Narvay Quintero pide “verbalmente” en Madrid que se reabra la pesca del atún rojo sobrante en un periodo sin capturas
Desconcierto, improvisación, nervios y, como mínimo, falta de consulta previa al sector pesquero afectado por las propuestas lanzadas estos días desde la Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Aguas del Gobierno de Canarias tras lo ocurrido con la pesca del atún rojo en aguas de las islas.
Varios agentes de la flota atunera cañera en Canarias así lo reflejaron a este periódico digital después de quedarse perplejos, de llevarse las manos a la cabeza, ante las dos peticiones “contradicciones” del Gobierno de Canarias con el objeto de amortiguar el durísimo golpe que ha supuesto para la islas que la flota local no haya aprovechado la pesca de toda su cuota de atún rojo para 2019 (también llamado patudo en las islas, bluefin o Thunnus thynnus), que creció el 72% respecto a 2018, hasta las 438,5 toneladas, y de las que por ahora no se podrán capturar unas 131 toneladas.
Esa cifra, la oficial servida por el Ministerio de Pesca a pocos días del cierre de la pesquería, el 6 de junio pasado, significa que Canarias solo aprovechó 52 toneladas de las 183 de más que ha tenido este año. Sin duda, un auténtico desastre, como así se ha calificado desde el sector pesquero profesional.
En 2019, si alguien antes no lo remedia, lo que parece muy complicado, el archipiélago tendrá un balance de descarga legal de atún rojo igual al de 2018, pese a disponer este año del 72% más de derechos (183 toneladas). El año pasado la flota isleña capturó toda su cuota, entonces en 255 toneladas, más un exceso perdonado por Madrid de 51, con un total en 2018 de 306 toneladas.
En 2019, solo ha contabilizado 307. Como se observa, de poco ha servido tener más cuota de atún rojo para los pesqueros canarios. Y cuál es el origen de que esto haya sucedido. Algunos lo tienen muy claro: el sistema de reparto de las 438,5 toneladas por barcos y flotas que impuso la Consejería canaria de Pesca al Ministerio (se explica siguiendo este enlace).
Pero, según ha reflejado el sector atunero cañero de las islas, eso no es lo único grave ocurrido estos días. Hay mucho más, en alusión a las dos propuestas concebidas a la “desesperada” por la Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Aguas, y dirigidas al Ministerio de Pesca en Madrid: la primera, a través de una carta oficial la semana pasada, y la segunda, como petición “verbal” hecha en la Conferencia Sectorial de Agricultura convocada el lunes pasado en la capital de España, a la que asistió el consejero en funciones Narvay Quintero.
De esas dos supuestas soluciones al desaguisado de perder 131 toneladas de atún rojo en Canarias, quizá la más estrambótica haya sido, a decir del sector atunero cañero, la comunicada por el propio consejero el lunes, que, durante su estancia en Madrid en la reseñada cita con el Ministerio y el resto de colegas regionales, aseguró que había cursado ante el Gobierno central una solicitud “verbal” para que se reabriera el sobrante de cuota de atún rojo no capturado en las islas hasta el 6 de junio pasado, en torno a 131 toneladas, de agosto en adelante. Ese mes de partida luego fue matizado desde su departamento con la definición de un periodo más concreto: de octubre a diciembre, donde “sí hay patudo o atún rojo”.
Una decisión contestada por los profesionales
Fuera desde agosto o en el último trimestre del año, las reacciones del sector pesquero profesional a tal iniciativa, realizada sin consenso previo, no se han hecho esperar y desde el colectivo atunero cañero se ha afirmado, entre otras cuestiones, que el consejero había propuesto abrir la pesca de atún rojo cuando este no se captura en las islas, bien porque no hay cardumen o bien porque son tan pocos los ejemplares que la actividad se convierte en marginal.
Además, eso tampoco serviría de nada si se mantiene el sistema de reparto de cuotas por barco que hoy se aplica, con aproximadamente el 50% del total de los derechos para la flota de litoral, la de artes menores, embarcaciones que “jamás han pescado atún rojo” y que el que han logrado desembarcar en esta zafra es “porque se lo han puesto encima”, en referencia al trapiche de ejemplares que se descargan por barcos pequeños capturados por otros.
Dicho de otra manera, el consejero Narvay Quintero se atrevió a plantear una supuesta solución, que, por cierto, en todo caso depende de una decisión final del ICCAT elevada desde el Gobierno español, que poquísimo contrarresta el problema que se ha creado en las islas: el de no pescar 131 toneladas de patudo o atún rojo. Por si fuera poco, Quintero la expuso en Madrid sin ser antes compartida con el sector pesquero más afectado: la flota de bajura. De haberse hecho esto último, se hubiera evitado “ese ridículo”, dijo un portavoz que prefirió mantenerse en el anonimato.
Antes de esa petición de Quintero en el marco de la Conferencia Sectorial del lunes pasado en Madrid, desde la Viceconsejería del Sector Primario, que gestiona en funciones Abel Morales, se había adelantado el traslado de una carta a la Secretaría General de Pesca del Ejecutivo central con el desarrollo de una medida central para salvar en lo posible la pérdida de parte de la cuota de atún rojo. Lo más asombroso de esa iniciativa es que se contrapone a la posterior del consejero Quintero, pues, si se aceptara la primera, la segunda, al del consejero lanzada el lunes, no se podría desarrollar. Así han sido las cosas.
¿Y qué pidió la Viceconsejería del Sector Primario? Este departamento autonómico, en principio con el consenso del sector, según se afirmó (aunque este no llegó a ser convocado en toda su extensión para abordar la situación que se había creado con el atún rojo), propuso a Madrid que el sobrante de cuota de atún rojo se trasvasara a otras flotas nacionales o Estados miembros de la UE este año, para que pudiera ser aprovechada, a cambio de que Canarias la recuperara en la zafra de esa misma especie ya en 2020 (las 131 toneladas se sumaban a la cuota anual del año próximo).
La petición se las trae porque no estaba consensuada, no es complementaria a la luego formulada por el consejero y además implica que el sobrante de 131 toneladas ya no se podrá pescar este año, ni de agosto en adelante ni de octubre a finales de diciembre.
En cambio, sí advierte que lo mejor es ceder el sobrante dentro de este año con la intención de luego sumar esa subcuota en la temporada de 2020, lo que además significa admitir que el atún rojo o patudo se pesca en aguas de las islas cuando los profesionales dicen que se pesca: de febrero a junio, ni más ni menos.
Una vez más, un logro conseguido en Canarias parece que se convierte en problema.