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Cinco experiencias para descubrir la Ruta del Vino de La Mancha

Viña y molinos, paisaje típico de La Mancha.

Roberto Ruiz

En una Ruta del Vino hay vino, pero también muchas otras cosas. Con ellas podemos conocer la gastronomía, el patrimonio y la riqueza productiva de una determinada región, y en España ya hay 36 de ellas.  Son asociaciones de ánimo turístico que nos llevan de la mano para conocer lo mejor de cada tierra, con experiencias pensadas para todos los públicos, amantes del vino o no. Y si entre todas ellas hay una que destaca por su tamaño y tradición, esa es sin duda la Ruta del Vino de La Mancha. 

No te vamos a contar nada nuevo si te decimos que el vino es un potente motor turístico, los adeptos al enoturismo crecen cada día, y es que este sector ha sabido construir a su alrededor una gran oferta de actividades que combinan un poco de todo, de turismo rural a tradiciones, y de gastronomía a ocio, con un hilo conductor tan atractivo como es el vino y sus bodegas. 

La Mancha, tierra de El Quijote y de vinos

La Mancha puede presumir de muchas cosas, pero si hay un par de reclamos que todo el mundo conoce de ella parece estar claro: El Quijote y el vino. La Mancha es tierra de llanuras infinitas. Es, de hecho, la región vitivinícola más extensa del mundo, y sus suelos calizos y su clima de veranos cálidos e inviernos fríos acogen una gran variedad de uvas. Su tamaño es tal que es conocida como ‘la bodega de Europa’.

Pero junto al vino La Mancha tiene mucho que ofrecer al visitante, y con el fin de aunar todos estos atractivos turísticos nació la Ruta del Vino de La Mancha. Está compuesta por un total de 10 municipios: Alcázar de San Juan, Tomelloso, Campo de Criptana, Socuéllamos, El Toboso, Pedro Muñoz, Argamasilla de Alba, Villarrobledo, La Solana y Villarrubia de los Ojos. Y entre todos dan forma a un gran número de experiencias diseñadas para todos los gustos. Hay bodegas, 17 ni más ni menos, y catas guiadas, cómo no, pero también alojamientos, museos, turismo rural, naturaleza, cultura, gastronomía y actividades para toda la familia.

Cinco experiencias para descubrir la Ruta del Vino de La Mancha

Verás que son muchas las experiencias que ofrece la Ruta del Vino de La Mancha en su web, pero si es tu primera vez y quieres incluir en tu plan algunas de las opciones más atractivas que te esperan en los campos manchegos, hay cinco propuestas pensadas para dejarte muy buen sabor de boca y con ganas de más.

  • Viñedos para pasear, catas para degustar

Para visitar viñedos y probar vinos tienes multitud de opciones en la Ruta del Vino de La Mancha. Tantas que puedes salir de allí siendo un auténtico amante de los vinos. ‘Aromas con vino’, de Finca Antigua, te espera con su mirador con vistas a los viñedos, una ruta por la bodega, un juego de aromas y una cata de vinos con maridaje de tapas. Bodegas Cristo de la Vega ofrece una completa visita guiada, con cata  incluida. Al igual que Bodega Campos Reale, que es una de las plantas vitivinícolas más productivas de la zona. Si quieres más, en Bodega Mont Reaga sentidos como el gusto, el olfato y la vista se pondrán al servicio de cada copa para aprender a diferenciar la personalidad de cada vino que catemos.

  • Dormir con vistas a El Quijote

Los molinos manchegos son uno de los elementos más representativos de El Quijote, pero también de la Ruta del Vino de La Mancha. En la Sierra de los Molinos de Campo de Criptana se encuentra la Casa Rural Vamos Allá, moderna y acogedora ubicada en el barrio del Albaicín. En ella la propuesta  ‘Duerme entre gigantes’ te permitirá hacer noche en uno de los escenarios más famosos de El Quijote al tiempo que visitas un molino del siglo XVI aún en uso, una casa-cueva, el Museo del Carro y el Museo de Sara Montiel. 

  • Conocer la historia del vino de La Mancha

En Socuéllamos late el corazón de la Ruta del Vino de La Mancha y aquí se encuentra el Museo Torre del Vino, un lugar imprescindible de la Ruta del Vino de La Mancha. Una visita guiada por él nos llevará por la apasionante historia del vino, conoceremos sus procesos de elaboración y cómo la Orden Militar de Santiago influyó en la expansión de este cultivo en la llanura manchega. Una experiencia tan completa que incluye cómo no una degustación en su vinoteca, las vistas panorámicas que se consiguen desde su torre-mirador e incluso, si reservas con tiempo, la participación en alguno de sus talleres que se imparten todas las semanas para niños y mayores.

  • Sentirte Dulcinea del Toboso

El Toboso, el pueblo de la famosa Dulcinea, es parte de la Ruta del Vino de La Mancha, y un paseo por sus calles se vuelve necesario para rememorar al ingenioso hidalgo. Aquí Don Quixote Tours te propone vivir experiencias literarias y pasar la noche en la Hospedería Casa de la Torre, una casa típica del siglo XVI. La escapada incluye una visita a la Bodega Campos de Dulcinea, donde de mano de su enólogo conoceremos los secretos de sus vinos mientras disfrutamos de una cata comentada y una degustación de tapas manchegas. Para que a tu paso por El Toboso no le falte de nada no podemos pasar por alto el Museo Cervantino de El Toboso, en el que una majestuosa biblioteca reúne las ediciones más curiosas de Don Quijote de La Mancha, o la La Casa de Dulcinea, que hace una recreación ambiental de la época de Cervantes.

  • Y disfrutar del vino entre gigantes

Alcázar de San Juan es uno de los municipios más importantes en el mundo del vino, pero también uno de los más representativos de la tierra manchega gracias a sus molinos de viento. Aquí la Ruta del Vino de La Mancha nos propone recorrer sus rincones más emblemáticos acompañados de un guía, así como adentrarnos en su llamativo Conjunto Palacial, en su interesante Museo del Hidalgo o en el Museo Formma para saberlo todo sobre la alfarería. Para poner la guinda perfecta a este pastel, en el cerro de San Antón la experiencia ‘Sunset wine’ nos ofrece una cata de tres vinos locales mientras disfrutamos de la puesta de sol desde uno de los escenarios más bonitos de toda la Ruta del Vino de La Mancha.

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