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Euskadi notifica otros 56 decesos de personas con COVID-19 pero prevé un “estancamiento” de la subida de ingresos

Itziar Larizgoitia, en el centro, con el viceconsejero Quintas, este lunes en el Parlamento Vasco

Iker Rioja Andueza

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El Servicio Vasco de Salud (Osakidetza) ha notificado este lunes 56 nuevos decesos de personas que habían contraído la COVID-19 en los dos últimos meses. Se trata de 48 defunciones entre los días 13 y 21 de abril -entre dos y nueve por día- y ocho casos no comunicados con anterioridad. Son ya 155 días consecutivos con al menos un fallecimiento en Euskadi y 6.629 en el conjunto de la pandemia, el 0,99% de los 664.157 positivos confirmados desde el inicio. Han muerto 3.391 varones y 3.238 mujeres. Todos los últimos decesos se han producido en personas de 50 años en adelante. En concreto, han fallecido tres quincuagenarios, cinco sexagenarios, ocho septuagenarios, 26 octogenarios y 14 nonagenarios o centenarios. En 31 de esos supuestos, según Osakidetza, el Sars-Cov-2 no ha sido la causa principal de la muerte, sin más detalles.

En cuanto a los hospitales, las dos semanas de fuertes subidas en los ingresos parecen haberse estabilizado, en palabras de la directora de Salud Pública, Itziar Larizgoitia, el primer cargo del Gobierno que comparece en el Parlamento Vasco para hablar de la pandemia en los más de dos meses que han pasado desde que se desactivó la tercera emergencia sanitaria, como le ha reprochado EH Bildu, proponente de la iniciativa. En cifras, entre el 18 y el 24 de abril han precisado hospitalización 251 personas, una cifra similar a los 247 de la semana anterior pero que constituye el peor dato en nueve semanas. Este lunes hay 276 personas ingresadas en la red de Osakidetza por 284 del 17 de abril. Se ha llegado a 315 en la última semana.

Larizgoitia estima que ahora mismo ingresan “un tercio” de las personas que llegaron a entrar en los hospitales en el pico de la última ola, justo después de Navidad. Son unos 11 ingresos por cada 100.000 habitantes, aunque se duplica y casi triplica en el caso de los mayores de 60 años. Pero las autoridades sanitarias se quedan con que “se está viendo un estancamiento”: “No vamos para arriba”. Además, se destaca que “las UCI están prácticamente vaciadas de casos de COVID-19, porque los ingresos son cada vez menores, menores, menores”. Ahora mismo Osakidetza informa de 12 pacientes en estado crítico y en las últimas dos semanas nunca ha habido más de 14. El Ministerio de Sanidad, por el contrario, señalaba el viernes que eran 29 los puestos de UCI ocupados.

En cuanto a la incidencia -un parámetro ya no de gran utilidad dado que no se hacen pruebas para controlar los casos leves o asintomáticos-, los casos semanales pasan de 3.453 a 4.304 y la positividad escala del 18% al 20%, que es cuatro veces más que lo que la Organización Mundial de la Salud (OMS) creía seguro. Las tasas dejan 358 casos por cada 100.000 habitantes en 14 días entre la población general y, singularmente, 670,03 entre los mayores de 60 años, a los que sí se hace un mayor control. Supera los 700 puntos en el caso de septuagenarios, octogenarios, nonagenarios y centenarios. Larizgoitia no ha podido ocultar la realidad. “Tenemos unas tasas que en otros momentos de la pandemia se consideraban altísimas. En mayores las cifras habrían estado pintadas de rojo intenso. Es una transmisión muy elevada del virus”, ha indicado.

Pero “la enfermedad ha cambiado”. “Estamos ante un paradigma diferente”, ha afirmado Larizgoitia agarrada a que la variante predominante, ómicron, genera menos cuadros severos y a la importante proporción de la población con inmunidad sea por las vacunas o sea por haber pasado el virus. “Si cambia el curso de la pandemia, podremos volver atrás. Pero ahora el Sars-Cov-2 no es el único elemento de preocupación”, ha indicado para explicar que se está monitorizando la pandemia como se podía hacer antes con la gripe, aunque no solamente en la época invernal sino “de continuo, todo el año”. “La incidencia acumulada es ya relativamente menos relevante”, ha añadido la titular de Salud Pública.

A su lado, el viceconsejero José Luis Quintas ha añadido que ómicron es “mucho más contagiosa” pero “menos agresiva en cuanto a generar patología” por lo que “el impacto asistencial ha sido más bajo que en otras olas”. “La contagiosidad es alta pero es la que menos gravedad ha presentado en cuanto a necesidad de ingresos en planta y en UCI”, ha recalcado. Sin embargo, Larizgoitia se ha visto obligada a matizar que -como muestran los datos oficiales- esta ola es la que más camas de hospital ha ocupado de la primera. La transmisión ha sido tan alta que ha compensado sobradamente esa supuesta menor gravedad hasta llevar a la Sanidad vasca a tener que paralizar muchas actividades ordinarias, también en los ambulatorios. Ni Quintas ni Larizgoitia han mencionado en su intervención inicial que, por ese mismo motivo, los decesos registrados en los últimos meses han sido los más elevados desde aquella primavera de 2020. Ambos han intervenido en todo momento con mascarilla.

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