Trilladora centenaria busca museo en La Rioja
Las trilladoras supusieron a principios del siglo XX una revolución. Fue uno de las claves de la revolución agrícola que se vivió en aquellos años. El duro trabajo que había que hacer con caballos y muchos procesos distintos hasta conseguir un grano de trigo lo hacía una trilladora al completo.
Casi 100 años ha conservado la familia de Valentín dos trilladoras de principios de los años 20, una Ajuria número 0 y una número 3. Lo que las diferencia es el tamaño, pero ambas era capaces de separar los granos de la paja cuando les introducían las haces de trigo. Una era de su bisabuelo y otra la compró por su interés por la historia.
Valentín utiliza una de ellas para asistir a eventos, ferias de antigüedades, mercados pero quiere ceder la segunda a alguna administración dispuesta a darle uso. Tiene unas dimensiones de 8 metros de larga, 1,5 metros de ancha y 2,5 metros de alta y “son máquinas casi inexistentes hoy, piezas únicas”, explica Valentín, “quedan pocas porque su conservación es muy complicada; como son de madera, se dañan al dejarlas a la intemperie, que es lo que solía hacer la gente dado su gran tamaño”.
“A las personas mayores les traslada a su infancia”
Ha pensado muchos usos que se le podrían dar a esta pieza, como para alguna exposición que tengan los Ayuntamientos o incluso como “decoración en una rotonda, siempre que esté bien protegida”. Aunque lo que más ilusión le haría sería que las personas mayores podrían disfrutarlas: “me gustaría que la llevaran a las residencias de ancianos, para ellos estas máquinas fueron un shock, por lo que se les ha quedado en el recuerdo y verlas les traslada a su infancia”. También sería importante que los niños vieran estas piezas en los colegios “para que se den cuenta de cuánto cuesta sacar un grano de trigo”, asegura Valentín, que también conserva una segadora de caballos y una ventadora de la época.
Falta de interés de las administraciones
Este hombre reinvindica que “nadie se preocupa por conservar estas piezas, que son una auténtica preciosidad, pero sobre todo son una parte importante de nuestra historia”. En este sentido, ha intentado ponerse en contacto con ayuntamientos con tradición en este tipo de agricultura y se ha notado “mucha falta de interés”. “Ponen excusas, dicen 'no me interesa' sin ni siquiera interesarse, no les importa lo importante que sería recordar la infancia para los habitantes más mayores de los pueblo”, asegura Valentín en tono de protesta. Puntualiza además que la cedería de manera graatuita pero tiene claro que “si no la quieren en La Rioja, la cederé a otro lugar de España; lo que dentro no quieren, fuera están deseándolo”.
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