Euskadi afina la detección de delitos de odio, 241 en el año de la pandemia
Euskadi detectó durante el 2020, el año de la pandemia, 241 delitos de odio, de los que cerca de la mitad (117) fueron de carácter racista o xenófobo. Este número supone un marcado crecimiento respecto del año anterior, con hasta el doble de delitos, que el vicelehendakari y consejero de Seguridad, Josu Erkoreka, ha achacado a la buena labor de la Ertzaintza y a su cada vez mejor formación para hacer frente a este tipo de delitos. “La irrupción de la pandemia y la afección de las medidas sanitarias adoptadas para combatirla han tenido un gran impacto en el ocio nocturno y en la celebración de espectáculos deportivos”, ha explicado Erkoreka en la presentación del 'Informe de incidentes de odio de Euskadi 2020', para justificar que, de manera extraordinaria, en ese último año no se haya registrado ninguna infracción administrativa relacionada con los delitos de odio.
El carácter racista o xenófobo sigue copando el mayor número de los delitos de odio, con hasta la mitad de los registrados. En 2020, fueron 117, lo que viene a asentar la tendencia de los años anteriores. El informe registra también la frecuencia con la que se producen estos delitos xenófobos contra cada colectivo. Los árabes han sido la diana de un cuarto de esos ataques, 29, seguidos de los colectivos negro (24), latinoamericano (17), gitano (9) y asiático (1).
Los delitos por orientación e identidad sexual, medio centenar en 2020, representan el segundo tipo más frecuente. De entre los diferentes colectivos, el gay es el más victimizado, con 31 delitos. Lo siguen el transgénero (10) y el de lesbianas (6), mientras que hay otros seis delitos sobre los que no consta ninguna especificación. Jon Landa, catedrático de Derecho Penal, que ha acompañado a Erkoreka en la presentación del informe en representación de la UPV/EHU, ha señalado la dificultad que entrañan los delitos de esta categoría. “El de los colectivos sexuales es un espacio especialmente complejo dentro de los delitos de odio. Casi me atrevería a decir que hay muchos jueces y muchos fiscales que tendrían dificultades para identificar cuándo se tiene que aplicar un agravante por razones de género”, ha señalado.
En 2020, la Ertzaintza tuvo constancia de más del doble de delitos que en el ejercicio anterior. De hecho, en los años anteriores, estos casos apenas superaban el centenar: 124 en 2016, 129 en 2017, 130 en 2018 y 105 en 2019. En 2020, por la contra, fueron 241. Erkoreka achaca este incremento a una “mayor eficacia policial”. “No se trata de un motivo de preocupación, sino de un dato positivo en la medida en que nos permite disponer de una fotografía más real del mapa del odio en Euskadi, que contribuye a aflorar una realidad que, de lo contrario, continuaría oculta con la consiguiente indefensión y victimización de los colectivos diana que se sitúan en la parte oscura”, se ha congratulado. De la misma manera, se apoya en esta mayor eficacia en la detección para restar gravedad al hecho de que Euskadi tenga “año tras año” una proporción de este tipo de delitos más elevada de la que le correspondería por población frente al resto de comunidades autónomas. “El mapa del odio no es más intenso en Euskadi que en otros lugares, sino que aquí se registran con más diligencia los incidentes que tienen lugar”, ha apostillado.
Por territorios, Bizkaia aglutina más de la mitad de los delitos de odio, seguido de Gipuzkoa (con un 27% de los delitos, si bien su población representa casi el 33% de la vasca) y muy por detrás por Álava, con casi un quinto de los registrados. A nivel municipal, Bilbao y Vitoria encabezan la tabla, por población, pero Barakaldo, con 19 delitos, se cuela por delante de Donostia. También destacan Muskiz y Amurrio, que con siete y cinco delitos respectivamente, superan a otros municipios con una población considerablemente mayor.
Lesiones (71 delitos), amenazas (53), coacciones (30) y trato degradante (otra treintena) sobresalen por encima del resto de tipologías delictivas. Así como las lesiones y las amenazas se vienen incrementando en los últimos años, la cantidad de casos de discursos de odio perfila una tendencia a la baja. “Se ha de considerar con reservas, debido al escaso recorrido judicial que suele tener”, matiza, sin embargo, el informe. Destaca cómo el colectivo racial es la principal víctima de lesiones, amenazas y coacciones, seguido, muy de lejos, por el sexual.
Y ¿cuál es el perfil de las personas que cometen estos delitos? La media esboza a un varón, español y de 37 años. En 2020, se imputó a un total de 159 personas, de las que 103 eran españolas. En la procedencia, a los nacionales les siguen, aunque de muy lejos, los marroquíes (25) y los colombianos (7). En cuanto al sexo, 115 eran varones y 44, apenas el 30%, mujeres. El rango de edad oscilaba entre los 14 y los 72 años, con especial incidencia en la etapa desde los 18 hasta los 49.
En las últimas fechas, los delitos de odio han vuelto a la palestra. La Fiscalía de la Audiencia Provincial de Álava ha abierto una investigación a Ernai, la organización juvenil de Sortu, por un supuesto delito de ese calibre contra la Ertzaintza. Si bien EH Bildu asegura que Josu Erkoreka, vicelehendakari y consejero de Seguridad, se “inventa” los delitos para criminalizar a la izquierda abertzale, la Policía vasca ha remitido material de la campaña, como carteles, pancartas y mensajes. Y este mismo fin de semana, un exconcejal del PP en Vitoria ha sufrido una agresión. Los 'populares' han afeado a EH Bildu que no se sume a una condena por lo demás general de las fuerzas políticas con representación en la ciudad.
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