿pero es ese el motivo o solo el dinero?”. Deja la pregunta en el aire, consciente de que ya ha dejado clara la respuesta sin tener que decirla y como probablemente haría su personaje de Heretic manipulando a sus víctimas.
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