La precariedad de los intérpretes de lengua de signos lastra el arranque de curso de los niños sordos
Los intérpretes de lengua de signos suelen poner un ejemplo para hacer valer su trabajo: “¿Te imaginas que te dieran una clase en ruso?”. Con esto explican que para un alumno sordo es necesario tener a un intérprete de signos que “traduzca” la lección del profesor. Si no hay intérprete es como si no estuvieran allí. Las quejas de los intérpretes por el sistema de contratación en Andalucía vienen repitiéndose desde hace años. Ahora denuncian que en Málaga no se cubren las necesidades, lo que provoca que muchos alumnos reciban una educación similar a quien escucha una lección en ruso.
Juan González es intérprete de lengua de signos en el IES Politécnico Jesús Marín. Trabaja con otros tres intérpretes en un instituto con 10 alumnos sordos, pero él sólo está contratado para 10 horas semanales, por las 30 horas del horario “estándar”. Se necesitarían cinco intérpretes para que los alumnos sordos de ese instituto no se queden solos en ninguna clase, de modo que el centro solicitó la ampliación de su horario hace un mes, pero aún no ha recibido respuesta. Juan asegura que si están solos “no se enteran de nada”.
Hay más casos como este. Los intérpretes han hecho un cálculo y en los institutos de Málaga hay 246 horas sin cubrir. En el Juan Marín faltarían 56 horas, y en el IES Universidad Laboral, 30 horas. Hay cuatro institutos con alumnos sordos que no tienen intérprete, según denuncian. Dicho de otro modo, los alumnos están en el aula pero no comprenden lo que se dice. Los intérpretes denuncian que el alumnado sordo sin intérprete está en “situación de vulnerabilidad” que le genera estrés y ansiedad, preocupación, desconfianza, desmotivación, aislamiento y una bajada de autoestima, de modo que tiene más posibilidades de abandonar los estudios.
La Delegación Territorial de la Consejería de Educación asegura que ha atendido las solicitudes que ha recibido y que los recursos disponibles para este curso académico son “prácticamente idénticos” a los del año pasado. “El sistema prevé un procedimiento permanente para atender nuevas necesidades en el momento en el que sean detectadas”, alegan las autoridades autonómicas.
Un problema persistente
El problema viene repitiéndose cada comienzo de curso. “Todos los años se repite este descontrol”, lamenta Rosa María Ruiz, intérprete. El proceso de matriculación comienza en junio y allí ya se consigna que el niño o niña es sordo, y que necesita un intérprete. Sin embargo, los problemas de asignación se reproducen cada comienzo de curso. “Llega el 15 de septiembre y la Consejería de Educación no sabe ni cuántos sordos hay, ni cuántos intérpretes se necesitan y dónde”, denuncia Ruiz. Desde hace años piden que les contrate como personal laboral, en lugar de las empresas adjudicatarias de concursos públicos. Hasta ahora, los intérpretes se han ido subrogando si la adjudicataria cambiaba.
Estas licitaciones se convocan por un año (prorrogable otro) a nivel provincial y se adjudican a finales de agosto, apenas días antes del comienzo de curso. En 2016, todos los contratos se adjudicaron a Aires Creativos, S.L.: Sevilla (por 545.722,10 euros anuales), Málaga (510.510 euros), Granada (560.102,40 euros), Córdoba (230.234,40 euros), Almería (210.749,00 euros), Huelva (388.730,00 euros) y Jaén (209.701,80 euros). Aunque se trata de procedimientos abiertos, sólo se recibió la oferta de esta empresa en provincias como Granada o Sevilla, donde el precio final coincide también con el presupuesto base. Esto indica que no ha habido rebaja alguna. En 2017, Aires Creativos se ha adjudicado un nuevo contrato en Málaga por 121.176 euros, mientras que en Almería se ha adjudicado a Al Alba, S.L., por 287.512,50 euros. Este medio no ha podido localizar el concurso para prestar el servicio en Cádiz, aunque los intérpretes aseguran que el adjudicatario es Ilunion.
Según los cálculos de los intérpretes, el gasto público anual en estas externalizaciones asciende, incluyendo Cádiz, a 3.260.975,20 euros, a lo que habría que sumar el gasto en contratos menores de difícil rastreo y con los que se cubren emergencias o fallos de previsión. Los intérpretes han hecho cuentas. Hay 134 contratados para este servicio (desde 5 a 30 horas semanales), y un total de 173.573 horas presupuestadas, lo que arroja un coste por hora de 18,79 euros. Según sus estimaciones, la contratación como personal laboral de 140 intérpretes a jornada completa bastaría para cubrir 235.200 horas, y costaría 3.584.347,20 euros, a 15,24 euros por hora.
Creen que esto evitaría los inconvenientes del actual sistema tanto para el servicio como para los trabajadores. Así, se cubriría el 100% de las necesidades (en aula, actividades complementarias, exámenes o trámites) y se acabaría con la precariedad que sufren. Los intérpretes cotizan el 78% de la jornada en el mejor de los casos (cuando trabajan 30 horas) y reciben 10 pagas porque en junio son despedidos. Sus salarios rondan, según aseguran, los 7,5 euros brutos por hora y están contratados con categoría profesional inferior a la que les corresponde.
“Este es un trabajo que requiere de mucha memoria, atención y preparación. Por eso pedimos más tiempo para coordinarnos con los maestros, o para estar presentes en los exámenes”, comenta Jessica Ramírez, que explica que ahora se les informa del centro asignado el día de la incorporación, que suele llegar con el curso ya comenzado. La Ley 27/2007 reconoció la cooficialidad de la lengua de signos, mientras que la LOMCE y la Ley de Educación de Andalucía garantizan la atención inclusiva y universal de las alumnas y alumnos y la Ley 11/2011 establece la lengua de signos como vehicular para las personas sordas. Los intérpretes creen que nada de esto se está cumpliendo.