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Se cumplen 10 años del 'Tamayazo', la “traición” de dos socialistas que arrebataron el gobierno a la izquierda en Madrid
La mañana del 10 de junio de 2003 el Grupo Parlamentario Socialista tenía reunión de Grupo previa a la sesión constitutiva del Parlamento regional tras las elecciones. En unas horas el socialista Francisco Cabaco iba a ser el próximo presidente de la Cámara autonómica, ya que a pesar de que el PP de Esperanza Aguirre había logrado la mayoría de los votos en las elecciones, la suma de los escaños de PSOE e IU les permitía tener mayoría en el Parlamento.
De la misma manera, iban a conseguir recuperar el Gobierno de la Comunidad que ya llevaba dos legislaturas en manos del PP, en este caso de Alberto Ruiz Gallardón y su equipo. Rafael Simancas era el encargado de presidir este nuevo Ejecutivo y formar Gobierno, en el que también estaría presente IU.
Según presentes en la reunión del Grupo Socialista, los dos diputados que posteriormente se ausentarían del pleno no dijeron nada, e incluso entraron en el mismo. Por lo menos fue el caso de Tamayo, al que el que posteriormente fuera portavoz del PSOE en la comisión de investigación que trataba de esclarecer lo sucedido, Modesto Nolla, vio en la parte trasera del hemiciclo hablando por teléfono.
Mientras tanto, según asegura el propio diputado popular Francisco Granados, en el Grupo parlamentario de su partido se preparaban para pasar cuatro años en la oposición y para la elección de Concepción Dancausa como vicepresidenta de la Cámara.
LA “TRAICIÓN” DE DOS “SINVERGÜENZAS”
Sin embargo, una vez comenzada la sesión, tanto en las bancadas de la izquierda como en las populares se dieron cuenta de que faltaban dos diputados. Eran Tamayo y Sáez, los dos 'Renovadores por la Base' que fraguaron lo que Rafael Simancas tilda de “atentado contra la democracia”.
La Mesa de Edad ya estaba constituida y todo estaba preparado para comenzar la sesión, pero estos dos “sinvergüenzas” no aparecían. Así lo relata la exdiputada regional de IU Caridad García, que recuerda que ella estaba sentada al lado del socialista Rafael Gómez Montoya, al que le vio “inquieto”.
A la vista de que pasaba algo “que no era normal”, le preguntó qué estaba sucediendo y éste le contestó que faltaban dos de su Grupo. En ese momento, García se dio la vuelta para hablar con Fernando Marín (IU) al que le comentó lo que pasaba, pero éste le dijo: “Estás tonta”. Sin embargo, era verdad, “cundió el nerviosismo” y se comprobó que faltaban estos dos “sinvergüenzas”.
En ese momento, la parlamentaria socialista Helena Almazán pidió un receso de diez minutos porque había dos socialistas que habían tenido un “percance”.
A pesar de los “abucheos” que se escucharon de las bancadas populares y que finalmente verbalizó Esperanza Aguirre diciendo que no conocía precedente de que se parara la votación aunque no estuvieran los diputados, el presidente de la Mesa de Edad, Carlos Westendorp, concedió el receso, que fue de 13 minutos.
Sin embargo, Tamayo y Sáez no aparecieron. Según explica el socialista José Cepeda, que se estrenaba en la Cámara ese mismo día, les dijeron que habían cogido un taxi y se habían ido y en ese momento Cabaco habló con Luis Eduardo Cortés para intentar llegar a “un supuesto guante blanco” entre los dos partidos.
Posteriormente, Simancas se acercó a Esperanza Aguirre, la sesión siguió y efectivamente, Dancausa fue elegida presidenta de la Asamblea. Fue Regino García Badell el que, según fuentes consultadas, le redactó a la ahora delegada en el Ayuntamiento de Madrid un improvisado discurso en una cuartilla, que ella revisó, y así se constituyó la Asamblea bajo Presidencia popular.
Mientras tanto, en la sede del PSOE, en la calle Ferraz, se creó un gabinete de crisis que, según Simancas, en ocasiones presidió el secretario general del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero.
En ese tiempo, el PSOE interpuso una querella contra el abogado José Esteban Verdes y el entonces secretario general del PP de Madrid, Ricardo Romero de Tejada, al que Simancas acusó de ser “el capo” de la trama. Además, la Fiscalía se querelló contra los empresarios Francisco Bravo y Francisco Vázquez, a los que el PSOE también relacionaba con Tamayo.
En la Asamblea, Tamayo y Sáez conformaron el Grupo Mixto y Alberto Ruiz-Gallardón permaneció como presidente en funciones hasta las siguientes elecciones autonómicas, que se celebraron en otoño y en las que Esperanza Aguirre logró mayoría absoluta.
Sin embargo, durante el verano de 2003 la actividad de la cámara madrileña no paró. Se celebró la comisión de investigación en la que se intentaba esclarecer lo sucedido. La presidía el popular Francisco Granados, cuyo grupo defendía, como él sigue defendiendo ahora, que lo sucedido fue una “traición” interna del PSOE, después de que dos socialistas consideraran que no se había cumplido lo que les habían prometido.
COSAS “SUCIAS”
Sin embargo, desde el PSOE, tal y como hoy asegura Nolla, en aquella comisión se puso de manifiesto que había “muchas contradicciones”, ya que aunque no hay pruebas determinantes, se vio que había “cosas sucias” y “contactos entre Tamayo” y el abogado Esteban Verdes.
Asimismo, asegura que se conoció que las personas supuestamente implicadas “no eran fiables, que mentían” y, entre otras cosas, que días antes del 10 de junio, Tamayo había hablado con Bravo y Vázquez.
Nolla destaca que la tarea no fue fácil, ya que el PP no les “entregó ni un solo documento” de los que solicitaron y sólo trabajaban con la información obtenidas de las comparecencias.
Caridad García confirma que no tuvieron documentos y considera que la comisión “no sirvió para nada”, ya que los populares estaban “implicados hasta las cejas” y no permitían que comparecieran aquellas personas “que consideraban próximas a ellas”. En su opinión, “el PP estuvo en connivencia con estos dos personajes”.
Quien no lo tiene tan claro es Cepeda, que diez años más tarde de su estreno en un cargo institucional del PSOE, cree que el 'Tamayazo' es un “enigma”. De hecho, asegura que sigue teniendo una “espinita en el corazón al ser incapaz de haber conocido qué pasó realmente”.
DOS VERSIONES DE UNA COMISIÓN
La comisión se alargó 14 sesiones de comparecencias y en agosto se añadieron tres más, por lo que finalmente se llamó a declarar a 29 personas.
De aquel órgano parlamentario, el PSOE concluyó que Tamayo y Sáez actuaron amparados por una trama mientras que el PP, en boca del portavoz en la comisión, Antonio Beteta, aseguró que nada tenían que ver los populares con “las luchas y compromisos internos del PSOE”.
Fueron días convulsos en Vallecas, en los que grupos de socialistas que acudían a la Cámara arrojaban monedas a Sáez y Tamayo cuando les veían en alusión a que eran unos “judas”.
Cuando acudían a la Asamblea tenían que ser protegidos por seguridad, pero las elecciones de otoño pusieron fin a la aventura de Vallecas de Tamayo y Sáez, esta última una persona que, a día de hoy, Caridad García considera que fue una “marioneta” de su compañero de filas.
Tras este episodio, Simancas siguió en su puesto hasta el verano de 2007 cuando tras perder de nuevo las elecciones, dimitió como secretario general para dar paso al exalcalde de Parla, Tomás Gómez.