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Prueba del Lexus ES 300h: los retrovisores digitales no son lo mejor del coche

Lexus ES 300h.

Pedro Urteaga

26 de julio de 2021 14:24 h

Tras un primer contacto que tuvo lugar en febrero pasado, estos últimos días hemos podido probar a fondo el nuevo Lexus LS 300h, una berlina señorial y de excelente calidad de rodadura equipada en este caso con retrovisores digitales, una solución tecnológica que de momento ofrecen muy pocos fabricantes. La principal aportación de la marca de lujo japonesa consiste en haber colocado las pantallas donde se proyecta la imagen que recogen las cámaras exteriores en la base del pilar delantero, como puedes apreciar en las imágenes.

Los retrovisores digitales forman parte del equipamiento de serie en el acabado Luxury, que es el único que puede incorporarlos, de manera que no podemos ofrecerte una cifra orientativa del precio que tendrían si existieran como opción. Esta versión cuesta 72.200 euros y lleva prácticamente todo lo que cabe pedir de un modelo de este porte, especialmente en lo que se refiere a la comodidad de quien viaja en las plazas traseras.

Volviendo a los digital mirrors, cuya utilidad ponen en duda algunos, conviene precisar en primer lugar que su función principal debe ser, por un lado, proporcionar una imagen de mayor nitidez y, por otro, mejorar la visión por parte del conductor cuando las circunstancias son adversas. Por ejemplo, de noche, o cuando llueve y las salpicaduras cubren la superficie de los espejos retrovisores convencionales. En este punto, dispositivos de estas características resultan imbatibles, como es fácil de imaginar.

No obstante, los escogidos por Lexus, y suministrados por Panasonic y Denso, presentan algunas particularidades relevantes. Integrados por dos cámaras laterales y sus correspondientes pantallas interiores, de 5 pulgadas, disponen de control de vehículos en el ángulo muerto, calefacción para evitar que los retrovisores se empañen y otra función novedosa y muy destacable, la de impedir el deslumbramiento por parte de los coches que circulan por los flancos del nuestro, particularmente los que usan luces de led.

Además, cuando el conductor activa los intermitentes o selecciona la marcha atrás, los retrovisores del ES 300h presentan automáticamente una visión ampliada de la zona situada junto al vehículo y detrás de él, con lo que se eliminan los ángulos muertos y se ayuda a maniobrar de forma más segura. En la esquina de la pantalla aparece un icono que alerta al conductor del cambio en la relación de aspecto, y una vez finalizada la maniobra de giro, cambio de carril o aparcamiento, el sistema vuelve automáticamente a la configuración estándar.

El usuario puede también pasar a la visión ampliada de forma manual o bien desactivar la función, además de regularlo todo mediante unos controles ubicados en el panel de su puerta, similares a los de los espejos convencionales. Mediante el menú se puede acceder a las opciones del sistema, como el brillo o el plegado automático de las cámaras al estacionar el vehículo.

Con respecto a dispositivos similares, estos tienen la ventaja primordial de que no obligan apenas a cambiar nuestra forma de mirar los espejos exteriores, pues las pantallas de 5“, colocadas en la base de ambos pilares delanteros, se encuentran prácticamente en el mismo ángulo de visión que aquellos. Esto, que parece banal, nos parece determinante a la hora de acelerar el proceso de adaptación que, para qué negarlo, se necesita.

Al volante del ES 300h

Fuera de la novedad de los retrovisores digitales, el ES 300h es un vehículo majestuoso que busca por encima de todo mimar a los pasajeros, tanto en lo tocante al aislamiento acústico como a la calidad de su manera de rodar, semejante a flotar dos centímetros por encima del asfalto. En cambio, no destaca por su agilidad, singularmente en zonas de curvas, donde ninguno de los tres modos de conducción disponibles (ni el más deportivo logra contener su acusada tendencia a la inclinación de la carrocería.

El sistema híbrido que impulsa al modelo de Lexus entrega una potencia de 218 caballos y le permite alcanzar los 100 km/h desde parado en 8,9 segundos, todo ello con unas emisiones de CO2 de 119 g/km, según el ciclo de pruebas WLTP, lo que le evita pagar el Impuesto de Matriculación. Como todos los híbridos del mercado, se beneficia de la etiqueta Eco de la DGT.

Lo más sorprendente es que este coche de casi 5 metros de largo, pero solo 1.680 kilos, precise menos de 5,5 litros/100 km para moverse. La cuarta generación de la tecnología híbrida de Lexus -y del grupo Toyota- ha conseguido que el sistema se muestre muy eficiente no ya solo en ciudad, algo a lo que ya estábamos habituados, sino también en la conducción por carretera.

La sensación resultante al volante es que conducimos una berlina de representación con datos de consumo de un utilitario, y uno se siente tentado de frotarse los ojos y comprobar si el ordenador de viaje ha dejado de funcionar, mecido como los ocupantes por las suaves suspensiones del ES.

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