“La economía circular capitalista te da comida basura para que enfermes y te cura para que sigas comiéndola”
“Estamos en una situación negra y para llegar a una alternativa verde, la única válida, hay que tomar el camino multicolor del feminismo, del ecologismo y del pacifismo”. El maestro José Antonio Sánchez Raba utiliza este simil para describir lo que él define como “el fraude del negocio de la comida”.
A su juicio, “la economía circular capitalista te da comida basura para que enfermes y después te cura para que sigas comiéndola”. Este profesor, que ofrecerá una charla en La Vorágine este martes a las 19.30 horas sobre este tema, critica este sistema en el que la industria farmacéutica, los hospitales privados y los públicos semiprivatizados juegan un papel fundamental.
Sánchez Raba subraya que según la Organización Mundial de la Salud, el 80% de las enfermedades de la sociedad civilizada provienen de la alimentación, como colesterol, diabetes y obesidad, y pone el foco en la población infantil y juvenil, ya que Cantabria registra una cifra del 35,8% de jóvenes con sobrepeso. “Es un dato alarmante que nos tendría que hacer reflexionar”, asegura.
No obstante, no exime de responsabilidad a la ciudadanía, puesto que “para que haya voluntad política tiene que haber voluntad ciudadana”, algo que se consigue a través de la “movilización”. “Mientras no entendemos eso, la política va a seguir al servicio de los poderes económicos”, sostiene, haciendo énfasis en “la influencia que tiene el lobby de la alimentación para manipular a los políticos y a la opinión pública”.
Sánchez Raba es el director del colegio Cisneros de Santander en el que ha conseguir implantar un comedor “ecológico, de calidad y con productos locales y de temporada”. Además, reconoce que él a nivel particular también es consumidor al 100% de productos ecológicos, una práctica que le gustaría que se extendiese a toda la sociedad.
Cooperativas comarcales
Para ello, este maestro propone cambiar el modelo a través de lo que él denomina como “cooperativas comarcales sin ánimo de lucro”, implantadas en cada comarca de Cantabria, y que aporte alimentos a los colegios, a las residencias de ancianos y a la atención domiciliaria de la zona, así como a personas en riesgo de exclusión social, a víctimas de violencia de género, a parados de larga duración comprando productos ecológicos locales. “De esta forma daríamos empleo social de calidad y generaríamos un tejido productivo en la zona”, argumenta.
Finalmente, propone “reducir los intermediarios especulativos” para abaratar el precio de los productos ecológicos, a los que hay que “reducir el IVA para aumentárselo a los insanos”. “La alimentación ecológica no es tan cara si se compra directamente al productor y si tiene ayudas públicas”, concluye.
0