Elías Bendodo, el consejero amigo que quería ser alcalde
Cuesta pensar en algún político del Partido Popular que a priori reúna más condiciones para ocupar la Consejería de Presidencia con Juanma Moreno que Elías Bendodo (Málaga, 1974). Se trata de una cartera que requiere conocimiento de las entrañas del poder y sintonía con el Presidente, y Bendodo, curtido en el Partido Popular y sin otra ocupación que la política, reúne experiencia de gestión tras ocho años presidiendo la Diputación Provincial, conocimiento de una provincia clave para los populares y una importante cuota de poder orgánico, porque es presidente del PP de Málaga desde hace diez años.
Pero por si fuera poco, es uno de los mejores amigos de Juanma Moreno. Se conocen desde su infancia en el barrio de Carranque, y luego de sus tiempos en Nuevas Generaciones de Málaga, que ambos lideraron. Moreno y Bendodo se sucedieron al frente de los jóvenes populares malagueños. Después, el nuevo consejero ayudó a Moreno a auparse a la presidencia nacional de Nuevas Generaciones.
Ambos consolidaron su relación política en la Fundación Maremágnum, que crearon junto con otros jóvenes cachorros del partido en Málaga en 1999 para fomentar “la reflexión, análisis y opinión de nuestra realidad sociocultural contemporánea, la formación y la promoción de la cultura en todos sus ámbitos”, según recoge el BOE.
De Fundación Maremágnum dejó de saberse pronto en la ciudad, aunque formalmente sigue activa con una web cuya última actualización es un texto de Juanma Moreno. Pero si por algo importa hoy es porque el núcleo de aquel grupo de jóvenes ambiciosos ha desembarcado a dúo en el Palacio de San Telmo.
También en honor a estas deudas políticas y por la confianza que le tiene, Moreno encargó la dirección de campaña a Bendodo, que tuvo que complementarla con la diseñada desde Madrid para Pablo Casado. A Moreno le tocaron los asuntos de la tierra: un día se le veía en una cooperativa explicando a los agricultores de la Axarquía cómo llevaría agua para sus tropicales; al siguiente, con los pescadores de La Caleta; al otro, susurrándole a una vaca.
Los temas de ámbito nacional y otros asuntos de lucimiento se los reservó Casado, y esta campaña discreta, sin las alharacas discursivas del presidente nacional, le valieron al tándem Moreno-Bendodo, sorayistas reconocidos, un buen puñado de críticas. Circulaban quinielas con los posibles sucesores de Moreno, que jugó con su amigo Bendodo una apuesta que parecía perdedora. Perdieron, pero ganaron, y en una carambola del destino Bendodo dejará la presidencia de Diputación para acompañar a su amigo al Palacio de San Telmo.
Eterno candidato a alcalde en lugar del alcalde
Eterno candidato a alcalde en lugar del alcaldeLicenciado en Derecho por la Universidad de Málaga, Elías Bendodo comparte con sus compañeros de generación una formación que irremediablemente completan con un máster en el Instituto de San Telmo. Más allá de la política, no se le conoce otra cosa, y en la política nunca ha puesto su cara en un cartel electoral. Lleva casi una década esperando a que Francisco De la Torre le nombre sucesor.
Es bien sabido en Málaga que a Bendodo le pasaba como a Iznogud: siempre quiso ser alcalde en lugar del alcalde, pero todos sus intentos acababan siempre en frustración. En el ínterin pasaban cosas casi cómicas. Tanto es así que uno de los momentos políticos más predecibles de los últimos años preelectorales ocurría cuando llegaba la hora de plantear quién sería el candidato popular a la alcaldía de Málaga. Bendodo se postulaba más o menos abiertamente, De la Torre amagaba con dejarle paso y finalmente todo acaba con un nuevo portazo.
A la percepción de que Bendodo esperaba turno para gobernar sin someterse a las urnas contribuyó también De la Torre. “Hubiera sido mejor que Bendodo hubiese ido en otro puesto, no en el número dos; parecía que estaba detrás de la puerta para pasar”, dijo una vez el alcalde, quien poco tiempo después sugirió una consulta ciudadana para elegir a su sucesor. “Son las cosas de Paco”, replicó Bendodo.
En 2016 fueron los amigos Moreno y Bendodo quienes mostraron la puerta a De la Torre. Durante una cena le propusieron que fuese el número uno al Congreso y él lo rechazó, pese a lo cual Moreno hizo pública la propuesta unos días después. Bendodo dijo que todos nos hacemos mayores, incluyéndose a sí mismo y a De la Torre, que por entonces tenía 74 años. “Uno va cumpliendo años y hay que dejar paso”, dijo.
En marzo de 2017, Elías Bendodo aseguró a los periodistas que tenía el “aval” de De la Torre para ser candidato en 2019. Sin embargo, finalmente resultó que el longevo alcalde se avaló a sí mismo, y será nuevamente candidato en 2019. Todos estos rumores los alimentó con gusto el PSOE, que sabe que Bendodo carece del gancho electoral del alcalde, incluso entre votantes convencidos del PP. Por eso, siempre se pensó que sería alcalde entrando a mitad de partido.
Hace apenas unos meses, cundía la sensación de que se le agotaba el tiempo. El alcalde no se jubilaba, Soraya Sáenz de Santamaría había sido descabalgada, y su amigo Juanma parecía condenado bajo el peso de la previsible derrota en Andalucía. Y el propio Bendodo, que había dicho que no se veía más de ocho años como presidente de la Diputación, empezó a dar marcha atrás.
Ahora la campaña para que repitiera, aparentemente lanzada de forma espontánea por alcaldes del PP malagueño que tan bien controla, está aparcada. Es el efecto de una derrota que ha acabado colocando a su amigo en el Palacio de San Telmo. Finalmente, Bendodo asumirá un nuevo cargo sin pasar el examen de las urnas. Puestos a ser número dos, mejor serlo de un amigo.