Unas elecciones difíciles de predecir y con la incógnita del efecto arrastre de las generales
Si hoy se celebrasen las elecciones a las Juntas Generales, donde se reparten 51 escaños por cada territorio –entre Álava, Gipuzkoa y Bizkaia, para un total de 153—, el PNV sería la fuerza más votada con el 37,4% de los votos y 62 escaños. Le seguirían EH Bildu (23,1% y 39 esc.), PSEE-EE (13,5% y 19 esc.), Elkarrekin Podemos (13,0% y 19 esc.), el PP (7,6% y 12 esc.) y C’s (2,1% y 1 esc.).
Este modelo de predicción se diferencia ligeramente del modelo utilizado para tratar las elecciones generales del 28A, pero la idea fundamental es la misma: promediar las encuestas ponderando por tamaño de muestra, por fecha en el que fue realizada el trabajo de campo y la calidad de la encuestadora y simular las elecciones 10.000 veces para obtener resultados probabilísticos.
El resultado de estas simulaciones se puede apreciar en la siguiente figura. Se muestran los resultados más probables –más veces repetidas en las simulaciones— y unas horquillas con un intervalo de confianza del 90%.
Estas horquillas se deben a la incertidumbre asociada en torno a estas elecciones. Primero, las elecciones municipales y forales son más difíciles de predecir, ya que no se publican muchas encuestas regionales. Además, es difícil estimar el efecto arrastre que puedan tener las elecciones generales, celebradas hace menos de 15 días, en el llamado voto dual.
Otro de los factores a tener en cuenta es la participación. En las elecciones del 28A la participación fue más alta de lo habitual, y sabiendo de antemano que en las elecciones municipales y forales la participación suele descender, es difícil predecir cuánto lo hará esta vez.
¿Qué probabilidad hay de obtener cada uno de estos escaños?
Si nos detenemos a mirar cada uno de los escaños en juego, podemos observar que el PNV obtendría 51 escaños de forma segura (más del 99% de probabilidad) y 6 más probablemente (entre 80 y 99% de prob.). En el caso de EH Bildu (31 escaños seguros + 1 probable), Elkarrekin Podemos (8+10), PSE-EE (9+9), PP (7+3) y C’s (0+1).
El modelo considera en torno a los 34 escaños que podrían bailar entre varios partidos (escaños en juego) con probabilidades entre el 20 y 80%. 13 de estos 34 escaños se disputan en Bizkaia, 12 en Álava y 9 en Gipuzkoa.
Se pueden consultar estos datos en la siguiente tabla.
Y, ¿qué hay de las capitales?
El PP sería la fuerza más votada para el ayuntamiento Vitoria con un 23,2% de votos y 7 ediles, seguido del PNV (21.2% y 6), EH Bildu (19.5% y 6), Elkarrekin Podemos (13.5% y 4) y PSE-EE (12,6% y 4). Ciudadanos (4,5%) quedaría sin representación, ya que no logra superar la barrera del 5% de los votos. El partido naranja podría conseguir un edil por Vitoria si superase esa barrera.
En el ayuntamiento de Donostia el PNV volvería a ganar las elecciones mejorando sus resultados pasados hasta colocarse en el 33,3% de los votos. Obtendría 10 ediles, 4 más que el segundo partido más votado, que sería el PSOE con el 21,3%. La tercera fuerza sería EH Bildu con 20,1% y 6 ediles, seguido de Elkarrekin Podemos (9,5% y 3), el PP (8,2% y 2). C’s (3,6%) no obtendría ninguna representación, como en Vitoria, por no superar la barrera mínima exigida por la ley electoral.
En el ayuntamiento de Bilbao el PNV rozaría el 42% de los votos, afianzando su hegemonía en la capital vizcaína con 13 ediles (1 de cada 2 veces conseguiría 14), ronzando la mayoría absoluta (15 escaños).
EH Bildu, PSE-EE y Elkarrekin Podemos obtendrían 4 ediles cada uno con 14,7%, 13,4% y 12,5% de los votos respectivamente. Un escaño menos para el PP (3), que perdería uno desde las últimas elecciones y bajaría hasta el 9,3% de los votos.
Las probabilidades de conseguir estos escaños se pueden consultar en el siguiente gráfico, donde se muestran los escaños seguros (en color oscuro) y los posibles. Asumo como posibles aquellos escaños que son probables o están en juego con una probabilidad entre el 20 y 80%.
No está demás hacer un par de aclaraciones sobre estas estimaciones. Antes de nada, conviene ser cautos. Primero, porque no hay muchas encuestas publicadas. Además, la mayoría de ellas son previas a las elecciones generales de abril. Segundo, porque los tamaños de muestra son menores de lo habitual por lo que el error muestral asociada a la encuesta es mayor, en torno a los 6 puntos porcentuales.
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