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La Policía Municipal de Madrid convierte en su parking particular una plaza peatonal junto a la Gran Vía

Coches de la Policía Municipal aparcados en la plaza Luna

Diego Casado

Madrid —

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Aparcar está prohibido en las aceras del centro de Madrid. Como el espacio público en esta zona de la capital es escaso, cada metro cuadrado de las áreas cerradas al tráfico es un bien preciado que las normas municipales intentan mantener. Por eso llama la atención pasar estos días por la plaza Soledad Torres Acosta, donde los viandantes se ven obligados a esquivar coches de la Policía Municipal aparcados sobre su suelo de granito, en principio destinado solo al tránsito peatonal.

Más de una veintena de vehículos de los policías municipales ocupan cada día esta plaza, convertida de facto en su aparcamiento exclusivo. Aunque esta situación se produce desde que se instaló allí la comisaría de Centro-Norte, la presencia de los vehículos se ha hecho más notable en las últimas semanas por la desaparición del quiosco-terraza que ocupaba parte de la plaza, debido al fin de su concesión administrativa.

El Ayuntamiento asegura que los vehículos policiales estacionan “en una zona acotada”, indican fuentes del área de Seguridad contactadas por este periódico, sin dar más detalles. Pero este periódico pudo comprobar que coches, motos y furgonetas de la Policía Municipal de Madrid se distribuyen a lo largo de toda la plaza, desde su entrada por la calle Tudescos hasta su lado más cercano a la calle Luna. También en los soportales -allí suele haber varias motos- y en el centro de este espacio peatonal, donde cada día aparcan los vehículos de mayor tamaño.

¿Es legal que puedan hacerlo? Un cartel medio tapado con pegatinas y añadido a una señal de prohibido aparcar permite a los policías estacionar en la acera de la zona norte de la plaza, en el cruce de las calles Luna y San Roque. Pero para el resto de aparcamientos no existe ninguna señalización, lo que supondría que los vehículos del Ayuntamiento están saltándose las normas de estacionamiento que deben hacer cumplir al resto de ciudadanos. La normativa municipal impone sanciones de 84 euros por “estacionar sobre la acera o en zona destinada al uso exclusivo de peatones”, según la Ordenanza de Movilidad del Ayuntamiento de Madrid.

La ironía de esta situación es que debajo de las losetas donde estacionan los coches funciona un aparcamiento propiedad del Ayuntamiento de Madrid con capacidad para 481 vehículos, el de Luna-Tudescos. La empresa que lo explota, SAMA, renovó hace un año una concesión que data de los tiempos en los que aún vivía Franco, gracias a una prórroga extraordinaria concedida por el área de Movilidad. Pese al evidente beneficio económico de seguir gestionando un año más un parking ya amortizado, el Ayuntamiento de Madrid no exigió a la empresa explotadora que diera cabida a los coches de Policía que aparcan en la superficie peatonal.

La concesión de SAMA acaba definitivamente dentro de unos días, el 22 de noviembre, y el consistorio ya ha publicado un nuevo concurso para volver a privatizar la gestión de Luna-Tudescos, uno de los parkings más rentables de la capital, durante los próximos 25 años. Cuando esté construido, algo que para lo que queda al menos un año, el nuevo concesionario deberá reservar obligatoriamente 22 plazas de aparcamiento para los coches de la Policía Municipal.

Hasta ahora, la empresa SAMA ha gestionado este parking municipal y también los dos edificios de oficinas y locales comerciales, con unos 10.000 metros cuadrados y por los que solo paga al Ayuntamiento de Madrid un canon de 383 euros mensuales. En uno de esos locales se encuentra la comisaría de Policía Local de Madrid, que no abona ningún alquiler a la concesionaria por su uso, informan fuentes municipales a este periódico.

Además de reservar espacio para sus coches, la Unidad de Intervención de Distrito Centro-Norte también acota parte de la acera de la plaza para su uso particular, merced a unas vallas de plástico y apariencia provisional que ocupan unos 20 metros cuadrados de acera frente a la entrada de las instalaciones policiales. Este vallado que abarca parte del soportal apareció con la pandemia, pero se ha mantenido desde entonces.

El aparcamiento constante de coches y furgonetas de Policía sobre las aceras de Luna ha provocado que varias de las losetas de granito se hayan partido. Solo se libran de esta afección las situadas junto a la fuente de la plaza Luna, que fue rodeada de bolardos metálicos y con forma esférica en el año 2015 para evitar que el peso de los aparcamientos indebidos rompieran su estructura interna.

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