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Tortilla si marcaba Marruecos y cuscús si era España

El gerente del bar, José Antonio Gil, sirve los platos preparados para la ocasión.

Fermín Cabanillas

Más información: www.aionsur.com —
6 de diciembre de 2022 11:07 h

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Una tapa de cuscús por cada gol de España, o una de tortilla si el que marcaba era Marruecos. Es la idea que ha tenido un bar de Sevilla capital, ‘El marisquero’, en la calle Arroyo, con el fin de vivir de una forma distinta y original el partido de octavos de final del Mundial de Qatar que este martes enfrentaba a las selecciones española y marroquí. Al final, aunque España no ha sido capaz de perforar la portería africana, los dos platos se han servido entre los clientes, que al fin y al cabo se trataba de una fiesta gastronómica aprovechando el deporte.

La iniciativa partió del equipo de marketing del bar y de su gerente, José Antonio Gil, y es una forma no solo de ver el fútbol de una forma distinta y original de ver el partido y a la vez unir a las aficiones de dos países vecinos. «Si es verdad que el deporte es para unir a la gente, qué mejor que un partido entre dos países que tenemos muchas cosas en común, muchas más que de lo que pueda parecer», explica.

Desde las cuatro de la tarde

De esta forma, nada más iniciarse el partido, a las 16.00 horas, se pusieron en marcha los fogones con la premisa de que si marcaban los de Luis Enrique, cuscús marroquí gratis para los aficionados. Si el gol lo marcaban los norteafricanos, la tortilla española sería la que llegase a los platos sin coste alguno para los clientes de este bar situado en el número 26 de la calle Arroyo, cerca de la estación de Santa Justa.

Visto que los delanteros de los dos equipos no andaban finos, José Antonio Gil decidió sacar los platos a la sala cuando el partido estaba terminando en su prórroga, antes de que llegase el primer gol, tras el penalti transformado por el marroquí Sabiri.

Al final, se trataba de celebrar el deporte con la gastronomía como excusa, o viceversa. Salvado el enfado final, los clientes se lo tomaron con tranquilidad y “merendaron” por gentileza del local. A unos metros, en un bar de la calle Amador de los Ríos, el camarero celebraba la victoria con la bandera de su país pintada en la cara.

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