La librería El Gusanito Lector echa el cierre: “La guerra de Ucrania ha sido la puntilla”
Numerosos vecinos de la zona de la Alameda y de otros puntos de Sevilla recibieron en la tarde de ayer un mensaje que llevaban mucho tiempo conjurando: la librería El Gusanito Lector, un punto de referencia en la calle Feria de la capital hispalense, anunciaba su cierre definitivo después de mucho tiempo resistiendo heroicamente a todas las crisis. La última, la de la inflación motivada por la guerra de Ucrania como factor principal, ha sido insalvable.
“Querid@s amig@s lector@s: Hasta aquí llegamos”, rezaba el comunicado. “Después de casi treinta años acompañándoos con nuestros clubes de lectura, cuentacuentos, talleres, performances, concursos literarios, rutas históricas, conferencias, presentaciones, firmas, conciertos, ferias, recitales poéticos... Después de casi treinta años eligiendo con esmero nuestro fondo, buscando para vosotr@s los textos más hermosos, las mejores traducciones, las ilustraciones más cuidadas. Después de casi treinta años recibiendo vuestro cariño a raudales, cerramos. El barrio, la calle Feria, se queda sin librería”.
“Siempre he dicho que nosotros, los ciudadanos de a pie, con nuestro pequeño monedero decidimos quien vive y quien muere. Si así es así es como debe ser. Os vamos a echar mucho de menos. Se despide con el mismo amor de siempre, El Gusanito Lector”, conluye la nota. Tras la primera persona del singular se encuentra, como no podía ser de otro modo, la librera Esperanza Alcaide, quien hace cuatro años se vio en la necesidad de ceder el testigo en el mostrador de la librería por motivos de salud.
El último bastión
Ella misma reconoce a SevillaelDiario.es que los problemas venían de largo. “Se pasó muy mal con la crisis del 2008, pero poco a poco fuimos remontando. Pero entonces me empezó a dar problemas, pasé tres veces por el quirófano y ya no podía ser igual. Recurrimos a la fórmula de Comunidad de Bienes, una treintena de clientes se asoció con la librería y pudimos salir adelante. Entonces llegó la pandemia… Y cuando empezábamos a ver la luz de nuevo y a recuperar la normalidad, estalló la guerra de Ucrania, es decir, la hiperinflación, que ha sido la puntilla. Un mazazo tal que se ha desplomado todo. En el barrio viven funcionarios que viven más desahogados que otra gente, pero lo cierto es que si quitas de un lado no puedes poner en otro”.
No obstante, Alcaide subraya que “El Gusanito se ha mantenido todo este tiempo con un cariño enorme. Y estoy convencida de que las librerías somos el último bastión de defensa contra la ola fascista que nos está ahogando. Estamos rodeados por los bulos, no tenemos pensamiento crítico, no elaboramos nuestras ideas, y la única manera de hacerlo es la lectura. Si nos entregamos con armas y bagajes al enemigo, no hay duda de que estaremos perdidos”, agrega.
La veterana librera hace notar también el dato de que El Gusanito Lector es la décima librería sevillana que cierra en menos de un año. Además de la inflación –“está todo en la caja, miras el histórico y se ve muy claramente”, asevera– cabe señalar a la venta por internet como culpable de la situación límite que vive el sector.
“Es una decisión triste, pero hay que afrontarla”, explica el médico y escritor Francisco Gallardo, uno de los socios de la librería. “Nos queda la satisfacción de haberlo intentado, aunque nos deje cierto sabor a derrota”.
Clientes que han crecido en la librería
Para Gallardo, El Gusanito “era una librería muy peculiar, el típico establecimiento de barrio en una calle también muy especial como Feria. Como yo vivo cerca y era cliente, cuando hizo falta ayudar, no lo dudé dos veces”. Junto a Gallardo, otros escritores como Salvador Compán, Eva Braojos o Tomás del Rey también se asociaron para alentar su supervivencia.
En palabras de Alcaide, “los socios han hecho lo que han podido y más, unos con dinero, otros con trabajo, pero todos aportando. No quiero quedarme con amargura, porque todo cambia. Dice el dicho que lo que pasa, conviene, y yo lo creo: si es así, tiene que ser así”.
Pero la actitud positiva prevalece: “Me quedo con mis niños, aquellos que entraron por primera vez en la barriga de sus madres, luego venían a los cuentacuentos cuando eran niños, más tarde participaban en nuestros clubes de lectura, y ahora me mandan fotos y postales desde toda España y desde media Europa diciendo que se acuerdan de El Gusanito Lector. Eso está ahí”.
Mucho más recuperada de sus males cardíacos, mientras suena la persiana metálica del cierre definitivo, Esperanza Alcaide solo puede dar las gracias “a la ciudad, a los vecinos, a los medios de comunicación, que se han volcado siempre con nosotros. Y por haberme permitido ser tremendamente feliz en la librería”, concluye.
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