Opel Frontera: sencillez a ultranza
Obligada a recuperar en lo posible los niveles de ventas de que disfrutó hace unos años, la marca alemana Opel ha tomado una decisión arriesgada con el modelo que resucita al antiguo Frontera. En la misma aventura, que consiste básicamente en buscar la máxima sencillez y los precios más ajustados posibles, se han embarcado otras dos firmas del grupo Stellantis, Citroën y Fiat, al comercializar sendos vehículos gemelos del Frontera: el C3 Aircross y el Grande Panda, respectivamente.
Los tres son SUV que cabalgan entre los segmentos B y C y que aspiran a competir con modelos a los que habitualmente se adjudica el sambenito de low cost. El Frontera en concreto mide 4,38 metros de longitud y se distingue por ofrecer la posibilidad de incorporar siete asientos, aunque solo en sus versiones de hibridación ligera y no en la de propulsión eléctrica.
Aquí no se contempla la opción de una motorización de gasolina como la que sí llevará el C3 Aircross, que por su parte no tendrá variantes mild hybrid. El Fiat Grande Panda se venderá, en principio, exclusivamente como modelo 100% eléctrico.
El Frontera está ya disponible en los concesionarios con motor provisto de hibridación ligera de 48 voltios, en su configuración de 136 caballos -que luego se complementará con otra de 100 CV-, y en versión eléctrica. Esta dispone de 113 CV y una batería de 44 kWh con la que pueden hacerse hasta 305 kilómetros entre recargas. A lo largo de 2025 se ofertará una batería mayor, de 54 kWh, que otorgará al modelo Long Range unos 400 km de autonomía.
El Frontera Electric cuenta a su favor con un peso muy ligero, 1.514 kilos, que sin embargo no se traduce en un consumo de energía especialmente bajo: 18,2 kWh/100 km en prueba WLTP. Acelera de 0 a 100 km/h en 12,1 segundos y tiene la velocidad limitada a 140 km/h.
Opel lo pone a la venta a un precio sumamente competitivo, pues a los 29.000 euros de partida le aplica un descuento de 4.500. Las ayudas del Plan Moves III podrían rebajar la factura final hasta los 17.500 euros.
La apuesta de la marca germana es un punto menos ambiciosa con las versiones mild hybrid. La futura de 100 CV cuesta oficialmente 24.300 euros y la ya disponible, de 136 CV, parte de 25.500 pero se beneficia de una promoción de 2.500 euros, con lo que se queda en 23.000.
El Frontera Hybrid es aún más ligero que el eléctrico (1.344 kg), consume 5,2 litros/100 km teóricos y alcanza los 100 km/h desde parado en 9 segundos, así como los 190 km/h de velocidad punta. A diferencia de su hermano de gama, equipado con llantas de aleación de 17 pulgadas, este monta unas antiestéticas llantas de acero de 16 pulgadas con tapacubos de plástico cubriendo las tuercas y pernos que sujetan la rueda al buje.
El nuevo SUV de Opel cuenta con 460 litros de capacidad de maletero, que ascienden a 1.600 cuando se abaten los asientos traseros. Además, es capaz de transportar hasta 240 kilos sobre el techo, para el que se ofrece en posventa una tienda de campaña, de la firma Thule, en la que pueden pernoctar dos personas.
En términos de habitabilidad, lo mejor del Frontera lo encontramos sin duda en unas plazas traseras muy espaciosas para las piernas y el torso de sus ocupantes. Por el contrario, la anchura es justa tanto delante como atrás, dado que el coche no llega a los 1,8 m en esa cota. El mullido de los asientos posteriores es demasiado blando, especialmente en los extremos de las plazas laterales.
Ausencias y carencias
Para abaratar costes, Opel ha configurado un acabado básico para ambas motorizaciones, llamado Edition, que sustituye la pantalla multimedia por un soporte para colocar el teléfono móvil. Por medio de la vinculación Bluetooth, el usuario puede usar su smartphone como navegador, a través de las apps habituales, o como fuente de sonido que cabe manejar con los botones del volante.
La otra terminación, GS, dispone de climatizador de dos zonas, navegador, retrovisores plegables de forma automática y dotados de sistema de detección de vehículos en el ángulo muerto, además de equipo de audio con seis altavoces, techo en color negro, lunas traseras tintadas y protecciones de bajos delantera y posterior.
Incluso esta versión más completa presenta, sin embargo, carencias que solo pueden atribuirse a la nueva política de reducción de costes. Hemos echado en falta, por ejemplo, la pieza de plástico que suele recubrir el orificio con el que se manipula la alfombrilla del maletero, o algún asidero al que pueda recurrir el acompañante en zonas de curvas, máxime cuando su asiento carece de regulación en altura y se halla por defecto en una posición demasiado elevada para personas medianamente altas.
De igual modo, la factura del Frontera, tanto en sus remates exteriores como interiores, se halla en el límite de lo tolerable en una marca considerada tradicionalmente generalista. Menos mal que algunas de las ausencias y defectos del coche se compensan con soluciones ingeniosas como el sistema Flex Strap, una especie de correa que rodea la palanca de cambios y demás instrumentación cercana para evitar que los objetos allí depositados vayan golpeándose durante la marcha.
Las versiones GS incorporan dos pantallas de 10 pulgadas, una para la instrumentación y otra para el sistema multimedia, conectividad Apple CarPlay y Android Auto inalámbrica y carga igualmente sin cables para móviles. Opel ha dispuesto en todos los casos un botón que desactiva directamente las ayudas a la conducción mediante una pulsación prolongada.
Ninguna de las fallas que hayamos detectado en el Frontera afecta a su desempeño en carretera. Si bien blando de suspensiones, el nuevo modelo presenta un comportamiento franco y predecible que en ningún momento compromete la seguridad.