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Regalan una casa nobiliaria del siglo XVII en un pueblo de Teruel a quien se comprometa a recuperarla

Caserón en Hinojosa de Jarque

Diego Saz

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La casona de los Calvo, ubicada en el municipio turolense de Hinojosa de Jarque, se regala a quien se comprometa a recuperarla. Se trata de un inmueble nobiliario de finales del siglo XVI y principios del XVII, cuyo patrimonio histórico obliga ser recuperado. La familia, sin embargo, ya no vive allí y no está dispuesta a asumir el elevado coste de la rehabilitación. Por este motivo, prefieren entregar la propiedad a coste cero a quienes asuman los trabajos oportunos.

Explica Mariela Calvo, una de las herederas de la casona, que su abuelo tenía siete hermanos y que sus hijos y sus nietos se fueron a vivir a diferentes lugares del país, como como Canarias, Madrid, Valencia o Zaragoza. Solo ella se quedó a vivir en Teruel capital y muchos de ellos ni siquiera se conocen. De hecho, tuvieron que recurrir a abogados para intentar localizar a la familia cuando se vieron obligados a afrontar la rehabilitación.

El Ayuntamiento de Hinojosa de Jarque contactó con ella mediante carta porque es la única propietaria que conocía para avisarle del avanzado deterioro del inmueble, en plena Calle Mayor. Le comunicaron que se habían desprendido algunas partes de los balcones y de los aleros y que el tejado se encontraba muy deteriorado y les instaron a reparar o demoler la propiedad.

Como son varios propietarios, reconoce Calvo que la primera opción que se les vino a la cabeza fue demoler el inmueble. Ningún miembro de la familia estaba dispuesto a pagar el elevado coste de la restauración. Sin embargo, al tratarse de un Bien de Interés Cultural, tenían la obligación de acometer la rehabilitación. Se lo intentaron ceder al Ayuntamiento, pero declinó la donación. Entonces contactaron con un arqueólogo para que hiciera un informe histórico de la casona. 

Bienes de Interés Cultural

El arqueólogo Javier Ibáñez determinó que era un importante elemento patrimonial, más por los tesoros que alberga en su interior que en el exterior. De hecho, los cuatro grandes escudos que hay en una de las salas están considerados Bien de Interés Cultural, por lo que no se pueden destruir al estar protegidos por la Ley del Patrimonio Aragonés. También hay otra sala nobiliaria y otra abovedada en la parte subterránea, y se conoce que en algún momento fue un convento.

Al encontrar elementos históricos de tanta valía, la Comisión Provincial de Patrimonio se desplazó al inmueble para hacer su propia valoración a petición de la Real Academia de Nobles y Bellas Artes de San Luis de Zaragoza y de la Real Academia Matritense de Heráldica y Genealogía. Y en estos momentos siguen estudiando el grado de protección, así como la cronología del linaje. El inmueble tiene tres plantas y está divido en dos parcelas que van a parar a calles diferentes, aunque están comunicadas por el interior. 

Mariela Calvo reconoce que desde que comunicaron su intención de regalar el inmueble han sido muchas las personas que se han puesto en contacto con ella desde distintos puntos del país. Le han llegado a llamar desde Alicante, Madrid e incluso desde Ejulve, un pequeño municipio a apenas 40 kilómetros de distancia. No obstante, todavía no ha encontrado quien se la quede y tiene que ir a enseñarla a los interesados. 

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