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Vecinos y trabajadores protestan ante Almeida contra la “privatización encubierta” de la nave de Daoíz y Velarde

Protesta contra la cesión de la nave de Daoíz y Velarde al Teatro Real, en paralelo a la inauguración que ha tenido lugar en la mañana de este lunes.

Guillermo Hormigo

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Asociaciones vecinales y empleados de Madrid Destino han protestado este lunes contra la inauguración de la nueva etapa de la nave del Centro Cultural Daoíz y Velarde, en el distrito de Retiro, cedida por el Ayuntamiento de Madrid que lidera José Luis Martínez-Almeida al Teatro Real. Será sede del Real Teatro de Retiro, un proyecto antes conocido como El Real Junior. Las entidades contrarias a este proceso (entre las que se encuentran la agrupación Súbete a la Nave, sindicatos y representantes del comité de empresa de Madrid Destino) han organizado un evento paralelo, a escasos metros del oficial, para denunciar este nuevo uso “exclusivo, privativo, elitista y comercial”.

Lo han hecho a través de una performance carnavalesca en la que han escenificado la entrega del espacio por parte de las autoridades municipales, con un particular Almeida incluido. Han contado incluso con una reconstrucción en miniatura de la propia nave, “engalanada y lista para regalársela al Teatro Real”.

Una inauguración alternativa y reivindicativa porque consideran que les “roban” el centro cultural Daoiz y Velarde con una “privatización encubierta”, según lamentan fuentes vecinales en declaraciones a Europa Press. Este antiguo complejo militar en las traseras de la estación de Atocha fue objeto de un convenio de colaboración entre la Junta Municipal de Retiro y Madrid Destino, la empresa pública del Ayuntamiento de Madrid encargada de la gestión de los eventos y espacios municipales de índole cultural o turístico. En él se definía su transformación en un espacio que daría respuestas a múltiples necesidades pedagógicas y culturales en el barrio.

“Sin embargo, el consejo de administración de Madrid Destino, encabezado por Andrea Levy Soler [delegada de Cultura en el Ejecutivo municipal] ha preferido ceder el centro a la Fundación Teatro Real para su explotación”, denuncian esas mismas fuentes vecinales. Se trata de un centro cultural de más de 6.000 metros cuadrados, por el que han luchado los vecinos de distrito desde hace 30 años. Los colectivos movilizados critican que después de más de tres años de inactividad en el espacio por unas obras que sufrieron importantes retrasos, el Ayuntamiento suscriba ahora este nuevo convenio que deja el anterior en papel mojado.

En el documento que han consensuado el coliseo madrileño y Madrid Destino, al que tuvo acceso Somos Madrid, se hace mención a uno de los objetivos del convenio original firmado entre la Junta de Retiro y Madrid Destino en la etapa de Manuela Carmena como primera edil: “Introducir en la cultura a los más pequeños y adolescentes” (la programación y actividades del nuevo espacio se dirigen fundamentalmente a esos públicos). Sin embargo, no hay referencia alguna a otro de los principios rectores de aquel acuerdo: la participación vecinal.

De este modo, frente a un modelo que apostaba por la celebración de actividades gratuitas, ahora el precio de una entrada para cualquier espectáculo en Daoíz y Velarde es de 20€ para el público general, 15€ para menores de 16 años y 10€ por persona en caso de reserva del espacio por parte de centros escolares.

En el acto oficial de inauguración el discurso era muy diferente. “Hubiera sido imposible ofrecer contenido de calidad sin la ayuda del Real”, ha llegado a decir Andrea Levy. Almeida ha vaticinado que “estamos ante lo que va a ser un nuevo icono de la cultura de Madrid”. Según Gregorio Marañón, presidente del Teatro Real, el proyecto certifica que la institución “apuesta por un proyecto pedagógico-didáctico” y por la promoción de las artes escénicas, “en un entorno en el que todos los madrileños podrán disfrutar de unas instalaciones únicas”.

El nuevo convenio habla además de colaboración con entidades públicas “y privadas” o de la administración por parte del Real de posibles dependencias y servicios culturales “cuya gestión le fuera encomendada temporal o indefinidamente, o cuyo uso le fuera cedido por el Ayuntamiento de Madrid”. Esto podría dejar vía libre para que Daoíz y Verlarde pase a ser un centro subsidiario de otra institución matriz en lugar del consistorio, lo cual ha causado la movilización de gran parte de la plantilla de Madrid Destino. Según los convocantes de la protesta, “si continúa adelante la privatización el personal será contratado por la Fundación Teatro Real bajo un convenio ínfimo, que previsiblemente les convertirá en mileuristas”.

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