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El paladín de la privatización en la sanidad

Juan José Güemes, en su época de consejero. / EFE

Raúl Rejón

Juan José Güemes (Madrid, 1969) sorpendió a todo el mundo al dar portazo a su carrera política el 18 de marzo de 2010. Dejó de ser consejero de Sanidad en la Comunidad de Madrid y de manejar un presupuesto gigantesco de más de 7.000 millones de euros. Se pasó a la empresa privada, al IE Business School, como presidente del Centro Internacional de Gestión Emprendedora. Algo mucho más acorde con su trayectoria y formación ya que, licenciado en Económicas, su paso a la política activa había sido con el ministro de Economía, Rodrigo Rato, entre 1996 y 2003.

Cuando Esperanza Aguirre (cuyas relaciones con Rato eran excelentes) se convirtió en presidenta de la Comunidad de Madrid, se trajo consigo al joven y prometedor Güemes y lo hizo consejero de Empleo y Mujer.

Pero su puesto clave llegó cuatro años después. Güemes fue quien dirigió el acelerón del Gobierno de Esperanza Aguirre en la introducción de la gestión mixta pública-privada en la sanidad madrileña. Durante su ejercicio al frente de Sanidad (junio 2007 a marzo de 2010) la Comunidad de Madrid puso en marcha los seis hospitales de concesión administrativa que ahora su sucesor, Javier Fernández Lasquetty, pretende privatizar también en su ámbito médico. Pero además, dio luz verde a la creación de cuatro centros totalmente privados en su gestión: el de Valdemoro, el de Torrejón de Ardoz (inaugurado a finales de 2011), el Rey Juan Carlos de Móstoles (en funcionamiento desde mediados de 2012) y el de Collado Villalba (paralizado hasta una mejor coyuntura económica pero con 12 millones de gastos de mantenimiento adjudicados a la empresa que lo gestiona: Capio Sanidad).

En 2008, Juan José Güemes se hizo popular por el título escogido para unas jornadas que lideró en el hotel Ritz de Madrid: “Plan de infraestructuras sanitarias, una oportunidad de negocio”. Bajo su batuta, la región dio entrada a empresas para administrar centros hospitalarios, amplió el radio de acción de la empresa Capio Sanidad en el área médica de su hospital Fundación Jiménez Díaz al aumentarle la población asignada y cederle la gestión de dos centros periféricos de especialidades (Quintana y Pontones), sacó a concurso hospitales enteros de la red pública y creó el sistema privatizado de radiodiagnóstico además del ya conocido concurso de los análisis clínicos (que conllevó el cierre de laboratorios públicos ya existentes).

En esas jornadas desglosó profusamente las excelencias del modelo mixto –que ahora el PP de Madrid pretende disolver por, según afirman, ser “más caro”–. Entonces, hacía pocas fechas que Güemes había anunciado que la siguiente tanda de hospitales serían totalmente privatizados. ¿Por qué si la gestión mixta era tan rentable se prescindía de ella? “Es lo que hemos decidido”, zanjó el ex consejero.

Cuando Güemes dejó el Gobierno de Aguirre su estrella no había declinado, aunque el país ya estaba en pleno arranque de recortes. Su nombre sonaba siempre entre los preferidos de Aguirre y con gran potencial de futuro. De hecho, en el momento de dimitir era el portavoz del PP madrileño.

El ya exconsejero de Unilabs está casado con Andrea Fabra, hija del expresidente de la Diputación provincial de Castellón Carlos Fabra. Su esposa (diputada nacional) se hizo famosa en julio al aplaudir los recortes en la prestación por desempleo aprobados por el Gobierno de Mariano Rajoy al tiempo que gritaba “que se jodan”.

En su breve estancia como consejero de Unilabs, Güemes ha visto cómo una sociedad aspirante y perdedora a hacerse con los análisis clínicos públicos de seis centros de la Comunidad de Madrid consigue al fin el encargo mediante la adquisición de la empresa que ganó aquel concurso: la unión entre Ribera Salud y Balagué. Ribera Salud (perteneciente a Bankia y SabadellCam) se está deshaciendo de su cartera de negocios en Madrid –ya vendió a Sanitas su participación en el hospital de Torrejón–. Ahí se abrió la posiblidad para Unilabs que, a la postre, se ha llevado por delante el puesto de Güemes. Quizá el trabajo ya estaba hecho.

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